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Evasión fiscal
“Los países miembros de Europa están en una guerra fiscal y financiera”
Antoine Delatour fue el filtrador que desveló uno de los mayores escándalos de evasión fiscal de todos los tiempos. Los conocidos como Luxleaks fueron una tormenta mediática que puso en jaque a la arquitectura fiscal de Europa, a Luxemburgo y a más de 300 empresas.
En noviembre de 2014 saltó a los medios el escándalo financiero y fiscal que hoy conocemos como los LuxLeaks. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación lanzaba, de manera simultánea en varios países del mundo, una serie de artículos y documentos que mostraban como Luxemburgo había cerrado acuerdos bilaterales con más de 350 multinacionales para que redujeran, entre 2002 y 2010, sus pagos de impuestos en el país. Disney, IKEA, Pepsi, Amazon o Fiat son solo algunas de las empresas que aparecen en las filtraciones y que usaron Luxemburgo para eludir impuestos.
La historia comienza cuando el periodista Edouard Perrin, de la televisión francesa France 2, se encontraba realizando un reportaje sobre evasión fiscal y recibió documentación filtrada de la empresa auditora PWC que demostraba que varias multinacionales apenas pagaban impuestos en el Ducado, gracias a unos acuerdos que se negociaban de manera bilateral entre las autoridades luxemburguesas y dichas empresas.
Los tax ruling, tal y como se conocen a este tipo de acuerdos, son permitidos por varios de los países miembros, aunque nunca han estado libres de polémica. Estos acuerdos sirven para que una empresa, recién llegada a un país, pueda concretar qué cantidad de impuestos deberá pagar el próximo año. Su uso puede estar justificado, pero en el caso de Luxemburgo las empresas cerraban acuerdos para pagar impuestos inferiores al 1% de su beneficio. Además, las investigaciones demuestran que no sólo PWC, sino también las otras tres grandes auditoras, diseñaron complejos circuitos de empresas y flujos de capital para poder derivar la gran mayoría del beneficio mundial de estas empresas al Gran Ducado y así ahorrar miles de millones de euros en impuestos.
El escándalo salpicó directamente al presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, el cual había sido primer ministro de Luxemburgo durante los años en los que se negociaron dichos acuerdos. Juncker tuvo que rendir cuentas ante el Parlamento Europeo y la CE se vio obligada a debatir y arrancar cambios legislativos referentes a los tax ruling.
Las autoridades de Luxemburgo, las cuales clasificaron la filtración como “el mayor ataque que había recibido el país”, descubrieron y llevaron ante la justicia al filtrador de los documentos. El escándalo, y la movilización social, también forzaron a las autoridades europeas ha comenzar a desarrollar nuevas legislaciones para proteger a los whistleblowers, como se les conoce a los filtradores.
Antoine Delatour fue quien filtró aquellos documentos. Su puesto como auditor de PWC en Luxemburgo le daba acceso a las cuentas de los grandes clientes. Comprobó que “aquello podía ser legal, pero estaba claro que no era justo y que se tiene que cambiar” y decidió filtrar a la prensa aquellos acuerdos. En junio de 2016, Delatour y otro empleado de PWC, fueron declarados culpables por filtrar información confidencial y condenados a doce y nueve meses de cárcel respectivamente. Un año después, Delatour recibe a El Salto para hablar sobre la filtración, Luxemburgo, la evasión fiscal y la situación de las personas que, como él, deciden filtrar información.
¿Cómo llegas al punto de descubrir las prácticas fiscales entre Luxemburgo y grandes empresas y decides llevar esa información a los medios?
Fue algo progresivo. No te despiertas un día y decides ser un filtrador de documentos. Yo era auditor, por lo que mi trabajo consistía en comprobar la exactitud y veracidad de las cuentas de mis clientes. Recuerdo que uno de ellos no tenía ningún tipo de actividad económica, ni trabajadores ni beneficios en Luxemburgo. Era una empresa creada simplemente para aprovechar las ventajas fiscales que ofrecía el país. No pagaba prácticamente nada de impuestos. Yo sabía que Luxemburgo tenía unas condiciones fiscales atractivas, pero nunca imagine que la cosa fuera tan lejos con aquellos pagos fiscales que observé tan cercanos a cero. En ese momento yo no tenía los conocimientos legales para saber si aquello era legal o no, pero como ciudadano sabía de sobra que si eso era así, no era justo y se tenía que cambiar.
¿Existe todavía el tax ruling en Luxemburgo?
Si, todavía existen. Nadie quiere eliminar el tax ruling, ni siquiera yo. Porque son una buena herramienta para que una empresa pueda conocer cuál será su factura fiscal y cuánto deberá pagar. Son muy útiles. El problema es cuando estos mecanismos se utilizan para facilitar prácticas fiscales muy agresivas, como en el caso de Luxemburgo.
Gabriel Zucman explica en su libro “La riqueza oculta de las naciones” que ahora mismo Luxemburgo es el principal problema para la justicia fiscal y la desigualdad en el mundo. ¿Estás de acuerdo?
No creo que debamos apuntar a un país específico. Sí que es un actor principal en la evasión fiscal en el mundo y en especial en Europa. Pero el problema es la estructura del mundo financiero y de Europa que permite que países como Luxemburgo, Malta, Holanda o Irlanda puedan tener esas legislaciones fiscales que funcionan en detrimento del interés general europeo. Porque si se permite que un país pequeño atraiga a las grandes empresa, acaba siendo una pérdida para sus países vecinos.
Europa permite que países como Luxemburgo, Malta, Holanda o Irlanda puedan tener legislaciones fiscales que funcionan en detrimento del interés generalLos Luxleaks empujaron a la CE a realizar modificaciones en la legislación, ¿crees que ha cambiado algo?
Alguna cosa, pero no suficiente. La manera de calcular si esto tiene algún tipo de efecto es comprobar el agregado de pago de impuestos en Europa. Creo que esta cantidad va a seguir decreciendo en el futuro porque no ha cambiado nada. Ahora lo que tenemos es más transparencia para saber cómo evaden [ríe], pero poco más.
Y los cambios en la legislación para proteger a los filtradores, ¿han cambiado algo?
Están en marcha, pero es demasiado temprano para dar una opinión. Creo que ahora hay una expectativa de que se cree, y eso es un paso. La gente no se puede imaginar que la CE no marque una hoja de ruta para proteger a los filtradores. Es una buena noticia, pero deberemos estar atentos para ver como avanza.
¿Cómo es la vida de un filtrador? ¿Es difícil encontrar un nuevo trabajo?
En ese sentido yo no soy un ejemplo representativo, ya que yo quería cambiar de profesión y por eso no he tenido problemas con lo de buscar un nuevo trabajo similar al anterior. Además he tenido muchos apoyos durante el juicio y para cubrir las costas del proceso. Con esto no quiero decir que sea fácil, sólo que en mi caso he tenido mucho apoyo y a mi familia cerca. Muy pocos filtradores se han acabado arrepintiendo, porque aunque lo haces por el interés público, también lo haces porque crees que estás actuando de manera consciente y tomando la mejor decisión.
El ministro de finanzas de Luxemburgo, Pierre Gramegna, dijo que lo que tú habías hecho era “el mayor ataque que ha recibido el país en la historia”. ¿Estamos en una especie de guerra financiera donde tú eres algo así como un soldado?
Sí, oí esas palabras y estoy seguro de que el ministro se arrepintió, porque decir eso es olvidarse de la historia de Luxemburgo durante la II Guerra Mundial. Yo no dirijo ningún ejército, pero está claro que sí que he jugado un papel importante. Sí que es una guerra, aunque no violenta, porque los intereses financieros son muy poderosos. Los países miembros de Europa están en una guerra fiscal y financiera. También lo están con otros países y con otros paraísos fiscales. Creo que mi movimiento fue de lo más pacífico que ocurre en esa guerra, pero sí, les ataqué.
Mario Draghi llegó a presidir el Banco Central Europeo tras pasar por Goldman Sachs, Christine Lagarde es la directora del Fondo Monetario Internacional aun siendo culpable de una negligencia para favorecer a un empresario amigo suyo, y Jean-Claude Juncker fue nombrado director de la Comisión Europea. Parece que ayudar a evadir impuestos es un buen CV para ser director en una organización supranacional.
Parece que sí [ríe]. Como he dicho antes, no hay que focalizar en países, y creo que del mismo modo no hay que hacerlo en personas. Porque Luxemburgo no esperó a Juncker para ofertar medidas fiscales atractivas y ahora podemos ver como otros presidentes de la CE son igual de amigables con estas prácticas y con las multinacionales que las buscan. Pero es verdad que la estructura de Europa, tal y como está formada, conduce a que esas cosas pasen. Se permite que políticos se puedan convertir en lobbys y al contrario. Se permite que esos lobbys tengan un gran poder, etc.
¿Quién tiene el poder de luchar y acabar con la evasión de impuestos y los paraísos fiscales?
La gente. Por un lado deben presionar a los políticos para que actúen. Por otro, debemos cambiar nuestras preferencias de consumo hacia el pequeño comercio y aquellas empresas que no tienen estructuras financieras internacionales que les permiten evadir impuestos.
Pero cuando ves que las organizaciones supranacionales no democráticas, como el BCE o la CE, no hacen mucho para luchar contra la evasión fiscal, da la impresión de que va a ser una tarea imposible para la ciudadanía.
Sí, es muy difícil. Pero las cosas están cambiando, porque la ciudadanía se está volviendo muy impaciente al ver todos estos escándalos financieros y de evasión de impuestos que se parecen tanto entre sí. Yo confío en la gente y sé que pueden acabar con la evasión fiscal.