Energía nuclear
Nueva avería en la central de Cofrentes un mes después de su última parada

El Movimiento Ibérico Antinuclear señala que "resulta incomprensible" la nueva parada a tan poco tiempo del último incidente y exige el cierre de las instalaciones.

Cofrentes
Panorámica la central nuclear de Cofrentes. Foto: Juan Carlos Cameselle
9 ene 2018 16:03

La central nuclear de Cofrentes (Valencia) suma un nuevo incidente a su larga lista. Las instalaciones se encuentran desde el pasado 5 de enero en una parada de funcionamiento cuya duración prevista es de una semana. El motivo: actividades de mantenimiento del sistema hidráulico de accionamiento de barras del control, según ha indicado Iberdrola mediante un comunicado.

Sin embargo, para la Plataforma Tanquem Cofrents (Cerremos Cofrentes), colectivo integrado en el Movimiento Ibérico Antinuclear, “resulta incomprensible que 25 días después de la última parada para mantenimiento y recarga de combustible, con la participación de 1.100 trabajadores adicionales, y más de 11.000 trabajos planificados, según los propios datos de la central, haya habido que pararla de nuevo para otro mantenimiento”.

La anterior avería en la planta nuclear valenciana paralizó la actividad en la central durante más de dos meses, fue clasificada de nivel 1 –de un total de ocho, previamente había sido calificado como 0– en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares y Radiológicos y sumó un incidente en una válvula a una parada programada.

Los ecologistas denuncian que la última recarga tuvo una duración mucho mayor de lo habitual, lo que se suma a “una fallida puesta en marcha por el medio para poder corregir una avería en una válvula del agua de alimentación de la vasija del reactor, que se había detectado antes de la parada, pero a la que no se le dio la importancia y el tratamiento adecuado durante el periodo normal de mantenimiento”.

Por ello, la Plataforma señala como “única explicación posible” que haya pesado más la urgencia por poner en marcha la planta “que el hacer las cosas bien y priorizar la seguridad de los trabajadores y de la población”.

Sistema principal de control

La avería actual, según explican los ecologistas, afecta al sistema principal de control del funcionamiento de la central: la inserción de las barras de control entre los elementos combustibles de uranio. Dichas barras, de varias toneladas de peso, absorben el flujo de neutrones y paran así la reacción en cadena entre los átomos de uranio que se fisionan cuando un reactor está produciendo electricidad.

El sistema de instalación de las barras de control tendría un diseño obsoleto para Tanquem Cofrents, una inserción que se realiza “desde abajo mediante dispositivos hidráulicos, a diferencia de los modelos más modernos, en los que son introducidas desde arriba, y por tanto pueden bajarse por su propio peso, en caso de emergencia y de falta de alimentación eléctrica”.

La central nuclear valenciana tiene un historial de problemas con estos elevadores hidráulicos. Como recuerdan desde el colectivo ecologista, en 2007 la planta tuvo de sustituir, en varias fases, todos estos elevadores hidráulicos por un problema de corrosión salina, que se calificó como de origen desconocido y del que nunca se dio cumplida explicación pública posterior.

Desde el Movimiento Ibérico Antinuclear exigen una explicación “pública y completa de las circunstancias de esta avería” y consideran la acumulación de incidentes demuestra que las instalaciones están envejecidas y deterioradas. Por ello, plantean que “pretender alargar su funcionamiento es una irresponsabilidad, por lo que exigimos que la central se cierre definitivamente al final del presente periodo de funcionamiento”.

En esa línea se ha manifestado en los últimos meses el Gobierno autonómico, que ya solicitó en marzo el cierre y desmantelamiento de la centra cuando finalice la actual prórroga de funcionamiento.

La concesión de la explotación finaliza en 2021 e Iberdrola ya anunció el pasado año que solicitaría la ampliación del plazo de apertura hasta el año 2030.

Cofrentes, al igual que la ya clausurada Garoña, posee el mismo reactor nuclear que la central japonesa de Fukushima, una planta que protagonizó en el año 2011 el peor accidente nuclear ocurrido en el planeta desde el desastre de Chernóbil (Ucrania) de 1986.

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