Huelga en Amazon
Concentración en la planta de Amazon esta mañana Lito Lizana

Economía
Hacia una anatomía contemporánea de los sepultureros del capital

Durante los últimos decenios, hemos visto un incremento sustancial de los procesos de proletarización que contrasta con las narrativas que hablan de la clase obrera como algo obsoleto.
Sociólogo, politólogo e investigador
16 ene 2021 07:00

El desenvolvimiento de la gran industria socava bajo los pies de la burguesía el terreno sobre el cual ha establecido su sistema de producción y de apropiación. Ante todo produce sus propios sepultureros.

Eso decían Marx y Engels en El manifiesto comunista, y eso es lo que todavía hoy sigue pasando. La clase obrera ha ido creciendo cuantitativa, pero también cualitativamente, de acuerdo a las exigencias del propio desarrollo del modo de producción capitalista. A fin de cuentas, es en ella donde el capital plasma su peor despotismo, sin duda, pero también sus mejores virtudes y mayores potencias, aquellas que de hecho pueden desterrarlo de la historia. Por supuesto, no es este el lugar para ahondar en este proceso, cuyo despliegue requeriría, al menos, de un recorrido por las determinaciones que se examinan en la colosal obra que es El capital. Nos daremos por satisfechos si conseguimos poner de manifiesto lo que otros no han hecho más que negar cerrilmente a lo largo de los últimos años, a saber, que nuestra clase es cada vez más grande y está cada vez más capacitada para protagonizar un movimiento revolucionario que triunfe en aquellos ámbitos en los que antaño fracasó. Para ello nos centraremos en los países (mal) llamados “desarrollados”, justamente donde se ha hecho más popular afirmar que el espécimen obrero está en peligro de extinción y donde, para bien o para mal, nos vemos ubicados a la hora de organizar nuestra acción política.

Debemos aclarar preliminarmente lo que entendemos por clase obrera, trabajadora o proletariado. Digamos, para evitar equívocos, que usamos esta triada de términos indistintamente para referirnos a quienes carecen de medios de producción con los que insertarse en el metabolismo social capitalista. Aunque se trata de un colectivo diverso, que excede ampliamente lo que usualmente llamamos “asalariados”, es importante constatar que la relación salarial es el vínculo que por excelencia se establece entre esta ingente masa de personas y el capital. Por ello, y de cara a la aprehensión empírica, nos contentaremos con sumar a quienes perciben un salario con aquellos que tratan de percibirlo a través de la búsqueda activa de empleo (con lo que, nótese, se está dejando de lado todo tipo de posiciones enmarcadas en lo que llamaríamos “población obrera sobrante”, sobrante para el capital, claro).

Las huestes de la clase trabajadora en activo se nutren tanto desde su ejército de reserva, como desde los repudiados por la misma dinámica depredadora que en su día les permitió detentar la propiedad sobre sus medios de vida

Para demostrar nuestras premisas no tenemos mejor herramienta que la estadística. Con todos sus problemas, es el único medio del que disponemos para tratar de dar cuenta de nuestra realidad al nivel en el que tratamos de aprehenderla. Es gracias a ella que podemos ver que, a lo largo de todo el siglo pasado, no ha cesado de crecer la cantidad de personas que sobreviven gracias a vender su propia fuerza de trabajo (Tabla 1). A partir de los años 90, y con tasas de proletarización superiores al 80 % el incremento, si bien su avance no se detiene, se ralentiza en estas regiones (Gráfica 1) —son otras partes del globo, como América Latina, Asia o los países árabes, las que cogen el testigo del crecimiento acelerado—. Este es el resultado de la continua inclusión de personas directamente en los circuitos capitalistas, así como de la expropiación que el mismo capital lleva a cabo respecto de sus personificaciones, a través de los mecanismos de centralización. Las huestes de la clase trabajadora en activo se nutren tanto desde su ejército de reserva, como desde los repudiados por la misma dinámica depredadora que en su día les permitió detentar la propiedad sobre sus medios de vida.

sepultureros del capital. Tabla 1
sepultureros del capital. Gráfica 1

Pero no solo son cada vez más los desposeídos. También están más preparados. Ante la exigencia moderna de incorporar la ciencia a la producción, el capital no tiene más remedio que hacerlo aumentando la cualificación de los trabajadores (algo que puede verse con claridad en la Gráfica 2). Estos son, como alcanzó a ver Marx, paulatinamente quienes controlan y planifican la producción, relegando a la clase capitalista a una condición crecientemente parasitaria. Todas las tareas que antaño eran realizadas por los propietarios —contabilidad, gestión, organización, etc.— caen una tras otra en las atribuciones de figuras asalariadas, en el cuerpo del obrero colectivo. La clase obrera se cualifica a sí misma a través de los sistemas de educación para, sin saberlo, ser capaz de usurpar a su antagonista inmediato las riendas sobre el conjunto del capital (asistida, además, por los medios técnicos de los que ella misma se dota).

sepultureros del capital. Gráfica 2

Este movimiento se expresa de forma contradictoria. Su desarrollo toma la forma de un incremento general, pero francamente desigual, de las capacidades productivas. De cara a englobar todo tipo de funciones en su seno, el proletariado no ha podido más que devenir un grupo en extremo heterogéneo. La mercancía fuerza de trabajo ha tendido a diferenciarse: las aptitudes científicas han proliferado tan solo en algunos segmentos mientras otros veían cada vez más recortada su participación a la repetición de un número muy limitado de acciones parciales. Tras esa disparidad llega a resultar muy difícil, incluso para las conciencias productivas más desarrolladas, rastrear los elementos que les conforman como un único grupo ligado por su posición en el entramado de relaciones sociales de producción. La transformación es tan profunda que podríamos decir que el incremento cuantitativo y cualitativo se muestra negado, como si de su disolución se tratase: una parte no menor de la clase trabajadora, precisamente por los atributos de los que hace gala como clase trabajadora, se revela incapaz de reconocerse como tal. En un contexto marcado por esta tendencia —especialmente aguda en la época del así llamado “neoliberalismo”—, la acción colectiva de la clase trabajadora se ha resentido notablemente. Además de decaer casi generalizadamente la densidad sindical (como puede verse en la Gráfica 3), esta queda en gran medida reducida a la lucha de carácter gremial, acotada a ámbitos laborales o sectores productivos específicos. Y ni hablemos del precario estado de salud del que gozan en la actualidad las organizaciones políticas reconocidamente clasistas.

sepultureros del capital. Gráfica 3.

Este es el escenario en el que nos emplazamos para tratar de articular una praxis política revolucionaria. ¿Qué hacer?, es la gran pregunta. Tal vez en primer lugar, escapar de las apariencias y espejismos en los que ha caído buena parte de la izquierda. Lo diga quien lo diga —y el elenco es variado a la vez que abultado: Laclau, Gorz, Negri, Sousa Santos, Standing, etc.—, la clase trabajadora es hoy más potente que nunca, no solo a nivel mundial, también en los contextos occidentales en los que nos toca intervenir. Únicamente ella puede reconfigurarse, y solo podrá hacerlo a través de su lucha, tal y como ya lo ha hecho hasta ahora. Ninguna otra potencia capitalista es capaz de portar la necesidad de revertir, superándola, la fragmentación a la que hoy se ve sometida. Eso es lo que hace, de forma espontánea, cada vez que se alza en defensa por ejemplo de la sanidad o la educación públicas; y eso es lo que deberá (deberemos, en realidad) hacer de forma organizada y consciente para dar un contundente paso adelante en la superación del capital. No se trata de una fe ciega, cargada de nostalgia, en un sujeto revolucionario uniforme e inmaculado, más bien nos reconocemos en la esperanza racionalmente situada en manos de un agente colectivo que cuenta cada vez con más fuerza y razones para colocar bajo su comando inmediato la totalidad de la producción social.

Este artículo fue publicado originalmente en Catarsi Magazin. Jesús Rodríguez Rojo es sociólogo, politólogo e investigador en el Laboratorio de Ideas y Prácticas Políticas de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Autor de La revolución en El capital (Garaje Ediciones, 2019).
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión La vigencia del Tierra y Libertad
El encaje de Andalucía en la nueva globalidad se ve actualizado en cuanto oferente de mano de obra barata y espacios para el turismo o la producción energética, el viejo lema de Blas Infante, Tierra y Libertad, parece estar más vigente que nunca.
Andalucismo
Marxiamo andaluz Un marxismo propio
Mis palabras en este prólogo quieren acercarse a los temas que Javier refleja en este libro desde la praxis, esa es la propuesta de la mirada marxista y decolonial desde Andalucía
Marxismo
Pedro Rey “Todas as clases están suxeitas á dominación capitalista”
O investigador valora a recepción da obra de Marx en Galiza e defende que esta é o mellor compás para orientarnos nas batallas políticas deste tempo. É hora de volver ao xenio de Tréveris? Pode previrnos do desencanto?
#80202
18/1/2021 13:46

Una cosa es la clase, y otra las formas concretas que toma la clase en distintas zonas (precariado, cognitariado...), esto es, sus características particulares. Pero la especificidad no constituye una clase como tal. Muy buen artículo.

0
0
#83622
25/2/2021 16:01

De acuerdo, entonces quizás sería mejor decir “clase trabajadora precarizarada” antes que “precariado”, ya que puede dar lugar a confundir mas que aclarar..

2
0
Sanidad
Sanidad La Atención Primaria, uno de los escalones de la Sanidad más abandonados
Este 12 de abril se celebra el Día Internacional del primer peldaño de acceso a los servicios sanitarios. Falta de inversión, largas listas de espera y falta de tiempo para atender son algunas de las denuncias más repetidas.
Economía
Crisis de los aranceles La claudicación de Trump: del momento Lehman a la derrota a lo Liz Truss
La crisis en el mercado de bonos estadounidenses y las advertencias de Wall Street hicieron frenar a Trump. Fiel a su estilo, el presidente de EE UU ha reclamado la victoria, pero la desconfianza hacia su rumbo político persiste.
Palestina
Palestina Israel avanza en su plan con la anexión de Rafah y el sur de la franja de Gaza
Con este movimiento, Israel ha declarado “zona de seguridad israelí” el 20% del territorio del sur mientras que mantiene bajo su custodia el 66% de la franja.
Opinión
Opinión Sindicalismo que gana: la clave no es la unidad, sino organizar a las mayorías
Mientras el anarcosindicalismo debate estructuras, las plantillas siguen desmovilizadas. La verdadera batalla es organizar a las mayorías. Sin victorias concretas, incluso el modelo más puro es papel mojado.
Salud mental
Cambio de paradigma De la deprescripción de psicofármacos al refuerzo de plantillas: claves del Plan Nacional de Salud Mental
El Ministerio de Sanidad ha logrado un consenso para aprobar una nueva estrategia en salud mental, poniendo de acuerdo de un lado a todas las comunidades autónomas y del otro a todas las asociaciones.
Memoria histórica
Memoria histórica Sin fondos para identificar los restos de la primera exhumación en la Comunidad de Madrid
La asociación impulsora de los trabajos de recuperación en el cementerio de Colmenar Viejo denuncia que no tienen contestación sobre la financiación prometida por el Gobierno.

Últimas

Comunidad de Madrid
Sanidad Pública La ONU incluye las quejas de vecinos y vecinas por el estado de la sanidad pública en Madrid
Un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos se hace eco de la preocupación por la falta de accesibilidad al sistema sanitario público y por las deficiencias que presenta, en particular la Comunidad de Madrid.
Eventos
Taller de podcast El Salto invita a estudiantes a explorar las posibilidades del formato audiovisual
Proponemos un taller de guion y producción de programas para estudiantes de comunicación y periodismo los días 24 de abril y 8 de mayo.
Fascismo
Fascismo La líder de Bastión Frontal, Isabel Peralta, condenada a un año de cárcel por delito de odio
La Audiencia Provincial de Madrid confirma que clamar “les vamos a plantar cara, muerte al invasor” atenta contra la “dignidad del colectivo de inmigrantes marroquíes".
Fiscalidad
Elusión Fiscal 23 multinacionales españolas pagaron un 1,34% de media sobre sus beneficios globales en 2022
Los datos del Informe País por País vuelven a mostrar el escaso tipo efectivo que las grandes empresas pagan sobre sus beneficios a nivel global en todos los territorios donde tienen filiales.
Más noticias
Laboral
Huelga Segunda jornada de huelga en Bridgestone con contactos del Gobierno Vasco y empresa pero sin negociación
Los trabajadores piden a la compañía a nivel europeo que valore las plantas españolas y asegure un futuro en ellas ante el ERE que dejaría sin empleo a 546 personas.
Laboral
Laboral Los trabajadores de la construcción piden la jubilación anticipada por la alta siniestralidad
CCOO y UGT piden a la Seguridad Social que les apliquen los coeficientes reductores como ya se ha hecho en otros sectores como los bomberos o los mineros. La patronal lo rechaza.

Recomendadas

Lobo
Especies protegidas Organizaciones tratan de evitar la caza del lobo: “Volver a la receta de la gestión letal no funciona”
El lobo está desprotegido desde la entrada en vigor de la ley de desperdicio alimentario el pasado 2 de abril. Organizaciones ecologistas y Podemos están llevando a cabo denuncias, recursos y otras acciones para revertir la desprotección del cánido.
Pueblo gitano
Día del Pueblo Gitano La Última Roma: resistencia y legado del Pueblo Gitano entre las ruinas de la era soviética
En Soroca, Moldavia, resiste la comunidad gitana más numerosa del país. Entre construcciones fastuosas y cúpulas doradas, la identidad romaní lucha por su supervivencia.