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Coronavirus
El envés de la vida y de la educación
Este modelo de confinamiento homogeneizante reduce a la niñez a seres humanos en proyecto y de escaparate, aparca a las personas mayores o a cualquier otro colectivo que no sea considerado sano o productivo. Esta forma de monitorear el estado de alarma, ¿no encubre una concepción y atención muy miserable de la vida?
Grupo de Investigación del Curriculum y Formación del Profesorado.
Facultad de Educación, Universidad de Granada.
“Una mirada desde la alcantarilla
puede ser una visión del mundo
la rebelión consiste en mirar una rosa
hasta pulverizarse los ojos”
Árbol de Diana (1962), Alejandra Pizarnik
Las fisuras estaban, la pandemia las ha atravesado de un hachazo.Las faltas y desatenciones se padecían en las residencias de mayores, que en unos días se han convertido en inhóspitos depósitos de cadáveres. Las mercaderías y carencias del sistema público sanitario se conocían, pero en unos días se ha contaminado, colapsado y transfigurado.Podríamos seguir, pero la intención es otra.
Por más que la huida hacia delante no cese, podemos detenernos y apreciar el vacío en el que vivimos. Lo ocurrido en las residencias de mayores subraya el desprecio absoluto por la vida. Cómo el lucro es incapaz de conservar lo más preciado que tenemos. Si una cultura se juzgara por cómo trata a sus personas mayores, a sus niños y niñas o a sus trabajadores y trabajadoras indispensables, ¿cómo valoraríamos esta cultura?
La infección, la pandemia, el confinamiento neoliberal, todo lo que vivimos es real. Y aunque tengamos una sensación de irrealidad, por primera vez nos está ocurriendo algo real. Nos está ocurriendo algo a todas juntas y al mismo tiempo, reflexiona Alba Rico. Pero esta experiencia de la pandemia y el confinamiento son radicalmente desiguales.
La pandemia provocada por este virus de origen animal no se trata de un fenómeno aislado, sin historia, ni contexto económico y cultural alguno. Responde a un modelo de producción y consumo, a un tipo de ganadería industrial, como explica Rob Wallace. No lo sepultemos entre tanta desinformación y sobreinformación, sea tecnocrática o producida por el espectáculo de telepredicadores liberados.
La infección, la pandemia, el confinamiento neoliberal, todo lo que vivimos es real. Aunque tengamos una sensación de irrealidad, por primera vez nos está ocurriendo algo real
Mientras el gobierno nos quiere indulgentes y serviles, el papel de las ultraderechas está embarrado de torpeza institucional, despreciando el dolor de millones y en una ofensiva constante de desestabilización con noticias falsas, insultos, discurso de odio y política de troll. Necesitamos iniciativas ciudadanas que exijan información clara, rigurosa y veraz con potencia como para revertir y consolidar un pacto democrático contra el odio, la desinformación y el bulo (fascismo) en la red.
Las reglas del confinamiento se fabrican desde la horma del mercantil urbanismo de Madrid, junto a su mirada adultocéntrica, marcial, patriarcal, etnocéntrica y un soberbio corte de clase social. Mientras las compras por internet no paran, las camas y los equipos de protección sanitarios no están disponibles. Amazon y Netflix llegan a máximos históricos en Wall Street, Glovo y Deliveroo-Unilever multiplican los servicios, Blackstone hace la mayor compra de activos en Europa, BlackRock se reclama como comisario de políticas post-crisis. ¿Ya vamos viendo quién toma posición en el nuevo orden mundial?
Como nos sugiere Bruno Latour, ahora que el mundo se ha detenido preguntémonos: ¿qué cosas son importantes? Y señalemos con ello: ¿qué oficios y trabajos esenciales para la vida hemos devaluado y convertido en salarios y condiciones laborales de birria?
Este modelo de confinamiento homogeneizante reduce a la niñez a seres humanos en proyecto y de escaparate, aparca a las personas mayores o a cualquier otro colectivo que no sea considerado sano o productivo. Esta forma de monitorear el estado de alarma, ¿no encubre una concepción y atención muy miserable de la vida?
Y ¿qué pensar de esa gran ausente, la educación como fundamento, en el debate? ¿Cuánto tiempo mantendremos la captura del, interesado y estéril, debate procedimentalista entre educación innovadora versus tradicional? ¿Por qué admitimos que el bienestar de la niñez y la educación ocupe el último lugar de lo esencial? ¿Por qué aceptamos el uso partidista que se hace de la educación y la incapacidad de los representantes políticos para asumir sus responsabilidades?
¿Dónde queda ante Google, WhatsApp, ZoomVideo... el control democrático de la educación pública, la autonomía profesional, los derechos del profesorado y estudiantes, el seguimiento local de las comunidades sobre sus escuelas...?
¿Cuánto peso supondrá esa cultura docente donde evaluar es calificar, devorando cual ogro al más débil? ¿Cuánta desigualdad, polarización, naturalización de la incapacidad y segregación somos capaces de generar? ¿Cuántos claustros se arrojaron al teletrabajo serial del programa de septiembre, sin parar, sin pensar, sin escuchar, sin comprender y sin rehacer su quehacer, con el fin de cubrir su expediente?
¿Cuántas cesiones de autoridad y datos se hemos entregado a actores tecnológicos privados, corporativos y globales? ¿Dónde queda ante Google, WhatsApp, ZoomVideo... el control democrático de la educación pública, la autonomía profesional, los derechos del profesorado y estudiantes, el seguimiento local de las comunidades sobre sus escuelas? ¿Asumiremos por siempre la evidencia de la imprescindible cooperación científica y en abierto, y la miseria democrática y social que suponen las patentes?…
Cerrar escuelas y centros de servicios sociales puede ser razonable, pero sin otras medidas que atiendan necesidades supone un abandono para las familias y personas más vulnerables
Dos lecciones del magisterio de Illich y Freire que reviven: menos es más y la alfabetización ha de ser una lectura/escritura crítica de la realidad.
Cerrar escuelas y centros de servicios sociales puede ser razonable, pero sin otras medidas que atiendan necesidades supone un abandono para las familias y personas más vulnerables. El teletrabajo se materializa para una parte, pero no es real para todo el mundo.
La escuela, aún a distancia, es un proyecto social colectivo, que exige construir desde lo común. Existe un riesgo de desnaturalizar, más aún, la escuela hacia el gerencialismo organizacional de la empresa o el Teaching to the test. En democracia, la escuela es ante todo un lugar abierto de encuentro entre diferentes, con capacidad de agitar el aprendizaje de la autonomía recíproca, el debate, la cooperación, la ayuda mutua, así como de aprender a pensar, investigar, analizar, razonar, crear, dudar y cuestionar.
Es urgente oponernos al darwinismo social, ecocidio, autoritarismo y a la competencia, rechazar las consignas que pretenden hacer de la nueva educación un sucedáneo autorregulado de técnicas de gestión para competir
Es urgente oponernos al darwinismo social, ecocidio, autoritarismo y a la competencia. Rechazando esas consignas que pretenden hacer de la nueva educación un sucedáneo autorregulado de producción de técnicas de gestión para competir. Es decir, una servidumbre voluntaria y adaptativa que nos lleva indefectiblemente al éxito del ocaso.
Sabemos del pasado que una política pública democrática, social y educativa exigente requerirá no sólo de dinero público, también de un gran tejido social de mareas, movimientos, sindicatos, partidos, asociaciones y colectivos para empujar hacia la democratización de cada una de las transformaciones y prácticas que necesitamos.
El desafío principal son los vínculos; entre nosotros, con la apertura al otro, la solidaridad, la fraternidad; y la equidad con la naturaleza. ¿Y si hiciéramos del confinamiento una experiencia compartida del mundo? Porque como dice Enric Casasses, “desde que estamos en casa encerrados se ha agudizado la sensación de estar a la intemperie”. Desprovistos de esos lugares comunes, como la escuela, donde lo conjuntivo prevalece frente a lo conectivo, donde se unen y comparten conocimientos, ideas, dudas, experiencias, sentimientos propios y colectivos, aprendiendo a decir “yo” y a hacer “nosotros”.
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Efectivamente el modelo de vida que tenemos es muy miserable, enorme mente desigual, injusto y terrorífico, diría. ¿Cuándo despertarwmos??
Mis reconocimientos y agradecimiento s por el buen artículo
El desafío principal son los vínculos; entre nosotros, con la apertura al otro, la solidaridad, la fraternidad; y la equidad con la naturaleza.
¿Seremos capaces de aprender a decir “yo” y a hacer “nosotros”???
Muchas cosas dice este texto, repleto de fuentes y argumentos de peso.
Gracias, muy buen artículo, nuestors políticos pasan de la educación pública, son unos cínicos
Sabemos del pasado que una política pública democrática, social y educativa exigente requerirá no sólo de dinero público, también de un gran tejido social de mareas, movimientos, sindicatos, partidos, asociaciones y colectivos para empujar hacia la democratización de cada una de las transformaciones y prácticas que necesitamos.
MUY NECESARIO organizarnos desde abajo, ya han demostrado lo que creen en la educación pública. Gracias por el artículo
Enhorabuena por el texto: me ha gustado mucho. Magnífica además la cita de Pizarnik que sirve de antesala perfecta, merece ser leído, pensado, debatido y difundido.
Necesario análisis que no escucharan, esperemos las luchas y organización de las mareas,
gracias, Marta, profesora de educación física en Madrid
Análisis profundo y de mirada larga que se aleja de las críticas corporativas de reproches y recriminaciones a unos y otros, gracias por el artículo,pongámonos a trabajar desde cada uno y unámonos para luchar en marea porque por arriba no van a hacer mucho
Sabemos del pasado que una política pública democrática, social y educativa exigente requerirá no sólo de dinero público, también de un gran tejido social de mareas, movimientos, sindicatos, partidos, asociaciones y colectivos para empujar hacia la democratización de cada una de las transformaciones y prácticas que necesitamos.
Imprescindible movernos ya, las administraciones no mueven ni un dedo por la educación. Todo palabrería.
Mis hijas llevan semanas diciendo que por qué todo esto de no salir a los más peques, muy bueno el artículo. No podemos volver a asumir y retomar todo callando
Me ha encantado, gracias por dar en lo más importante de la vida y la educación,
Almudena
Y por qué los sindicatos no se ocupan de mejorar las condiciones más allá de su nómina y condiciones laborales??? Hay que cambiarlos de raiz!!! Buen artículo! Gracias
MUY BUENO.
con el fin de cubrir su expediente, ese es un mal muy extendido.
¿Asumiremos por siempre la evidencia de la imprescindible cooperación científica y en abierto, y la miseria democrática y social que suponen las patentes? Preguntemos a Castells y Garzón??? Gracias
Cuántas lágrimas y cabreos me he llevado por claustros, departamentos y profes que son sordos y ciegos a la vida, a la realidad que circula alrededor de los alumnos, a su opinión, palabra, mundo,... Cuánto servilismo, clasismo, machismo y sumisión somos capaces de enseñar en las escuelas??? Por favor, lean este magnífico artículo y piensen desde estas preguntas y otras que demonios hacen en la universidad, IES y centros de enseñanza? Gracias.
Una profesora jubilada
Lúcido, vincular la cultura, la vida y educación. Imprescindible!!!
Gran artículo!!!
Muchas gracias
¿Y si hiciéramos del confinamiento una experiencia compartida del mundo? Porque como dice Enric Casasses, “desde que estamos en casa encerrados se ha agudizado la sensación de estar a la intemperie”. Desprovistos de esos lugares comunes, como la escuela, donde lo conjuntivo prevalece frente a lo conectivo, donde se unen y comparten conocimientos, ideas, dudas, experiencias, sentimientos propios y colectivos, aprendiendo a decir “yo” y a hacer “nosotros”
Desprovistos de esos lugares comunes, como la escuela, tendremos que reinventar esos lugares en las universidades, jardines de infancia, plazas, centros de barrio, etc. El digitalismo se impone t no somos átomos conectados. Excelente análisis y muy recomendable, gracias al El Salto y a Feliciano.
Jaume M
¿qué oficios y trabajos esenciales para la vida hemos devaluado y convertido en salarios y condiciones laborales de birria?
Todos los esenciales, especialmente los que trata sobre lavida y sus cuidados, racia spor el artículo
Muy bueno y sugwrente, el envés porque no suele verse lo que subraya tanto en la vida como en la educación, ambas relacionadas entre sí. Ojalá hubiera tratado estos temas en el celebrado Máster del profesorado, Gracias
¿Cuántas cesiones de autoridad y datos se hemos entregado a actores tecnológicos privados, corporativos y globales? ¿Dónde queda ante Google, WhatsApp, ZoomVideo... el control democrático de la educación pública, la autonomía profesional, los derechos del profesorado y estudiantes, el seguimiento local de las comunidades sobre sus escuelas? ¿Asumiremos por siempre la evidencia de la imprescindible cooperación científica y en abierto, y la miseria democrática y social que suponen las patentes?
Añado ¿no hay un riesgo en que tambien la escuela se reduzca a una terminal mínima de personas controladas por programas informáticos y tiempos planificados?
Gran artículo, Illich, Freire, pensamiento propio ene stado puro, gracias Feliciano,
Un profe jubilado
! Hermosísimo, las preguntas que debemos hacernos unha y otra vez, ver más allá de nuestroos problemas e intereses, cuidar a nuestros vieejitos y criancas, ninos y ninas es el mejor indicador de vida buena, y nuestras escuelas, el futuro de manhana,obrigado, graccias, Saudade!!! Abrazos desde São Paulo!
Gracias, preguntas que casi nadie se hace y menos en las facultades de educación.
"Desprovistos de esos lugares comunes, como la escuela, donde lo conjuntivo prevalece frente a lo conectivo, donde se unen y comparten conocimientos, ideas, dudas, experiencias, sentimientos propios y colectivos, aprendiendo a decir “yo” y a hacer “nosotros” Retomar más que nunca el nosotros en alianza equitativa con la naturaleza
Muy bonito el artículo... Pero poco directo (aunque bien redactado). Jesucristo usaba parábolas, y Sócrates el diálogo. Si no consiguieron su ideal, no sé yo si con estos artículos chiripitifláuticos se puede conseguir algo...
Pero sí, es cierto: siempre existe la posibilidad de que los humanos se decidan a hacer de la Tierra un paraíso.
Ánimo, y a ello. (Je).
El texto es crítica analítica de la situación actual bien argumentada, crítica al gobierno que se protege de ser criticado, crítica a una oposición ciega y feroz por llegar con su yugo y ...., crítica a un sistema educativo productor, burocrático,... Nos invita a pensar la complicidad de cada cual con lo que ocurre, cómo en esta lucha los capitales no paran ni un momento, no nos dejemos arrastrar por la burocracia y las peores dinámicas excluyentes y ensordecedoras que tenemos. Gracias Feliciano por el texto y tu mirada amplia anta tanta ceguera y mirada entubada. Hay que leer sin amargor