Dos días sin aparcar en el centro, ensayo de un Madrid sin coches

Una reciente encuesta señala que el 83% de los españoles apoya las restricciones de tráfico. Según Greenpeace, aumenta la sensibilización frente a los problemas de salud relacionados con la movilidad.

Vistas del sur de Madrid desde Santa Eugenia
David F. Sabadell Vistas del sur de Madrid desde Santa Eugenia.
@MartinCuneo78
@martincuneo.bsky.social
13 oct 2017 11:31
La alerta por contaminación en Madrid continúa. A la limitación de velocidad a 70km en la M-30 y otras vías de acceso, se ha sumado la prohibición para los no residentes de aparcar este viernes 13 de octubre en toda la almendra central. Una previsión meteorológica desfavorable y los altos niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) registrados ha llevado al Gobierno municipal de Ahora Madrid a ampliar al sábado 14 la restricción de aparcamiento para atajar el impacto de la “boina” en la salud de los más de tres millones de habitantes de la capital.

La alcaldía activó el martes por la noche el protocolo de medidas a adoptar durante los episodios de alta contaminación por NO2 después de que siete estaciones de la red de vigilancia de calidad del aire superaran los 180 microgramos por metro cúbico durante dos horas consecutivas.

La decisión llega poco después de la presentación del Plan A de Calidad del aire y Cambio Climático, donde el Ayuntamiento plantea una batería de medidas que combinan restricciones de tráfico, peatonalización de calles y creación de zonas verdes, que podrían significar la reducción del 23% de los niveles de dióxido de nitrógeno y entre un 8% y un 9% de la emanación de partículas en 2020 respecto a 2012.

El plan aprobado, que tiene un presupuesto de 543 millones de euros, plantea restringir el tráfico para los no residentes en casi todo el distrito centro.

Mariano González, responsable del área de Transporte de Greenpeace, reconoce los avances producidos en la gestión de la calidad del aire con respecto a los tiempos de Ana Botella y el Partido Popular, cuando se diseñaron unos protocolos “para que nunca se pusiera en marcha”. Sin embargo, señala que lo importante es que “el plan se cumpla” y no ocurra como en otras iniciativas en las que la presión de los medios y los partidos de la oposición obligaron a dar marcha atrás.

Este activista ecologista cita como ejemplo el caso de la fallida peatonalización de la calle Galileo, en Chamberí: dos meses después de restringir el tráfico a vehículos de emergencias y servicios urbanos, el Ayuntamiento volvió a abrir el tráfico tras las presiones y críticas recibidas.

“Sabemos que muchas de estas medidas van a levantar reacciones. PP y C’s van a hacer política partidista, los medios de comunicación lo van a utilizar para hacer sangre. Es importante que se tenga un plan claro que no lleve a la inacción”, analiza González.

No solo ha cambiado el color político del ayuntamiento. También parece haber cambiado la percepción de los efectos de la contaminación vinculada con el tráfico en la salud. Según una encuesta publicada el 11 de octubre en Europa Press, el 83% de los españoles está a favor de las restricciones en el tráfico para frenar la contaminación y las emisiones y  el 85% estaría dispuesto a dejar su coche en casa cuando se apliquen los protocolos.

Cómo romper la adicción al coche

Para este activista ecologista este cambio de percepción no se produjo de un día para otro. Al mejor conocimiento de los impactos que genera la contaminación en la salud de la población alentada por nuevos estudios científicos, se sumó el trabajo de sensibilización realizado desde el movimiento ecologista, apunta González. En especial señala la labor de Ecologistas en Acción, que durante años “sacó a relucir los datos de contaminación y tuvo que enfrentarse a comentarios de Ana Botella, que negaba los hechos, y les acusaba de alarmistas”.

Pese a los resultados de la encuesta, González cree que todavía falta mucho para romper con “una inercia cultural de valores vinculados con el automóvil, una ciudad diseñada para necesitar el coche, intereses políticos muy vinculados a esta industria y a este modo de vida”.

Es por eso, sostiene, que cuesta tanto “generar cambios estructurales”, porque significa cambiar rutinas en los desplazamientos de las personas y cambiar el discurso sobre qué significa la libertad de movimiento y el derecho a elegir qué transporte utilizamos en nuestros traslados: “Nos está costando defender que hay otros derechos humanos más importantes, como son el derecho a la salud o el derecho a disponer de una ciudad habitable. Muchos políticos, para evitar estos conflictos, prefieren no enfrentarse este tema”.

Contaminación y cambio climático
Los factores climatológicos, en especial el cambio climático, cumplen un papel preponderante en esta crisis en la calidad del aire en Madrid. “Una de las tendencias que vemos con el calentamiento global es que cada vez se producen más anticiclones que duran más tiempo, y esto está haciendo que picos de contaminación sean más severos y que tengan una mayor incidencia, con una tendencia al alza en comparación con años anteriores”, dice este experto en movilidad.

 



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