Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer. En un nuevo dramático vuelco de guión ha obligado a seguidores, detractores y votantes de izquierda afectados por las espadas voladoras de la no confluencia a seguir el ritmo de su carta de posible renuncia, convertida inmediatamente en un sinfín de memes.
Si hubiera salido mejor su último golpe de efecto, el adelanto electoral del 23J, no tendría que recurrir a otro todavía más espectacular un año después. Tampoco nada de esto hubiera pasado, señala el periodista de El Salto Yago Álvarez, si el Gobierno hubiera tomado medidas para limitar el crecimiento de medios de extrema derecha alimentados por fake news y financiación de los ayuntamientos y comunidades autónomas del PP y Vox.
Tampoco, si Sánchez y su Gobierno hubieran mostrado hacia Mónica Oltra, Pablo Iglesias, Monedero o Errejón el mismo apoyo que estos le están mostrando cuando fueron víctimas de las mismas estrategias mediáticas y judiciales de lawfare. “Nos están fulminando uno a uno con denuncias falsas. El día que quieran reaccionar, les habrán fulminado a ustedes”, resumía Oltra.