La muerte de Shad Karim, un joven de 22 años, evidencia un doble sesgo racista. El primero, la razón que lo llevó a tener que poner su vida en peligro con huelga de hambre: la falta de citas para pedir derecho de asilo y el abandono institucional de miles de migrantes en el Estado español. El segundo, la falta de reacción política y de repercusión mediática.
En El Salto, la responsable de Migraciones Sarah Babiker explora en un reportaje el desamparo que espera a quienes consiguen llegar a territorio europeo, tras sortear la externalización y la securitización de las fronteras.