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Educación infantil
Repensar la pista de fútbol para que el patio escolar sea más igualitario
La mayoría de patios escolares orbitan en torno a pistas deportivas, principalmente de fútbol, que suelen ocupar los espacios centrales del sitio del recreo. Eso influye tanto en las dinámicas de socialización de los pequeños, como en los valores que adquieren del juego. Para tratar de subvertir esta dinámica, el CEIP Ballester Fandos, de València, está llevando a cabo un proyecto de renaturalización de su patio escolar.
La iniciativa, concebida como una manera de avanzar hacia la coeducación, se denomina Natural[ment]. El pati renaturalitzt com a catalitzador del canviecosocial, un proyecto colectivo de innovación coordinado por Fent Estudi y en el que colabora Sandra Molines, doctora en Psicología, y autora de la tesis Patis vius, patis coeducatius.
Un patio renaturalizado es coeducativo porque la naturaleza fomenta unos valores que integran a todas las personas, niños y niñas
“Los patios son androcéntricos cuando responden solo a un arquetipo de alumnado: el niño al que le gusta el fútbol. La socialización diferencial lleva a algunos niños a identificarse con el fútbol dado que tienen muchos referentes masculinos en ese deporte. Esto provoca que generalmente se sientan más propietarios de estos espacios, explica Molines. La investigadora sostiene que suele ser habitual que en la etapa infantil los niños “sueñan con ser futbolistas”, mientras que las niñas “sueñan con ser maestras, enfermeras o veterinarias”, que son “tareas relacionadas con los cuidados”.
Esto acaba determinando en buen grado el lugar que ocupan en el patio escolar: el centro y las pistas deportivas, o los márgenes sin demasiadas oportunidades de juego activo. “Un patio no es un espacio igualitario si está ocupado de manera distinta por niños y niñas. Hay que hacer ciencia de esto y ver quién ocupa los espacios centrales y los espacios periféricos y no naturalizar estas cuestiones. No podemos permitir que el 50% del espacio sea ocupado por el 8% del alumnado“.
Con la iniciativa del CEIP Ballester, Molines prueba que “se pueden ofrecer alternativas a todos los talentos, habilidades o intereses para no privilegiar siempre las mismas opciones o juegos. Los patios de educación primaria, se deberían parecer más a las propuestas que brindan los espacios de educación infantil”, apunta Molines.
Un patio renaturalizado para hacer frente a la segregación
La reconfiguración del patio escolar para hacer más presente la naturaleza y menos central las pistas educativas conlleva ciertas ventajas. “Un patio renaturalizado es coeducativo porque no está inscrito a ningún arquetipo de persona, es libre. La naturaleza integra a todas las personas, necesita cuidados, que la respeten, que la protejan… los valores que se fomentan en un espacio natural o naturalizado no tienen nada que ver con los de una actividad que promueva la competitividad, el conflicto, la exclusión o la segregación”, afirma Molines.
En este sentido, observa que las personas con alguna diversidad funcional también quedan fuera de esos espacios androcénticos y basados en el fútbol. Las niñas reducen el movimiento a partir de Primaria por la falta de espacios.
Las niñas reducen el movimiento a partir de Primaria por la falta de espacios
Por otro lado, las desigualdades que presentan los patios que no son coeducativos también se manifiestan en una cuestión de salud y actividad física: “Desde Primaria, las niñas se mueven menos que los niños porque las propuestas en las que ellas están socializadas y que tienen que ver con el movimiento no suelen estar presentes en los patios, como pasear, bailar, patinar o gimnasia rítmica. Son propuestas invisibilizadas por las androcénticas”. La doctora Sandra Molines invita a fijarse en cualquier patio de Infantil y Primaria para apreciar las diferencias: “En Infantil se mueven igual los niños y las niñas, juegan igual sin segregación. Pero en Primaria esta enseguida aparece”.
Así, defiende que “dos porterías son dos símbolos” de que ese deporte “tienen preferencias sobre cualquier otro”; en cambio, si hay un escenario en el que “es importante hablar en público, la interpretación o bailar”, se modifica esa jerarquía. “En la etapa Infantil presentan índices muy similares de actividad física y, con el tiempo, las niñas la abandonan. No por una razón física o biológica, sino porque las pistas de futbol lo condicionan todo. En Primaria las niñas comienzan a tener más sedentarismo que los niños”, asegura.
“La igualdad no quiere decir que haya muchas niñas futbolistas, sino que todas las personas valen lo mismo, que nadie es más propietario de un espacio que otra persona, que hay que compartir”, explica Molines
Para la doctora Sandra Molines, “tenemos un problema de convivencia si niños y niñas no juegan conjuntamente. Un patio puede fomentar la convivencia entre diferentes sexos o puede promover la segregación. Depende de los recursos, actividades o espacios de los que dispongan“. Por el contrario, Molines defiende que un patio coeducativo “problematiza la segregación y promueve espacios que sean compartidos por todo el alumnado”.
Para conseguirlo, la psicóloga explica que la intervención del profesorado es “clave”, ya que deben ponerse “las gafas de coeducación para interpretar la realidad con perspectiva de género y transformar los espacios”. “La igualdad no quiere decir que haya muchas niñas futbolistas, sino que todas las personas valen lo mismo, que nadie es más propietario de un espacio que otra persona, que hay que compartir. El privilegio de la pista de futbol muchas veces se asume como un derecho, y de ahí que cueste tanto de modificar. La naturaleza nos ayuda a equilibrar las prácticas de poder y sumisión puesto que no se inscriben en ninguna mochila de género, nos pertenece igualmente a todas las personas. Por eso, la renaturalización de los patios escolares es una solución contra el sexismo, el androcentrismo y la segregación”, zanja Molines.
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El título me parece tibio. Repensar la pista de futbol? Creo que la doctora Molines no está hablando de rediseñar la pista de futbol, sinó de crear un patio con naturaleza; con muchos árboles, tierra, arena, rocas, troncos, agua, relieves (no un patio plano). Me choca que, siendo tan claro que lo que el tema plantea es una disyuntiva entre futbol o naturaleza, no se mencione en ningún momento la desaparición de la pista. Me parece que cuesta mucho decirlo en voz alta porque todavía hay mucha resistencia a quitar los juegos de pelota, la pelota en sí, de los patios escolares, y tooodo lo que conlleva. Mi hijo ha ido a un cole sin pelotas, con un patio renaturalizado, y era una maravilla. Ahora va a un cole convencional y la diferencia es abismal. Me parece increíble que sigamos permitiendo esta situación y luego nos llenemos la boca de igualdad.
Perpetuar que las niñas jueguen a las cocinitas es superempoderante y feminista . Las pistas deportivas de las escuelas. Son pistas DEPORTIVAS . Jugar a cocinitas no es un deporte . Lo discutible es circunscribir el tiempo de recreo a un patio de deporte y no plantear. Otras actividades biblioteca/ocio/juegos sin sesgo de genero
¿Qué tiene de malo jugar a cocinar? Es juego simbólico de cuidados, y en un patio coeducativo se promueve el juego de cuidados, hacia la naturaleza, cuidando las plantas y animales que la habitan junto a las criaturas, y hacia las demás personas. El patio es un espacio para el juego, no para el deporte (habría que ve qué entendemos por deporte, by the way). Si te fijas, como bien dice el artículo, el sedentarismo empieza en primaria. En infantil, donde no hay pistas deportivas, hay juego de cocinar (sin peyorativos machistas), entre otros, todas las criaturas se mueven. Sobretodo si se promueve la libre circulación y pasan suficiente tiempo en el exterior, aunando espacio lectivo con espacio de juego.
Un espacio de biblioteca .o de cocinitas no tiene equivalencia con un espacio para practicar deporte . Sentido común y metros cuadrados
Efectivamente, sentido común y metros cuadrados: una pista deportiva no tiene que comerse el patio de recreo. Y dado que el fútbol, que yo sepa, son unos once contra once, 22 chaval@s ( o 30 si quieres) disfrutan del patio de recreo mientras l@s demás se apañan con lo que resta.
Un poco descompensado ¿No?