Crisis climática
Un pacto europeo que incluya energía nuclear y gas natural no será un pacto verde

El Pacto Verde europeo ha de servir para impulsar un modelo energético distribuido, basado en la eficiencia y ahorro energéticos y en el autoconsumo con energías renovables. Sin embargo, es una grave contradicción que en la taxonomía del Pacto Verde se pretenda considerar como energías verdes la energía nuclear y el gas natural.

La Plataforma para una Transición Ecológica Justa pide la modificación del Pacto Verde Europeo
La Plataforma para una Transición Ecológica Justa pide la modificación del Pacto Verde Europeo.

Técnica en recursos naturales, residuos, agroecología y educación para el desarrollo.

Técnico Conservación Biodiversidad y Cooperación al Desarrollo.

Experto en Energías Renovables y Exdirector de IDAE.

Profesor Titular de Urbanismo y Ordenación del Territorio en la
Universidad de Granada.

28 ene 2020 06:00

El Pacto Verde Europeo aprobado el 13 de diciembre por el Consejo Europeo y presentado en la COP 25, que pretende conseguir la descarbonización en 2050, es la relación de una decena de planes que aún no se han concretado.

El acuerdo del Consejo Europeo dejó pendiente una parte fundamental por aprobar, que es la taxonomía para identificar qué inversiones son sostenibles, y por lo tanto subvencionables, y cuáles no lo son.

El Pacto Verde aprobado no dice nada al respecto de la taxonomía, pero cuatro días después de su aprobación, los Estados miembro alcanzaron un preacuerdo sobre los criterios para clasificar qué inversiones se consideran verdes. En este preacuerdo se deja la puerta abierta para que la energía nuclear y el gas natural puedan catalogarse como sostenibles, lo que supone que podrán acceder a fondos europeos y del BEI (Banco europeo de inversiones) y a fondos nacionales, en detrimento de las inversiones en renovables y eficiencia energética.

Esta decisión entra en contradicción con los objetivos que planteó la ONU en la COP 25 de eliminar las ayudas a los combustibles fósiles. También es contraria a lo que plantea el panel de investigadores del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), pues considera que, para evitar la subida de temperatura del planeta por encima de 1,5ºC, habrá que reducir el uso de gas en un 15% en 2030 y un 43% en 2050. También es incompatible con el propio anuncio del BEI en la COP 25 de no financiar proyectos de combustibles fósiles y con las directivas europeas del “paquete de invierno” que en ningún caso citan a la nuclear o el gas como fuentes de respaldo a las renovables.

Los fondos europeos no se deben destinar a ninguna energía fósil, y menos importada del exterior, sino a proyectos de energías renovables distribuidas y de eficiencia energética en la edificación, la industria, el transporte y la agricultura

El hecho de que en el listado de Proyectos de Interés Común (PCI) se mantengan 32 proyectos de infraestructuras gasistas, con una inversión de 29.000 millones de euros, no tiene ningún sentido por ser inversiones contaminantes e innecesarias para el objetivo de descarbonizar la economía europea. Los fondos europeos no se deben destinar a ninguna energía fósil, y menos importada del exterior, sino a proyectos de energías renovables distribuidas y de eficiencia energética en la edificación, la industria, el transporte y la agricultura, siguiendo la hoja de ruta que establecen las directivas europeas. El Parlamento Europeo debe rechazar estas inversiones por coherencia con la declaración de emergencia climática que aprobó en noviembre.

Es incongruente con los discursos de la nueva presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, y con la prometida lucha contra el Cambio Climático y transición justa a energías renovables, el incluir la nuclear y el gas natural como energías sostenibles en un Pacto Verde.

El gas natural que es fundamentalmente metano (uno de los principales gases de efecto invernadero), produce CO2 al quemarse, y la energía nuclear provoca contaminación radioactiva y genera riesgos inasumibles para la población como ya se ha demostrado en los accidentes ocurridos hasta la fecha (Three Mile Island, Chernobil, Fukushima…). Ambas fuentes energéticas se basan en el uso de recursos extraídos de la corteza terrestre que al no ser renovables se agotarán a lo largo del siglo XXI. Por lo tanto es evidente que no son energías verdes, ni descarbonizadas, ni limpias.

Sospechamos que detrás de esta sorprendente y preocupante taxonomía del Pacto Verde Europeo se encuentran los intereses de Francia y Alemania. Se da la circunstancia de que Francia se enfrenta a la ruina de su industria nuclear, sin recursos para afrontar el mantenimiento de sus 58 centrales y el encarecimiento de las nuevas plantas de Flamanville y Reino Unido. Alemania ha impulsado el segundo gasoducto del Báltico, Nord Stream II, para duplicar el bombeo del gas de Gazprom a Europa, aumentando la dependencia del gas ruso.

Proponemos la modificación del Pacto Verde Europeo a través de 4 puntos:

1. Exigir a los gobiernos la trasposición y el cumplimiento de las directivas europeas incluidas en el “paquete de invierno”. La más alta eficiencia energética con generación renovable distribuida, gestión de la demanda y la participación de los consumidores es el modelo de transición energética y la hoja de ruta hacia la descarbonización de Europa en 2050. La combinación de energías renovables con baterías de almacenamiento harán innecesario el gas y la energía nuclear como energías de respaldo para garantizar el suministro. Las nuevas directivas establecen una serie de derechos a los que se estaría negando el acceso a la ciudadanía, en caso de no incorporarse a la legislación estatal.

2. No aceptar como sostenibles la energía nuclear y el gas porque son contrarias a la protección de los consumidores, consumidoras y del medio ambiente, al ser fuentes que encarecen la energía, contaminan, generan riesgos inasumibles, y elevan las importaciones energéticas. No son energías limpias, baratas ni seguras, todos ellos criterios defendidos por la política energética de la UE en la anterior década. La taxonomía ahora preacordada los incumple al tratar a la energía nuclear y al gas en igualdad de condiciones de mercado con un criterio de neutralidad tecnológica porque contribuye a agravar más los impactos del cambio climático que a combatirlo.

3. La transición justa se tiene que orientar hacia las políticas activas de empleo en las nuevas especializaciones productivas a generar con el paso hacia la transición energética, al cambio del modelo de crecimiento y no limitarse a ayudar a las regiones mineras. Existe un enorme yacimiento de empleo de calidad asociado a la eficiencia energética en la edificación, el transporte y en todo el sistema productivo (industria, agricultura, turismo…), así como al fomento de las energías renovables a través del autoconsumo compartido, con almacenamiento, las comunidades de renovables y las comunidades ciudadanas de energía con un potencial que es urgente desarrollar.

4. Reconocer y defender el derecho de ciudadanía a una vida que asegure una buena calidad del medio ambiente en general y comprometida con la lucha contra el cambio climático en particular, que anteponga los derechos de las personas a los intereses de las políticas y sectores empresariales contaminadores. La reciente sentencia del Tribunal Supremo de Países Bajos ordenando a su gobierno proteger a su ciudadanía del deterioro ambiental ha creado este nuevo derecho que debe incorporarse al Pacto Verde. El metano y la contaminación radioactiva representan una amenaza al derecho a la vida de la ciudadanía europea.

La autosuficiencia energética de Europa debe basarse en liderar en el mundo la transición energética a través de la generación distribuida, la gestión inteligente de la demanda, la movilidad eléctrica, las baterías de almacenamiento y el hidrógeno renovable

El Pacto Verde debe basar la energía barata y limpia en la más alta eficiencia y en la reducción al mínimo de las importaciones energéticas. La taxonomía de las inversiones energéticas debería contemplar estos factores con tanta prioridad como las emisiones de cada fuente de energía. La geopolítica del gas y la energía nuclear no favorece los intereses europeos. La autosuficiencia energética de Europa debe basarse en liderar en el mundo la transición energética a través de la generación distribuida, la gestión inteligente de la demanda, la movilidad eléctrica, las baterías de almacenamiento y el hidrógeno renovable.

Estamos a tiempo de modificar las incoherencias del Pacto Verde porque aún ha de debatirse en las instituciones europeas. Es urgente que la misma sociedad que despertó durante la COP 25 exija un Pacto Verde europeo pensado para proteger a la ciudadanía y al medio ambiente y no a las actividades contaminadoras.

Ante esta situación, desde la Plataforma para una Transición Ecológica Justa exigimos que la taxonomía del Pacto Verde Europeo excluya la energía nuclear y el gas natural como energías verdes. Con la taxonomía preacordada y las inversiones gasistas previstas será imposible conseguir los objetivos de descarbonización. El Pacto Verde Europeo debe servir para financiar la reconversión de nuestro modelo energético hacia uno distribuido, basado en la eficiencia y ahorro energéticos y en la producción con energías renovables en manos de la ciudadanía europea a través del autoconsumo, ya que es el único camino real para cumplir con los objetivos de descarbonización y para llevar a cabo una Transición Ecológica Justa que defienda y proteja los Derechos de toda la Ciudadanía Europea.

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El 88% del gas estadounidense se obtiene mediante fracking, una técnica que los principales importadores europeos prohíben en su suelo, incluida España.
#47218
10/2/2020 8:22

todo en renovables y tener energia a todas horas y todos los dias es imposible, el gas y la nuclear son soluciones sostenibles a largo plazo por lo que no deberiamos renunciar a ellos

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#46713
2/2/2020 10:37

Dejar para 2050 la descarbonización no sirve de nada si sólo nos quedan unos 8 años para evitar entrar en la retroalimentación irreversible por la fusión de hielos de Groenlandia, Ártico, etc. El horizonte práctico queda pues en 2030, a lo sumo...

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#46508
29/1/2020 13:37

No creo que el camino hacia un planeta limpio pase por la energía nuclear ni el gas.
Ahora se vende que las centrales nucleares son más seguras y es cierto, pero una catástrofe en una central sea por error humano o terrorismo que se puede dar, no está a salvo y me imagino que todos saben lo que pasa después.
Les recomiendo visitar el blog de Avatar Energía.

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#46449
28/1/2020 17:02

Los que se piensan de izquierdas tienen que estar siempre en modo pitufo gruñon no sea que no se sientan especiales

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#46510
29/1/2020 14:03

Será que a los de derechas los robos les salen siempre bien.

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#46526
29/1/2020 19:50

ladrones hay en todos los sitios

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#46440
28/1/2020 15:11

No se puede tener todo en esta vida, pretender una descarbonizacion completa en 2050 sin centrales nucleares es vender castillos en el aire. La UE apoya la nuclear y el gas, porque son realistas, y al menos es un avance...

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#46453
28/1/2020 18:10

No veo el realismo en fomentar el gas natural. El metano tiene 23 veces la potencia de efecto invernadero que el CO2, por lo que, aunque emita un 60% menos de CO2 en su combustión, los escapes de metano producidos en su extracción y transporte, terminan por anular o incluso empeorar su posición como sustituto viable. A esto se suma la contaminación que implica por si sola el acto de extracción de este recurso fósil: el fracking

1
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#46423
28/1/2020 10:18

Tienes algo de idea que es la energia nuclear?

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