planta fotovoltaica turroneros xixona
Planta solar Turroneros de Xixona, de 35MW, propiedad de XElio, empresa respaldada por el fondo de inversión estadounidense de capital riesgo KKR Miguel Ángel Valero

Crisis energética
La ecuación energética de España ante el reto de convertirse en la Arabia Saudí del sol

A contramano de pesimismo por el aumento del coste del gas aparecen voces que ponen el foco en el boom de la energía solar, que pone a la península Ibérica en una posición excepcional que ya impacta en empleo e industria.

Gas. Petróleo. Energía. Palabras que en los últimos meses salpican constantemente los titulares, primero por el incremento de su coste y luego por la invasión de Rusia a Ucrania, que no solo aceleró ese proceso sino que puso sobre la mesa el peligro que representa para muchos países europeos por depender del suministro que decide el Kremlin. En el caso de España, se suman las complicaciones geopolíticas en el Magreb y la carencia propia de combustibles fósiles, con una inflación interanual del 8% que duele en los bolsillos de la clase trabajadora.

Pero a pesar que las malas noticias al respecto predominan en la prensa, hay algo que se está cociendo a fuego lento y constante en lo que hace a la ecuación energética española al largo plazo y que dispara el optimismo en agentes económicos, esos que forman parte de procesos de decisiones que obligan a mirar no a lo que ocurrirá el mes próximo sino la década siguiente.

El territorio español disfruta de media entre 1.800 y 1.900 horas de sol al año, mientras que en Alemania, Polonia, el Reino Unido y los países nórdicos la media va de 800 a 1.000. Es prácticamente el doble

“Spain is different” promocionaba el ministro franquista Fraga Iribarne en los 60. Y con respecto al clima y comparado con sus socios europeos, sí que lo es: de media, el territorio español disfruta de entre 1.800 y 1.900 horas de sol al año, mientras que en Alemania, Polonia, el Reino Unido y los países nórdicos la media va de 800 a 1.000. Es prácticamente el doble.

Hace 40 años esto era un factor envidiable para la atracción de turistas, pero en el contexto de la tercera década del siglo XXI, representa más que eso. Mucho más: con la bajada en los costes de producción de energía solar, la sofisticación tecnológica de paneles para captar la fotovoltaica y con el boom de inversiones disparado por la lucha contra el cambio climático —para sustituir a los combustibles fósiles, o sea gas y petróleo—, España tiene un camino plausible hacia un oasis. Los fondos europeos de recuperación aprobados por la hecatombe económica derivada de la pandemia no han hecho más que acelerar la situación, ya que buena parte de ellos Bruselas quiere que se dediquen a la transición ecológica y a disminuir la huella de carbono.

Y si bien hay otros países con la benevolencia de horas de sol, España tiene una diferencia también dada por la madre naturaleza. Italia y Francia gozan de bastante sol pero solamente en su franja sur, y Grecia y centro-sur de Portugal también lo tienen pero cuentan con menos territorio —el primero por el exceso de montañas y el segundo por menor extensión—. No es algo nuevo para el sector del capital: hace dos años España es el mayor receptor de toda Europa de inversiones en energías renovables, concentrado especialmente en la solar.

¿Esto puede cambiar por décadas la economía, sociedad y geopolítica en España? Sí. ¿La dirigencia política y económica debe ayudar a que esto ocurra y no perder una oportunidad histórica? También. Veamos por qué.

Energías renovables
Energías renovables Mercaderes del sol: el gran capital especulativo se cierne sobre la fotovoltaica
Alicante ya ha recibido más peticiones para instalar megaplantas solares que València y Castelló juntas. Algunos de los proyectos, planteados por corporaciones y fondos de inversión, amenazan con dejar a los pequeños productores sin derechos de conexión a la red eléctrica y ya están generando protestas entre gobiernos locales y colectivos

¿Un futuro prometedor?

Actualmente, según datos de Red Eléctrica de España (REE), el 46,7% de la energía que se generó en nuestro país en 2021 fue de origen renovable —eólica, solar e hidroeléctrica—. En 2007, este porcentaje solo suponía el 20%. El parque nuclear español, formado por siete reactores, aportó el 21% del total del suministro de la electricidad consumida. El tercio restante se generó con gas y petróleo importado: el primero es comprado principalmente a Argelia, Estados Unidos y Rusia. El segundo, comprado mayoritariamente a Nigeria, México y Libia.

No hace falta recordar que la reciente pelea entre Argelia y su vecino Marruecos, a través del cual se enviaba buena parte del gas —ahora es por un gasoducto directo— disparó las alarmas en el Gobierno español ante el peligro que genera esa dependencia. Algo similar a lo que sucede con Rusia y la disputa a gran escala con la UE a partir de la invasión a Ucrania.

Actualmente, según datos de Red Eléctrica de España (REE), el 46,7% de la energía que se generó en nuestro país en 2021 fue de origen renovable —eólica, solar e hidroeléctrica—. En 2007, este porcentaje solo suponía el 20%

“Si la regulación del Gobierno está bien diseñada para bajar los precios a los consumidores, se apunta a desarrollar industria con energía barata y se facilita que las inversiones sean rentables, soy optimista, se puede aprovechar la oportunidad. Que España sea la Arabia Saudí de la UE puede ser real y factible y va a suceder si no nos equivocamos”, dice a El Salto el economista especializado en energía y profesor de la Universidad de Alcalá, José Carlos Díez.

Lo argumenta basado, entre otras cosas, en algo simple: las metas del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC) establecido por Moncloa, las previsiones de inversión que ya se han anunciado y las condiciones climáticas de la península. “Ahora mismo hay solicitudes de inversores privados para incorporarse a la Red Eléctrica por 150 GW nuevos, y si bien hay algo de burbuja y hay algunos que quieren el permiso para revenderlo luego, el número es muy significativo”, recalca.

Según el PNIEC, el objetivo de Moncloa es instalar unos 60 GW para 2030 en energías renovables como mínimo, lo que supondría producir el 75% de electricidad con ellas. El impacto de esto en la bajada de precios del gas será enorme con el consecuente abaratamiento de los costes que beneficiará a consumidores y empresas. “Cuando hay sol y viento, el precio baja y cuando no lo hay, sube porque se consumen más combustibles fósiles —petróleo y gas—. Con el doble de instalación eólica y el triple de solar que seguramente se alcanzará, no necesitaríamos gas. Y para conseguir 60 GW más sólo se requiere utilizar el 1% del territorio”, señala.

Desde 2015 la fotovoltaica es la energía más barata para producir, cuesta 30 euros el megavatio, casi la mitad que la generación de eólica marina y similar a la eólica en tierra

El el año pasado España aumentó la capacidad en 4GW de generación y ello se logró con alrededor de 3.000 millones de euros de inversión. Este boom se explica por el costo de extracción: por el mismo motivo que un inversor prefiere extraer petróleo en Kuwait antes que en Canarias —cuesta 15 dólares con respecto a 90 en el archipiélago—, lo que sucede con la energía solar es igual: desde 2015 la fotovoltaica es la energía más barata para producir, cuesta 30 euros el megavatio, casi la mitad que la generación de eólica marina y similar a la eólica en tierra.

“Lo más atractivo de esto no es sólo producir energía muy barata sino la instalación de empresas. Por ejemplo, Amazon eligió Aragón para su centro de datos justamente por la fotovoltaica. Muchas industrias se van a deslocalizar de Francia y Alemania por la electricidad barata aquí, y de hecho es algo que ya está ocurriendo. La energía es un bien primario determinante y la industria se localizó antes en Francia, Bélgica y Alemania porque había carbón. Ahora la atracción es por la fotovoltaica”, subraya.

El caso que menciona de Amazon es emblemático de esta nueva era. La gigante estadounidense invertirá 2.500 millones de euros con data-centers asociados a una central fotovoltaica para suministrar la fuerte refrigeración que necesitará la infraestructura. No solo generará cientos de empleos directos e indirectos sino que la proyección de esa comunidad autónoma es que por esta inversión al medio plazo se dispare su PIB en 500 millones de euros.

Muchas industrias se van a deslocalizar de Francia y Alemania por la electricidad barata aquí, y de hecho es algo que ya está ocurriendo. La energía es un bien primario determinante y la industria se localizó antes en Francia, Bélgica y Alemania porque había carbón. Ahora la atracción es por la fotovoltaica

Otro ejemplo es la inversión de Volkswagen en Sagunto (València), de 7.000 millones de euros, para una planta de baterías y que tiene previsto contratar a 3.000 personas. La famosa empresa alemana firmó con Iberdrola un acuerdo para la construcción de un parque solar de 400 hectáreas que abastecerá a la planta y generará más del 20% de lo que necesite para funcionar. Es una muestra del nuevo fenómeno de la economía española: el de la alianza sol-industria-empleo.

Lo de los empleos no es menor. La instalación de parques solares y eólicos generará decenas de miles de empleos y según Díez “no hay trabajadores cualificados para este boom, y solo se requiere un curso de tres meses para saber hacerlo”. Imposible no pensar en el déficit de pensiones y la ayuda que sería a la Seguridad Social un incremento sideral de cotizantes.

“Empujados por la lucha contra el cambio climático estamos viviendo un cambio tecnológico y energético sin precedentes, el mayor en más de un siglo”, destaca Díez. Admite que este tipo de frases suenan muy a contramano en estos tiempos de inflación y aumento del gas. Ante la falta de difusión por parte de medios y economistas de este nuevo fenómeno, señala: “Es que no lo ven porque no tienen tanta información. Lo llevo estudiando hace cinco años. Cuando se enteran, no hay argumentos en contra”.

El reto por delante

La ultraderecha de Vox se ha jactado de criticar las limitaciones europeas al fracking —obtención de combustibles fósiles del subsuelo mediante fractura hidráulica—y de pedir potenciar la energía nuclear. El otro día, hasta el portavoz Espinosa de los Monteros, un clásico MBA [Master of Business Administration] de la llamada Escuela de Chicago, llamó a avanzar en el desarrollo de las renovables.

Hasta los de la España Vaciada, que cuestionan que la transición ecológica afecte a los pueblos del interior despoblado —Teruel Existe ha hecho estos días una fuerte protesta contra la demolición de la central carboeléctrica de Andorra—, también apoyan el desarrollo de las renovables. Incluso, aunque hay voces que reniegan de los parques eólicos y solares por dañar el paisaje, pero admiten de las posibilidades económicas que puede traer.

Más allá de esos ruidos minoritarios, el consenso político apunta a propiciar el camino que llevaría a España al 2030 a tener cerca del 90% de generación de energía renovable, con el impacto que eso conllevaría en la geopolítica y en las cuentas del Estado, ya que anualmente se gastan 30.000 millones de euros —dos puntos del PIB— en importar gas y petróleo que dejarían de enviarse al exterior y sería un capital disponible para cuestiones que mejoren la calidad de vida.

“Es verdad que hay muy buenos recursos” por horas de sol y suelo disponible pero aprovechar esto “depende de crear las condiciones para que eso pase”, dice Frederico Carita, especialista en energías renovables

¿Cuál es el desafío? Hay voces menos optimistas que las de Díez. Una de ellas es Frederico Carita, graduado en ADE en Lisboa y especializado en energías renovables de España para la compañía LevelTen Energy. En conversación con El Salto, afirma que “es verdad que hay muy buenos recursos” por horas de sol y suelo disponible pero aprovechar esto “depende de crear las condiciones para que eso pase”.

“Lo que se ve es que tenemos 70 GW de capacidad solar que están pidiendo permiso {para instalarse] pero solamente una parte pequeña lo tiene. Las estructuras del Gobierno no están listas para hacer todos estos trámites de la administración y el Gobierno sigue haciendo cambios regulatorios. Cada seis meses o un año algo están cambiando y por poco que parezca, eso el inversor lo tiene en cuenta”, señala.

Carita comenta que toda la cadena de permisos “lleva un promedio de entre dos y tres años, entre el inicio y el fin, para hacer un parque solar” y dijo que por ello es que la Comisión Europea está pidiendo que “sea todo más centralizado”. La diversificación de trámites por separado, sumado a los estudios iniciales y finales, más las licencias ambientales y los permisos de ayuntamiento y construcción son algo que amenaza el aprovechar este boom.

La paradoja es que no hay que eliminar burocracia sino hacerla más eficiente. “Hay que dotar de más recursos a los institutos que sacan estos permisos, que a veces ni hablan entre ellos”, añade. Pero dice que a pesar de todo España no es el peor ejemplo: en Francia el promedio de lo que tarda esta cadena es cinco años.

Otro reto es la interconexión: “La península es una isla energética y hay que trabajar también las interconexiones con otros mercados, porque las renovables son intermitentes entonces si se mejora la conexión entre países se va a disminuir el riesgo de cuando no haya solo viento, o vender el excedente. Esto Francia lo ha bloqueado mucho porque no quería que entrara la renovable barata de España, decían que sí pero luego nada avanzaba, pero ahora la UE ha exigido un porcentaje mínimo de interconexión”.

Carita dice escuchar “muchísimo interés y ganas de inversión en España” en el mercado de las renovables aunque advierte que “se está recalentando” porque “si antes había unos cinco compradores para cada proyecto ahora hay 15, y eso hace que los precios suban; aunque mientras que los inversores tengan un retorno, no hay problema en esto”.

El momento histórico está servido: cambio del eje productivo hacia las renovables y una fortuna climática con respecto a los socios europeos. Los años por venir serán clave para ver si la élite política y económica española supo aprovechar la oportunidad o fue otra oportunidad perdida.

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Colapso, porfavor
16/5/2022 15:40

Me sangran los ojos, ¿que basura tecnocreyente es esta? ¿Como puede caer tan bajo un medio como este? No esperaba tanta miopía socioecológica aquí, creía que estaba leyendo algún panfleto de el lobby eléctrico editado por el Ibex 35. Lamentable.

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bocadiño
16/5/2022 15:09

Si se trataba de crear polémica y debate, misión cumplida
Al menos para mi lo más relevante de todo este relato es que deja fuera quizá el gran problema: el diesel. Ni de lejos el hidrógeno "verde" es una alternativa seria al diesel, como mucho un substituto parcial con muchos inconvenientes. Y como Antonio Turiel repite incansablemente no olvidemos que la energía eléctrica a día de hoy no representa ni tan siquiera el 30% de nuestro consumo total.
Resumiendo, el único crecimiento posible se llama decrecimiento ;)

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ionetxabe
16/5/2022 7:50

Se da por hecho que el aprovechamiento de la energía solar ha de ser a través de grandes instalaciones a gran escala, diseñadas y decididas, como siempre, lejos de la ciudadanía. Como dicen en otro comentario, ¿y los movimientos del «renovables sí, pero así no»?. No se mencionan las comunidades energéticas, las afecciones al territorio, la desigual competitividad entre usos del suelo si entran grandes inversores en un contexto de burbuja económica … Hay otro modelo (más equilibrado, democrático, racional, sin una visión exclusiva de rentabilidad económica) de aprovechamiento de la energía solar para sacar partido de esas condiciones geográficas y climáticas, y ni se menciona.

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Boaterra
15/5/2022 23:47

Buen patinazo la verdad, muy urbanita de más

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yermag
yermag
15/5/2022 15:48

Un artículo parcial, subvencionado por IberTROLA y carente de visión. ¿No han leido a Antonio Turiel o a Alicia Valero? ¡Se acabó el carbón! bueno el carbón, el litio, el cobre, el acero, ... todo empieza a escasear. Fabricaran las placas solares con humo, como el humo de este artículo y otras patrañas. No hay mas remedio que reducir el consumo de energía, sustituir las máquinas por currelas, por ejemplo volver a ver a gente barriendo a mano y no con tubos sopladores que funcionan con un motor de gasolina de dos tiempos. Empiezan a escasear todas las materias primas. ¿Se entera o no se entera la clase obrera?

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Nerea-chan
Nerea-chan
15/5/2022 13:04

Esto sumado al clima propicio para grandes plantaciones de marihuana puede suponer un buen impacto en nuestra economía. No obstante, hay que tener en cuenta todo el dinero que entra por el turismo y que se reducirá y mucho si se toma en serio la reducción de gases contaminantes. Amazon en este sentido es inviable.

Cada nueva revolución tecnológico-industrial trae consigo un desbarajuste de clases: gente con dinero lo perderá y otra que no tiene ascenderá en la escala social. Aunque sin duda la mayoría irá a parar a los bolsillos de lxs grandes expropiadores de siempre.

Pero soy optimista, ya que espero que por todo ello haya también un “boom” de descontento y esperanza social, que habrá que saber canalizar a nuestro favor.

Salud.

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doritolva
15/5/2022 12:53

No me esperaba un artículo tan sesgado del salto, qué decepción! Y la escasez de materiales? Y el impacto en la biodiversidad y en el territorio? Y la autosuficiencia energética? Y el impacto en las vidas de la gente del mundo rural? Este artículo es humo, está subvencionado por las eléctricas o qué 😡

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RamonA
15/5/2022 10:34

Habría que escuchar al movimiento “renovables, sí, pero no así”. Si sólo se atiende a criterios técnico-económicos, olvidándonos de los ecológicos, de los sostenibles, de los demográficos (la España vaciada) y de los agroganaderos, puede que algunos fondos y algunas empresas se forren, pero a costa de la ruina o el bienestar de mucha gente. Y no hay tiempo para vacilaciones.

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Xiosif
15/5/2022 9:30

Ni una sola mención a la reconversión de sueldos de alto valor agronómico a industrial por la falta de una normativa que impida perder superficies tanto de regadío como de buenas producciones agrícolas. La reconversión del sistema de producción y consumo energético es fundamental, igual que lo será (como lo estamos viendo) el respeto por las tierras de cultivo que nos alimentan.

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ere mezu
15/5/2022 9:12

tecnoptimista se queda corto. queremos arrasar el 1% del territorio, que se suma a la barbarie urbana/industrial de las infinitaa infraestructuras, urbanizaciones turisticas, naves almacenes de cosas, aeropuertos... para producir electricidad para Europa.

como si no hubiera crisis climatica y destrucción incremental de ecosistemas, como si no necesitaramos sumideros de carbono o terrenos para producir alimento.

el nuevo colonialismo anglo/germano del IV Reich empujandonos de nuevo a la barbarie del tecnocapitalismo sin limites, ni etica, ni conciencia de hacia donde vamos, con la connivencia de este diario.

nadanuevo despues de ver el discurso unico de los medicamentos inoculados como vacunas

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