Elecciones 10N
Los sueños de Pedro Sánchez

Para demasiada gente, hace tiempo que el sueño se volvió pesadilla. Gente que ha visto cómo se rescataba delante de sus narices a la banca, las autopistas y a grandes empresas. Y aún están esperando su rescate. Esto es lo que debería quitarle el sueño, señor presidente.

25 sep 2019 20:12

Pedro Sánchez dijo el otro día que con Podemos en el gobierno no podría dormir tranquilo. También la CEOE, la banca y los grupos económicos que detentan el poder real de nuestro país dicen cosas parecidas. Son los que mandan sin presentarse a las elecciones los que han ejercido una presión enorme para que no se forme un gobierno de coalición. Son los mismos que auguraban “catástrofes” por la subida del SMI a 900 euros. A estas alturas demostrado queda que fue un acierto dicha subida, ha repercutido en más de un millón de personas.

Hay que recordar que la misma patronal firmo un acuerdo con las centrales sindicales que hablaba de acabar con los salarios de menos de mil euros mensuales y 14.000 anuales. Acuerdo que no se cumple, como tampoco se cumplen muchos convenios. Tenemos una patronal que nos quiere sin derechos y han hecho todo lo posible para que no haya un gobierno que modifique el actual escenario laboral extremadamente precario, con políticas activas que permitan recuperar los derechos sociales perdidos.

La precariedad en sus diversas formas quita el sueño. Una precariedad que se ha instalado como norma y que afecta a todas las edades, todos los territorios y sectores, incluidas familias de tres generaciones

Es bueno y fundamental dormir bien, pero en este país, por desgracia, llevamos más de 10 años en los que amplios sectores de la población tampoco pueden conciliar el sueño con calma y tranquilidad. Son los mismos años que llevamos de esta crisis estafa, que aún no se ha ido por mucho que nos quieran “vender la moto”. Por cierto, si es verdad —y parece ser que sí— la llegada de otra recesión en un futuro muy cercano, será un desastre para las familias y sectores que aún no se han recuperado. Crisis sobre crisis es un mal cóctel que va a ser muy difícil de digerir.

Debería el señor presidente ponerse en la piel de todas las familias afectadas por la crisis y los recortes sociales, cuyas causas y consecuencias son sobradamente conocidas. Burbuja inmobiliaria, especulación financiera, capitalismo de casino, desempleo, precariedad, pérdida de derechos, desahucios, miedo. La incertidumbre y un futuro incierto es lo que realmente quita el sueño.

Las personas con más de 45 años que se quedan en paro entran directos a la exclusión laboral y tienen complicado volver a encontrar trabajo. Lo dicen las estadísticas. Su última etapa de vida laboral se convierte en un tormento a pesar de estar en perfectas condiciones de ejercer sus respectivas profesiones. Son la generación abandonada.

Tampoco duermen bien nuestros hijos e hijas, que no pueden soñar con un trabajo estable, digno y con derechos, que les permita tener su independencia y la posibilidad de construir un hogar

Tampoco duermen bien nuestros hijos e hijas, que no pueden soñar con un trabajo estable, digno y con derechos, que les permita tener su independencia y la posibilidad de construir un hogar. Son la generación más preparada de la historia tal y como se ha repetido muchas veces. Aunque hay quien prefiere llamarla la generación perdida. Trabajan con salarios basura y en condiciones muy precarias e inestables. Con cotizaciones muy bajas que dificultaran sus futuras pensiones y protección social. Las relaciones laborales, tal y como las teníamos reguladas, han saltado por los aires con las reformas. Otorgando un poder desmesurado a las empresas, debilitando la organización de las trabajadoras y trabajadores, sus reivindicaciones y fuerza colectiva.

También podemos hablar de cómo duermen las microempresas y autónomos por la presión que ejercen las grandes cadenas multinacionales y las nuevas tecnologías a su servicio. O quienes sufren la subida desorbitada de alquiler por la nueva especulación con la vivienda que han impuesto los fondos buitres. Perder una vivienda con una deuda de por vida, tampoco deja dormir. Igual que les sucede a las personas afectadas por la pobreza energética.

¿Qué decir de los sueños de nuestros abuelos y abuelas? Verdaderos héroes y heroínas de esta década de crisis y retroceso social. Sin el soporte que han dado a sus familias en la noche oscura de los años más duros de la crisis, todo hubiera mucho peor. Es lo que un sociólogo llamaba la comuna familiar.

Hay que recordar que nuestro país está muy lejos de cumplir la carta europea de derechos sociales y ni siquiera tal compromiso está en la agenda a corto plazo. Dicho de otra manera. Estamos a años luz de las pensiones, salario mínimo profesional y protección social que se goza en la mayoría de países de nuestro entorno.

La precariedad en sus diversas formas quita el sueño. Una precariedad que se ha instalado como norma y que afecta a todas las edades, todos los territorios y sectores, incluidas familias de tres generaciones. Por ello en nuestro país, para demasiada gente hace tiempo que el sueño se volvió pesadilla. Gente que ha visto como se rescataba delante de sus narices a la banca, las autopistas y a grandes empresas. Y aún están esperando su rescate. Esto es lo que debería quitarle el sueño, señor presidente.

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