Política
Emisarios de Feijóo contactan a Puigdemont y se muestran dispuestos a una negociación

“La posibilidad de negociar con Junts no ha estado ni está sobre la mesa”, dijo la semana pasada Cuca Gamarra, secretaria general del Partido Popular. Pues va a ser que no: emisarios del candidato a presidente del Gobierno, Alberto Núñez Feijóo, han hablado con Carles Puigdemont. Según han confirmado a El Salto altas fuentes de la cúpula de JxCat, días pasados hubo “contactos privados” e informales entre un dirigente cercano de Feijóo con el president cesado de la Generalitat catalana, radicado en la ciudad belga de Waterloo desde 2017.

De esos intercambios de mensajes quedaron dos cosas claras: por un lado, la ejecutiva de Génova afirmó a Puigdemont que iba a “explorar los caminos” posibles antes las demandas que escuchó de su interlocutor, y por otro, que la cúpula de Junts per Catalunya está abierta a negociar de manera pragmática tanto con el Partido Socialista como con el Partido Popular.

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Guardado bajo siete llaves el contenido de esos intercambios (y cuyo nombre del interlocutor de Génova las fuentes han pedido resguardar), El Salto sí pudo saber que, en opinión del dirigente catalán, las formas en las que se contactaron los conservadores “han sido profesionales” y que desde el PP intentaron conversar sobre propuestas más relativas al futuro, mientras que en Waterloo les recordaron que no se puede hablar a futuro sin resolver cuestiones del pasado y sin enmendar las consecuencias de la aplicación del 155. No se puede pasar página así como así, dijo palabras más palabras menos Puigdemont.

Dicho de otra forma, los ‘populares’ se han mostrado con intención de indagar si “había una interlocución posible” y más proclives a concesiones sobre financiación y el régimen autonómico pero más negados a abrir un debate sobre las dos líneas rojas que establece JxCat: amnistía para los encausados del procés y validar el derecho de autodeterminación.

Sin embargo, el fin momentáneo del diálogo entre las partes acabó con la afirmación por parte del PP de que se van a “explorar los caminos” posibles. Sugestivamente, desde el entorno más próximo a Waterloo destacan que los emisarios de Feijóo se han mostrado más conscientes y dispuestos a sumir costes políticos que la contraparte socialista.

En Junts no tienen complejos en demostrar que son pragmáticos y que pueden dialogar con el PP simplemente porque no ven mucha diferencia en el PSOE en lo que hace al movimiento independentista. Otra fuente del partido catalán que conversa asiduamente con el expresident reflexiona ante la pregunta de El Salto: “¿El PP es peor que el Sánchez de Pegasus, del ninguneo constante y de las amenazas con traerlo a España preso? No han hecho nada distinto en estos años con respecto al independentismo. El problema es mirar todo esto desde Madrid y no desde Catalunya”.

El pasotismo del PSOE, la ansiedad de Sumar

En el Passatge de Bofill 11, sede nacional de JxCat (en el barrio barcelonés de Sagrada Familia) están sorprendidos por la indiferencia del equipo de Pedro Sánchez. Si por un lado y contra todo pronóstico el PP se ha mostrado más cercano de lo que uno se imaginaría, Ferraz está tensando la cuerda a más no poder. “No ha habido nadie del PSOE que se haya contactado con Puigdemont hasta ahora”, explicaron las mismas altas fuentes.

En ese sentido, se preguntan con quién piensa Ferraz conversar sobre la Mesa del Congreso, cuyo Día D es el próximo 17 de agosto: a las 10 de la mañana de esa jornada asumirán sus mandatos los nuevos diputados y deberán votar a las autoridades parlamentarias. “¿Creen que Junts le va a regalar a Sánchez formar la Mesa? Que no se confundan, no están hablando con Junqueras o Rufián”, dice desafiante un encumbrado posconvergente.

Los catalanes ven a Sánchez en una posición que orilla el divismo y esperando recibir apoyos gratis basado en el miedo a un gobierno Feijóo-Abascal. Pero ellos también son conscientes de los recursos propios: de ahora en adelante todo acuerdo pasará por JxCat. También creen tener en su poder un naipe disfrazado de bala de plata: auguran que una repetición electoral dejaría seguramente a Moncloa en manos de PP-Vox y eso abriría una etapa de lawfare y posible persecución judicial a toda la élite del PSOE, especialmente a Sánchez y sus ministros. Un incentivo importante para pactar.

“Esta será una negociación a cara de perro”, sentencian

Desde la dirección del PSOE respondieron a la pregunta de El Salto que no harán declaraciones con respecto al diálogo con Junts porque simplemente no existe alguno y que no habrá ningún acercamiento hasta después del 17 de agosto. Fiel al estilo Sánchez, la estrategia parece ser agudizar las contradicciones y que cada uno se retrate en ese proceso. Es decir, que la sociedad vea si Puigdemont es funcional a  la ultraderecha o no.

“No comentamos nada sobre la investidura. La próxima parada es el 17 de agosto y a partir de ahí vamos viendo”, han dicho herméticos en Ferraz. Igualmente, admiten que están dispuestos a explorar cambio en la financiación autonómica porque además “no es algo nuevo” que los socialistas hayan esgrimido ahora para seducir a los posconvergentes.

Quienes están intentando mostrar iniciativa política para que haya una investidura son los de Yolanda Díaz. De hecho, la propia vicepresidenta dijo la semana pasada que ha puesto sobre la mesa a varios interlocutores la propuesta a modificar el Reglamento del Congreso para que se pueda hablar en euskera, catalán y gallego en el hemiciclo, algo expresamente prohibido a pesar de que la Constitución reconoce la existencia y cooficialidad de esas lenguas.

“Desde Sumar nos gustaría que, teniendo en cuenta que nuestro país es diverso y plural, que es un país de países, las Cámaras podamos propiciar una reforma del Reglamento para que podamos expresarnos en las lenguas cooficiales. Esto gana derechos para las distintas identidades de nuestro país”, ha defendido la ministra de Trabajo. Cabe recordar que el año pasado los partidos nacionalistas intentaron una reforma similar, que fue tumbada por los votos en contra del PSOE, PP, Vox y Ciudadanos (partido que está a punto de desaparecer de las Cortes) y con el apoyo de Unidas Podemos.

Fuentes de Catalunya En Comú han confirmado a El Salto que el diputado Jaume Asens, muy cercano a Ada Colau y portavoz parlamentario en los últimos tiempos, está “en conversaciones tanto con Puigdemont como con Toni Comín”, también europarlamentario. Preguntado al respecto, Asens ha respondido solamente que no habla con ningún periodista sobre el asunto. La discreción es máxima. Ya trataron de reformar el Reglamento en este sentido en 2022

La Mesa no está servida

La aritmética endiablada que ha dejado la votación de la gente se sigue complejizando aún más. Los sufragios de los ciudadanos españoles en el exterior han dado que un escaño del PSOE por Madrid vaya a parar al PP, por tanto ahora, sin contar con el diputado de Coalición Canaria ni con los siete de Junts, existe un empate de 171 a 171 entre los bloques (PP-Vox por un lado y PSOE, Sumar, ERC, EH Bildu, PNV y BNG, por el otro). Si los nacionalistas canarios decidieran apoyar a Feijóo (cogobiernan su comunidad autónoma con el PP), la derecha podría tener mayoría.

Pero esto ahora está en paréntesis debido a que Ferraz ha decidido comenzar una embestida judicial por los 30.200 votos nulos en la comunidad de Madrid. Según el PSOE, si menos del 5 por ciento de esos votos fueran contabilizados, podría recuperar el escaño perdido por el voto exterior. La Junta Electoral madrileña ha rechazado la petición y la Central ha decidido no expedirse al respecto en su reunión del jueves pasado, postergándola para el lunes 7 de agosto.

Por ello, hoy todo tipo de acuerdo pasa por Waterloo, que se ha convertido, en argot británico, en el king maker del sistema político, al menos en esta coyuntura. Y si bien dentro de JxCat hay diferentes sensibilidades, los siete diputados que han accedido a escaños, liderados por Miriam Noguera, son todos leales a Puigdemont, por lo que no hay esperanzas de ningún tipo de Tamayazo.

El juego de las mayorías tendrá su día emblemático el 17 de agosto. La elección de las autoridades del Congreso es un hecho de enorme relevancia política e institucional: no solo es la segunda autoridad democrática más importante del país después del presidente del Gobierno (la tercera si contamos al Rey) sino que dominar o no la Mesa del Congreso puede determinar buena parte de la suerte parlamentaria. Basta con recordar lo que hacía la mayoría del PP-Cs en la Mesa liderada por Ana Pastor en el año que gobernó Sánchez tras la moción de censura.

La Mesa del congreso está formada por nueve personas: el presidente, cuatro vicepresidentes y cuatro secretarios. La votación es secreta y los diputados escriben el nombre en un papel: en el caso de que la mayoría absoluta no suceda, se hace una segunda votación y obtiene el puesto quien más votos consiga. Esto requiere de frenéticas y discretas negociaciones previas para que los diferentes partidos coincidan en qué persona votar (no es un voto por sí o por no, como en un proyecto de ley).

Si el PP logra articular una estrategia con Vox y Coalición Canaria puede quedarse con la presidencia del Congreso. Desde Junts dicen por lo bajo que sería mejor que el PSOE desista de su estrategia de postergar todo a después del 17A y comenzar a dialogar ahora. En medio de todo esto, y con una posición inasumible para buena parte del electorado español, dejan también trascender que ya estarían satisfechos no con una fecha de referendum pero sí con un proyecto serio de negociación del mismo. Toca a Sánchez jugar sus cartas.