Opinión
La amnistía y el buen samaritano

Aceptémoslo, sí: estas personas son delincuentes. Pero, ¿bajo qué Ley? ¿Consideramos legítima una Ley que prohíbe y persigue las consultas ciudadanas en democracia? ¿No debería, al contrario, una democracia que merezca su nombre reverenciar la expresión de la voluntad ciudadana?
Presos políticos catalanes
Chapa que pide la libertad para los presos políticos catalanes. Álvaro Minguito

Como tantos de mi generación, conozco hasta el hartazgo la parábola del buen samaritano. Era uno de los tostones más repetidos en aquellas tardes soñolientas de catecismo y los niños la escuchábamos —una y otra vez— enfurruñados por estarnos perdiendo las películas que programaba Sesión de Tarde. Recordémosla: un hombre al que han apaleado y robado yace “medio muerto” en el camino. Pasan un sacerdote y un levita pero dan un rodeo y no se detienen a ayudarlo. Sin embargo, un extranjero, el samaritano, sí se detiene, lo socorre, lo alimenta y cura sus heridas.

Pero escucharla mucho no es escucharla bien. Para todos los curas y profesores de religión que asaltaron mi infancia la parábola significaba, simplemente, que había que ayudar al prójimo. Incluso para mis oídos infantiles, un significado tan simplón rezumaba cierta sospecha. ¿Y ya está? ¿Esto es todo? ¿Que hay que ayudar a los heridos? Pues vaya cosa. Hasta el más lerdo sabe eso, pensaba aburrido concentrándome en el discurrir de las manecillas de mi reloj.

Solo muchos años después, en las arenas de Palestina, otro cura, teólogo por la Sorbona, me regaló otra explicación. La simpleza que me habían contado no expresaba el verdadero significado de la parábola. Esta tenía un sentido más profundo. Los sacerdotes del relato bíblico no es que fueran malas personas sino, al contrario, obraron como fieles observantes de la ley levítica. Y esta les prohibía taxativamente tocar un cadáver. Aunque sintiesen una gran compasión por el hombre yaciente, una ley superior, dictada por Dios, les impedía ayudarlo.

Sobre el samaritano no pesaba esa prohibición religiosa, así que sí pudo socorrerlo.

La parábola, entonces, no hablaba de buenos y malos, como tontorronamente predicaban aquellos curitas de pueblo, sino de la justicia o la injusticia de la Ley. Y lo que Jesús quería decir es que la nueva Ley que él venía a traer, “amar al prójimo como a uno mismo”, derogaba todas las disposiciones del Viejo Testamento que contradecían este simple principio.

Muchos opinadores nominadamente progresistas, no digamos los reaccionarios, se muestran contrarios a una futura Ley de Amnistía aduciendo que tal disposición establecería una doble vara de medir o, lo que es peor, que se estaría enviando el mensaje de que personas juzgadas y condenadas no cometieron delito y que el estado se equivocó al perseguirlas.

Coinciden también en expresar un cierto tono despectivo para con los condenados en el procés. Todos suenan con parecida melodía y en todos retumba con insistencia la palabra “delincuentes”

Estos textos coinciden también en expresar un cierto tono despectivo para con los condenados en el procés. Todos suenan con parecida melodía y en todos retumba con insistencia la palabra “delincuentes”. Delincuentes que cometieron “desmanes”, “atropellos” y toda clase de crímenes por los que, encima, no piden perdón.

Vaya por delante que yo particularmente no siento especial simpatía ni por el “procés” ni por sus protagonistas. Pero, cuando leo estas críticas casi siempre formuladas en tono indisimuladamente iracundo y faltón, no puedo evitar pensar en la parábola del buen samaritano.

Aceptémoslo, sí: estas personas son delincuentes. Pero, ¿bajo qué Ley? ¿Consideramos legítima una Ley que prohíbe y persigue las consultas ciudadanas en democracia? ¿No debería, al contrario, una democracia que merezca su nombre reverenciar la expresión de la voluntad ciudadana?

Pero no solo podemos cuestionar la justicia de la Ley, sino también la de su aplicación. Pues el proceso estuvo plagado de múltiples subterfugios legales que se exhibieron casi con descaro. Desde la definición de “violencia tumultuaria” aplicada a movilizaciones ciudadanas o a simplemente tratar de emitir un voto, hasta el forzadísimo encaje de aquellos hechos en el tipo penal de sedición, no digamos el de rebelión. Valga un ejemplo casi cómico: en la sentencia no se considera que las fuerzas de seguridad trataron de impedir la emisión del voto sino, al contrario, que aquellos que emitían el voto eran quienes intentaban impedir el trabajo de las fuerzas de seguridad. En la misma lógica que cuando uno le rompe a otro el puño a narizazos.

Pero no solo podemos cuestionar la justicia de la Ley, sino también la de su aplicación, pues el proceso estuvo plagado de múltiples subterfugios legales que se exhibieron casi con descaro

Otro ejemplo es la imaginativa y pintoresca nueva doctrina del Supremo que considera que existe malversación agravada aunque no haya ánimo de lucro, siempre que el acto provoque “satisfacción” a la persona que lo realiza. ¡Satisfacción! ¿Pero qué terminología jurídica es esta? ¿Y cómo miden el grado de satisfacción?

Sin embargo, a mi juicio, lo más escandaloso fue un hecho hoy casi olvidado: la inhabilitación de Quim Torra como Presidente de la Generalitat. Hablamos de que quien obtuvo un refrendo popular cercano a los 2 millones de votos fue expulsado de la Presidencia ¡nada menos! por una nimiedad acerca de si quitaba o no quitaba una pancarta y unos lazos de un balcón. ¿Cabe mayor desproporción y burla de la voluntad ciudadana? ¿En qué clase de régimen bananero puede un juez torcer las decisiones soberanas de la ciudadanía por semejantes bagatelas? Pues en este.

Pero es que, a raíz del Procés, hay miles de condenas y sanciones dirigidas contra personas anónimas por parecidos “delitos” que tienen que ver con la libertad de expresión: poner una bandera, no ponerla, o llevar una chapa o un lacito. ¿Es justa una ley que permite estos abusos?

El Estado español mantiene una serie de tipos delictivos que se emplean permanentemente como cajón de sastre para perseguir, castigar o amedrentar de un modo completamente arbitrario

Se hace necesario aquí volver a recordar esto: el Estado español mantiene una serie de tipos delictivos, desde el ultraje a la bandera o las instituciones hasta el enaltecimiento del terrorismo —o la misma acusación de terrorismo— que se emplean permanentemente como cajón de sastre para perseguir, castigar o amedrentar de un modo completamente arbitrario. Sus víctimas propiciatorias suelen estar en los ámbitos nacionalistas, pero también se dirigen contra músicos o cualquiera que tenga la mala suerte de ser elegido como chivo expiatorio o ejemplo moralizante.

De hecho, su poder intimidatorio estriba en que ninguno podemos sentirnos a salvo antes de emitir una opinión. Por ejemplo, el artículo 543 del Código Penal, que castiga las “ofensas a España” está redactado de un modo tan vago que podría aplicársele hasta a Unamuno. Y el que más de dos décadas después del cese del terrorismo siga habiendo condenas por enaltecimiento contra titiriteros o cantantes habla bien a las claras de su instrumentación ideológica como limitador de la libertad de expresión.

Volviendo al Procés, las piruetas jurídicas utilizadas para justificar los castigos se formularon con un acompañamiento argumental tan escuálido que debería repeler al sentido común de hasta el observador más lego. La sospecha se abre paso: si la Ley es tan justa y el delito tan evidente y odioso, ¿por qué hay que utilizar tales argucias? ¿Por qué hay que retorcer la realidad hasta extremos inverosímiles para que encaje en una narrativa jurídica torticera?

No es de extrañar, pues, que todos y cada uno de los tribunales europeos con bochornosa unanimidad hayan rechazado todas y cada una de las órdenes de extradición emitidas. ¿Y esto no da que pensar a un opinador progresista? ¿No provoca incomodidad? No lo parece, pues por doquier sigo leyendo una y otra vez coléricos textos que escarnecen como “prófugos” a los políticos exiliados haciendo además irónicas consideraciones sobre la virilidad de los “fugados”. ¿Prófugos de qué? ¿Alguien los persigue en Europa? ¿Y esto no plantea alguna duda acerca de la posible arbitrariedad de las acusaciones?

Llegados a este punto, hay que poner otro tema sobre la mesa. Al margen de las suspicacias fundadas que provoca este caso concreto, hay muchas otras razones para pensar que existe un vicio de origen y de legitimación democrática en las altas magistraturas españolas, las cuales, digámoslo con claridad, se muestran sin tapujos y de forma explícita como correa de transmisión directa de intereses políticos espurios. 

Cuando algún articulista bien intencionado alarma de que una Amnistía supondría un cuestionamiento  de la separación de poderes y, por ende, de los fundamentos de la democracia al poner en duda la independencia judicial, ¿de qué fantasía estamos hablando? ¿Cómo es posible aún sostener esta ficción?

En los cenáculos conservadores no andan con tales zarandajas y, al contrario, exhiben con  desparpajo que tales jueces, salas o instituciones son “suyas”. Y no solo no les parece mal sino que opinan que así debe ser: que el poder judicial debe servir de contrapeso a las veleidades insensatas de los gobiernos progresistas y, sobre todo, a las tendencias disolventes de los nacionalismos periféricos que jamás de los jamases están representados en él. Entonces, si ellos no tienen empacho en reconocer esta verdad, ¿por qué nosotros tenemos que seguir manteniendo una alucinación colectiva?

Se aduce también que, puesto que la Amnistía no figuraba en el programa electoral del PSOE, esto vuelve el resultado electoral ilegítimo. De aceptar esta tesis, no habría ni una sola legislatura que no se pudiese cuestionar pues en todas se adoptaron decisiones aún más traumáticas y graves sin ser anunciadas previamente. Pero, del mismo modo, quienes así razonan deberían reconocer que los partidos independentistas que sí se presentaron a las elecciones catalanas con el programa de hacer un referéndum, tenían, siguiendo la misma lógica, la obligación  de llevarlo a cabo.

Se puede afirmar que todas las oscuras sombras que rodean a este proceso cuestionan también de algún modo los modos y valores de un Estado que se dijese democrático

No trato de defender aquí a los encausados y condenados del Procés ni la práxis de los partidos políticos independentistas. No considero que sean unos mártires ni que sus acciones sean un ejemplo de sensatez. Sin embargo, se puede afirmar que todas las oscuras sombras que rodean a este proceso cuestionan también de algún modo los modos y valores de un Estado que se dijese democrático. Y, en todo caso, asumiendo que la judicatura también hace política, que sus decisiones son políticas y sus intereses políticos, ¿a qué tanto escándalo en que desde la política se puedan modificar sus dictámenes?

Con la salvedad de que el Parlamento, el poder legislativo responsable de la aprobación las leyes sí está investido por lo más sagrado de una democracia: la voluntad de los votantes. ¿Pero de dónde obtienen su legitimidad otros poderes del estado? Poderes, además, que permanentemente airean con total desparpajo, sus componendas y amaños para que sea este y no otro el que juzgue, este y no otro el que opte a tal o cual puesto, este y no otro quien ostente tal o cual responsabilidad. Y que, si para colocar a sus acólitos, tienen que paralizar años el funcionamiento de instituciones esenciales, las paralizan y en paz. Si fueran realmente independientes, ¿no daría igual uno que otro? ¿No cabría esperar que progresistas y conservadores discrepasen o coincidiesen naturalmente sin parecer los devotos prosélitos de una u otra facción?

Leyendo, sin embargo, estos artículos hipercríticos contra una Ley que aún no existe, pareciera lo contrario: que son los legítimos representantes de los ciudadanos quienes se comportan como mercachifles y hacen de su acción legislativa un sucio cambalache, en tanto que las acciones judiciales parecieran provenir de seres angélicos investidos por no se sabe qué sacrosanta y divina virtud. Llega incluso a deslizarse la idea de que la acción legislativa podría ser “ilegítima”, incluso respetando la legalidad formal.

Esto es muy peligroso y equivale a decir que las únicas disposiciones cuestionables en una democracia son, paradójicamente, las que emanan del pueblo

Esto es muy peligroso y equivale a decir que las únicas disposiciones cuestionables en una democracia son, paradójicamente, las que emanan del pueblo. Y que aquellas otras que provienen de poderes no sometidos al escrutinio ciudadano deben ser acatadas silenciosamente. Cosmovisión esta, que si bien es comprensible entre los partidarios de los regímenes autocráticos, resulta sorprendente en un pensamiento progresista.

En el Nuevo Testamento abundan ejemplos en los que Jesús cuestiona la Ley antigua. Otro de ellos es el célebre pasaje en que unos fariseos van a lapidar a una mujer acusada de adulterio. Aquellos fariseos no eran mejores ni peores personas: igualmente no hacían más que cumplir lo ordenado en el Levítico. Estaban interpelados por una Ley superior que hoy consideramos injusta y cruel pero que para ellos era de obligado cumplimiento. Una Amnistía podría, de un modo similar, corregir los excesos, abusos y desproporciones de un uso de la Ley cuestionable, con preceptos punitivos que no desentonarían en aquel bárbaro Levítico bíblico. ¿Y acaso no está hecha para eso la política? ¿Y hay algo reprobable en utilizarla para la distensión, para la reconciliación? ¿Por qué es más moral defender el castigo y la venganza? El que esté libre de pecado que tire la primera piedra, dijo Jesús. Entonces, aquellos fariseos dejaron caer las suyas y se retiraron avergonzados. Hoy, nuestros fariseos se hubiesen regocijado en la cruel lapidación, aferrados con uñas y dientes a su Viejo Testamento.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Precariedad laboral Les vamos a dar unos datos
Facilitar datos es una buena práctica para que se comprendan mejor los discursos, mucho más dependientes de la fluidez oratoria del político de turno y de sus dotes para hacer grandes frases sin decir nada concreto
Opinión
Geopolítica El efecto mariposa en la geopolítica de nuestro tiempo
El planeta se encuentra inmerso en cuatro encrucijadas, cada una de las cuales por sí misma, tiene la potencia para dislocar el mundo que conocimos.
Opinión
Opinión Travestis
La literatura no puede tener como fin la propia literatura porque las palabras siempre dicen cosas por lo que hay que decir cosas con ellas.
Paco Caro
16/10/2023 17:50

Yo no creo en las naciones, ni grandes ni pequeñas, ni antiguas ni nuevas, ni pasadas ni futuras: todas me parecen una tomadura de pelo. Sin embargo, el independentismo abre melones, que, si no, no se abrirían. Y lo agradezco en el alma.

1
0
jumasama1950
15/10/2023 12:38

Excelente artículo.

1
0
Genocidio
Genocidio El Gobierno de Israel compara al TPI con los nazis tras la solicitud de orden de detención contra Netanyahu
Reacciones a la decisión de investigar por crímenes de guerra al primer ministro y el ministro de Defensa de Israel. Hamás y la OLP denuncian que el Tribunal de La Haya equipara a víctimas y verdugos.
Irán
Irán La muerte del presidente de Irán sacude un escenario internacional convulso
Teherán comunica la muerte de su jefe de Gobierno, Ebrahim Raisi, y su ministro de exteriores, Hossein Amirabdollahian, después de que su helicóptero se estrellara en la tarde del domingo.
Crisis climática
Overshoot Day España entra en déficit ecológico
Este 20 de mayo se cumple el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra en España, lo que significa que el país ya ha consumido el límite de recursos naturales por año que permitiría al planeta regenerarse.
Industria
Transición ecosocial El sindicato ELA se prepara para demandar a la multinacional Stellantis por el cierre de la fábrica Mecaner
Considera que Stellantis ha podido vulnerar derechos básicos como la tutela judicial efectiva y la libertad sindical al empujar a los trabajadores a elegir una indemnización que triplica el mínimo y que implica renunciar a una demanda colectiva.
Fascismo
Visita de Milei Javier Milei y Santiago Abascal: amor al odio y fascismo de mercado
Las ultraderechas son el experimento aún inacabado de la fórmula orgánica mediante la cual el capital concentrado aplicará su programa tras el progresivo agotamiento de la fórmula neoliberal.
Contigo empezó todo
El Salto libros El Salto lanza su propia línea editorial con un libro sobre la otra historia de España
El Salto Libros se estrena con el volumen ‘Contigo empezó todo’, del periodista Eduardo Pérez, otra visión de la historia de España a través de 30 episodios olvidados. Suscríbete y te lo enviamos gratis.
Unión Europea
Unión Europea Derechos humanos frente a militarización: 600 entidades interpelan a los partidos ante las elecciones europeas
A tres semanas de las elecciones para el Parlamento de Europa, seiscientas organizaciones no gubernamentales se han unido para exigir una Europa que blinde los derechos humanos ante la escalada en las políticas belicistas.

Últimas

Europa del Este
Cáucaso Marta Ter: “Chechenia pasó de ser la piedra en el zapato del Kremlin a su principal aliado”
Marta Ter Ferrer, especialista en el Cáucaso Norte relata en su libro ‘La Chechenia de Kadírov’ las duras condiciones de vida que sufre la población chechena bajo el régimen de Ramzán Kadírov.
Palestina
Manifestaciones por la Nakba Quince poblaciones del País Valencià salen a la calle por Palestina
La quinta movilización estatal contra el genocidio ha visibilizado este fin de semana en las principales poblaciones valencianas el clamor de la condena al sionismo.
Educación pública
Educación pública El profesorado madrileño vivirá este martes su quinta jornada de huelga desde el inicio del curso
El personal de enseñanzas no universitarias de la Comunidad de Madrid vivirá otro paro tejido desde abajo con reclamaciones como la reducción de las horas lectivas o la bajada de las ratios.
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Más noticias
Green European Journal
Green European Journal Agricultores indignados y olas de calor: elecciones en la India
En el contexto de las elecciones de la India, las cuestiones económicas y sociales se entremezclan con las crecientes temperaturas y el declive de las cosechas.
Educación
Recortes Clamor en las escuelas de idiomas del País Valencià contra los recortes
Los recortes de la Conselleria de Educación cara al próximo curso han desatado indignación ante lo que la comunidad educativa considera un ataque a la educación pública.
Memoria histórica
Memoria histórica El Archivo Histórico de Movimientos Sociales toma cuerpo en Alcalá de Henares
Tres años después de su aprobación, a partir de septiembre cualquier persona podrá consultar archivos que, en muchos casos, fueron generados durante la clandestinidad o en el exilio por diferentes organizaciones política y sociales.
Movimiento BDS
Palestina La Universidad Autónoma de Barcelona y la ciencia europea al servicio de Israel
Una investigación destapa los lazos entre la universidad catalana y el entramado universitario israelí, así como sus vínculos con tecnologías armamentísticas.
Represión
Represión policial Andalucía con Palestina señala como “atropello antidemocrático” la actitud policial en una manifestación
Durante la manifestación el sábado 18 de mayo en Sevilla en apoyo a Palestina y por el 76 aniversario de la Nakba, los agentes policiales denunciaron por desobediencia al activista Isidoro Moreno e identificaron y multaron a varias participantes.

Recomendadas

Migración
Migraciones Patera vacía: navegando en la necropolítica migratoria
Seguimos a un grupo de gente que se resiste a aceptar el designio de la suerte y del azar que hace que haya víctimas o supervivientes de manera injustamente aleatoria.
Periodismo
Jesús Cintora “Nunca había estado tanto tiempo fuera de la televisión o la radio... no sé por qué será”
El expresentador de Las mañanas de Cuatro publica ‘El precio de la verdad’ (Editorial B, 2024), un ensayo sobre el estado actual del periodismo español.
Migración
Migración y Asilo La Europa Fortaleza ya está en marcha en Líbano
Líbano devuelve 200 refugiados a Siria en el primer retorno supuestamente voluntario desde que Von der Leyen anunciara el pacto anti-inmigración con Beirut.
Entrevista La Poderío
Cristina Consuegra “La cultura es aquello que te posiciona contra la barbarie”
A Cristina Consuegra es difícil encajarla en una cosa. Consuegra es un torbellino de colores que lo lleva to' palante. Lo mismo organiza un festival de cine de índole nacional en los barrios, que la escuchas en la radio, por citar algo. Consuegra es mucha Cristina y Cristina es demasiada Consuegra.