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Forma de Estado
Confederalismo ibérico, una propuesta actual hacia la autogestión
En un mundo de tiburones globales y oligarquías transnacionales solo la solidaridad y el apoyo mutuo entre los pueblos de Iberia y entre sus movimientos populares puede construir una alternativa creíble
Instituto de Ciencias Económicas y de la Autogestión
Tras los sucesos ocurridos recientemente en Catalunya, el problema territorial en el Estado español ha pasado a convertirse en una de las más candentes cuestiones de la actualidad. El Procés catalán, masivamente apoyado en las calles por un parte muy importante de la ciudadanía, junto a los históricos reclamos de autonomía e independencia en las nacionalidades históricas, conforman los hitos principales de una situación explosiva que puede conducir a una quiebra desordenada del Régimen del 78, tanto como a su restauración autoritaria sobre la excusa de la unidad nacional.
Para quienes venimos del mundo de los movimientos sociales, el municipalismo y el movimiento obrero, los procesos soberanistas, así como las ansias unitarias, de distintos sectores de la clase política, están repletos de contradicciones y ambivalencias.
El independentismo se alimenta de un interclasismo dirigido por sectores importantes de las burguesías locales con intereses muy ligados a la búsqueda de la continuidad de los regímenes de acumulación del capital en sus espacios territoriales, que se considera estarían mejor salvaguardados por una relación directa con la Unión Europea que eliminase la “parasitaria” intervención de las élites madrileñas que, con la excusa, más o menos venal, de la redistribución, vehiculan parte del excedente a la supervivencia de sus redes de corrupción.
Este independentismo burgués se ve acompañado, también, por amplios sectores de los movimientos populares periféricos, que ven en el proceso de ruptura unilateral una ocasión a la medida para la apertura de procesos constituyentes de profundización democrática, tanto a nivel local, como en el conjunto del Estado (o lo que quede del Estado tras la fractura). Una estrategia que muestra sus límites en la ausencia de articulaciones mutuas y en la imposibilidad, en ese contexto, de construir una izquierda antagonista, a nivel peninsular, que vaya más allá de lo mediático, así como un discurso compartido que supere el nivel de la máxima abstracción, expresada en conceptos como “la plurinacionalidad de España”, que siendo fundamentalmente acertados, nunca arriesgan a descender a lo concreto para diseñar una propuesta articulada y coherente.
La ruptura creciente de las izquierdas, tanto estatales como locales, es una muestra palmaria de que no es la voluntad de transformación social la que está determinando la agenda
La ruptura creciente de las izquierdas, tanto estatales como locales, es una muestra palmaria de que no es la voluntad de transformación social la que está determinando la agenda o las discusiones públicas en los últimos tiempos, sino un nacionalismo estrecho, y muchas veces abiertamente neoliberal, compartido por los centralistas, pseudo federalistas e independentistas mayoritarios.
El unitarismo, por su parte, se repliega sobre la mítica narración de la salvaguarda de España como unidad de destino por medio del Estado centralizado, sólo sostenible desde un repliegue autoritario y autocrático, o sobre un brindis al constitucionalismo ligado a la supervivencia del Régimen del 78 como único horizonte, sin haber desarrollado nunca (en los últimos 40 años) un pensamiento federalista a la altura de las circunstancias. Y ello tanto si el unitarismo se declara de izquierdas o de derechas.
El análisis de la situación parece bascular entre los extremos. Por un lado tenemos el jacobinismo centralista, herencia del franquismo y su imaginería patriotera, del PP y Ciudadanos, que sólo podría sostenerse desde el autismo democrático y la negación obtusa de la realidad, construyendo un proceso de recentralización autoritario y, en última instancia, profundamente desestabilizador del propio Régimen.
Por el otro lado, tenemos las tensiones centrífugas del independentismo, ambivalente y contradictorio a nivel social, que, si siguen siendo encauzadas por las burguesías locales, podrían iniciar un proceso de fragmentación y voladura controlada (por las instancias del capital) del Régimen del 78, dejando inermes a los pueblos ibéricos frente a las oligarquías globales y a los flujos financieros transnacionales, convirtiéndolos en una suerte de protectorados “de facto” de las instituciones europeas, hegemonizadas por fuerzas neoliberales.
PSOE y Podemos, pese a hablar tímidamente de federalismo o plurinacionalidad, no pasan de propuestas genéricas y poco claras, respetuosas en esencia con el statu quo que ha conducido a esta situación
Entremedias, PSOE y Podemos, pese a hablar tímidamente de federalismo o plurinacionalidad, no pasan de propuestas genéricas y poco claras, respetuosas en esencia con el statu quo que ha conducido a esta situación. Colaboración con el régimen que, en el caso del PSOE, se ha vuelto palmaria al participar en la voladura de la autonomía de Catalunya por el gobierno central.
Esa indefinición histórica, marcada por la apuesta decidida por el Régimen y la Constitución del 78, realizada en la Transición por los partidos socialista y comunista, es la que ha llevado a que el federalismo se vea, por los movimientos populares de las naciones periféricas, como una opción vacía de significado y sobrepasada por la realidad.
¿Caben alternativas a la recentralización autoritaria o a la fragmentación en manos de las burguesías locales? Los movimientos populares de la Península Ibérica, podrían perfectamente, bucear en su historia en su búsqueda.
Para el republicanismo federal, uno de las principales vertientes del republicanismo histórico anterior a la Guerra Civil, de tendencias fuertemente municipalistas y socializantes, la pluralidad de España, que había dado lugar a tensiones crecientes, sólo se podía solucionar desde la perspectiva federal.
El federalismo era, en todo caso, lo que se llamaba un “federalismo sinalagmático”, basado en el libre pacto, con una fundamentación mucho más profunda que el federalismo limitado del que suelen hablar los aficionados a las constituciones neoliberales.
Se basaba en las autonomías municipales, y en su asociación, más que en la conformación de fuertes Estados federados centralizados. La cadena federal iba desde el individuo a la Confederación, pero tenía su centro en el municipio como lugar de expresión de la más profunda democracia local, donde las oligarquías podían ser sometidas a un control más estricto por las masas populares. La idea era que los distintos niveles de actuación del principio federativo (municipio, Estado federado, Federación o Confederación) se construían sobre la base del derecho a decidir, en base a competencias que se mantenían, en su mayor parte, en los escalones inferiores, donde el ejercicio del poder estaba más apegado a la voluntad y participación del ciudadano. Esto justificaba el recurso a las autonomías municipales durante la Primera República española, como sustrato democrático esencial.
Esta perspectiva contrasta fuertemente con la situación actual, en la cual la autonomía de los municipios ha sido limitada hasta el extremo con una legislación punitiva que los mantiene inermes al dictado del gobierno, convirtiéndolos en instrumentos pasivos de una política económica destinada al pago de una deuda ilegítima, por contraída únicamente para salvaguardar los intereses de las élites. Nos estamos refiriendo a la llamada Ley Montoro y las últimas modificaciones de la Ley de Bases de Régimen Local.
Muchas de sus corrientes lanzaron o siguieron tambén las las ideas del "latinismo" y del "iberismo" como alternativas a un Estado español débil, sometido, ya entonces, a los intereses geopolíticos de las potencias del Norte
El federalismo fue incluso más creativo desde el punto de vista del análisis territorial: muchas de sus corrientes lanzaron o siguieron también las ideas del “latinismo” y del “iberismo”, como alternativas a un Estado Español débil, sometido, ya entonces, a los intereses geopolíticos de las potencias del Norte, y convertido en el paria conservador y reaccionario de Europa.
La Unión Ibérica, propuesta ya por Abate Marchena, imbuido de los aires liberalizadores de la Revolución francesa, fue un ideal compartido por muchos intelectuales del siglo XIX español y portugués. Pero, pese al fracaso de la Primera República española, el iberismo no fue nunca abandonado por los federales. Podemos reencontrarlo en las tentativas organizativas llevadas a cabo por el republicanismo más radical y filo-libertario de la Segunda República: el Partido Social Ibérico, de Salvador Cánovas Cervantes, en Madrid, o el Partido Republicano Federal Ibérico, que organizará Eduardo Barriobero en Cataluña, al hilo de la Guerra Civil, o el Partido Sindicalista de Ángel Pestaña. También lo encontramos en las perspectivas de auténticos fundadores del nacionalismo de izquierdas de algunos de los pueblos del Estado Español, como el andalucista Blas Infante.
Es más, desde el republicanismo federal el iberismo se filtrará en los medios obreros libertarios como una especie de música recurrente, íntimamente relacionada con la idea del internacionalismo proletario, pero partiendo de lo cercano. No en vano encontramos referencias claras en los nombres de las organizaciones libertarias como la Federación Anarquista Ibérica (FAI) o la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias (FIJL), o en obras importantes de militantes anarcosindicalistas decididamente iberistas, como el libro “Hacia una federación de autonomías ibéricas” de Felipe Alaiz, director del principal periódico de la CNT, “Solidaridad Obrera” y, previamente miembro del grupo aragonés de intelectuales “Talión”, junto a Angel Samblancat, Gil Bel, Ramon Acín, Joaquín Maurín o Ramón J. Sender. Después, el iberismo sería continuado por autores de la talla de José Saramago que en su libro “La balsa de piedra” reivindicaba la esencial afición a la protesta de los pueblos peninsulares.
¿Es el federalismo municipalista y socializante una propuesta a la altura de las necesidades populares del día de hoy? En el contexto de la recuperación, en el seno de los movimientos sociales no institucionales, del pensamiento municipalista y ecologista de autores como Murray Bookchin y Janet Biehl, parece que sí. Incluso, los experimentos sociales de Chiapas (los municipios autónomos zapatistas) o Rojava (el confederalismo democrático kurdo, que se ha extendido como proyecto a otros lugares como Sri Lanka) parecen presentar el federalismo y el municipalismo, sobre la base del protagonismo popular y el recurso a la democracia económica y la autogestión, como las alternativas esenciales al concepto dominante del Estado neoliberal, ante la casi segura imposibilidad de recuperar el Estado keynesiano como horizonte real en esta fase del capitalismo senil. Alternativas más o menos cercanas a esta perspectiva se han ensayado también en base al concepto de plurinacionalidad en Ecuador y Bolivia, y otros lugares de América Latina.
La perspectiva de una federación o confederación es la única que puede ahuyentar al tiempo los fantasmas del autoritarismo centralista y de la fragmentación autista
¿Tiene algún sentido el iberismo en este escenario? Despojados de todo esencialismo nacionalista, que ve en abstracciones y linajes reales el origen de los pueblos, para mejor entregarlos rendidos ante las oligarquías locales, la perspectiva de una federación o confederación, basada en el derecho a decidir, de los pueblos de Iberia, es la única que puede ahuyentar al tiempo los fantasmas del autoritarismo centralista y de la fragmentación autista, conformando un espacio practicable para la plurinacionalidad de base democrática.
Municipalismo, federalismo y autogestión, se plantean así como la única alternativa viable a la fragmentación acelerada sin ruptura con el orden socioeconómico neoliberal, que ha pasado a basarse en la gestión descentralizada de las decisiones que se toman a nivel supranacional, o incluso en los despachos ignotos de los fondos de inversión globales y empresas transnacionales.
La plurinacionalidad es una realidad. Los vínculos en común, también
No negamos la existencia de España. No negamos la existencia de Catalunya. No negamos la existencia de Portugal. Sólo decimos que, en un mundo de tiburones globales y oligarquías transnacionales que pueden derribar a los gobiernos moviendo sus capitales en fracciones de segundo, o imponerles rescates y recortes antisociales, sólo la solidaridad y el apoyo mutuo entre los pueblos de Iberia, y entre sus movimientos populares, puede construir una alternativa creíble.
La plurinacionalidad es una realidad. Los vínculos en común, también. El principio federativo y la escala ibérica, necesidades de los tiempos para construir un espacio realmente democrático en nuestra sociedad.
Confederalismo ibérico, pues, y municipalismo democrático, también en lo económico, como primeros puntos de apoyo para conformar una Europa radicalmente diferente y un Mediterráneo distinto. Un camino de apertura para la transición a una sociedad de lo cercano, la sostenibilidad y la participación popular.
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La visión que transmite el artículo de lo que está sucediendo en Cataluña está demasiado idealizada. Para los que vivimos aquí (en Cataluña) y tenemos un punto de vista crítico ambos nacionalismos (el catalán y el español) están sacando provecho electoral de una escenificación teatral muy bien montada.
Os recomiendo la lectura de estos dos análisis:
PROCESANDO LA IMPLOSIÓN (I). La prensa caviar y el momento 11M.
http://ctxt.es/es/20171108/Politica/16124/gobierno-cataluna-campana-elecciones-155.htm
PROCESANDO LA IMPLOSIÓN (II). 57 días en Piolín.
http://ctxt.es/es/20171115/Politica/16242/gobierno-piolin-cataluna-campana-elecciones-155.htm
Y en términos de lucha de clases mejor no entrar. Las clases dominantes están encantadas con esta tempestad de banderas que ha hecho casi invisible el saqueo del patrimonio público, las privatizaciones y el aumento de las desigualdades.
Un artículo en una línea semejante
http://www.eldesconcierto.cl/2017/11/02/a-proposito-de-cataluna-lo-singular-la-totalidad-y-lo-comun/
En España no hay cultura demcratica para evolucionar hacia un estado democratico yde respeto hacia todos los pueblos q ahora mismo configuran este estado autoritario ycarente de justicia social
Lo explicó magistralmente Arnaldo Otegi el día de su recibimiento en Anoeta: https://www.youtube.com/watch?v=One6lBhyiM0
Uno de los autores de este texto demostrando su unitarismo extremo y su colaboración con la represión del pueblo catalán...(ay, no, si le pega un buen repaso a un concejal de Ciudadanos en defensa de los derechos civiles y se gana una buena ración de odio de los comentaristas (estos si) unionistas de un conocido medio on line madrileño): https://www.ivoox.com/que-ha-pasado-1-o-especial-economia-audios-mp3_rf_21199640_1.html
Por cierto, otro de los firmantes tiene un procedimiento sancionador abierto como asistente a una concentración ilegal (la primera que se hizo en Madrid en solidaridad con Catalunya)
Pero bueno, si lo que queréis es unanimidad "a la búlgara"...
Os gusta poco el victimismo. Sí, en España seguramente seais tratados como "el enemigo interno" y os incluyan en su '¡A por ellos!', pero el caso es que en este momento no llega con exigirle un imposible al Estado neofranquista español como es que respete el derecho de los catalanes y las catalanas a la autodeterminación. No llega, en primer lugar, porque a diferencia de las cosas que se imagina, o incluso se cree Irene Montero, el Estado español NUNCA admitió el derecho de autodeterminación de ninguno de los muchos pueblos que sometió. Es más: en España no teneis la correlación de fuerzas necesaria para abocar ni siquiera a una reforma constitucional en este sentido, que sería contestada inmediatamente con un 155 para los españoles. Si el derecho de los pueblos sin Estado no se reconoce, si no hay correlación para imponerlo por vía institucional, dejad, cuando menos, que quien pueda ejercerlo lo haga y dejad de "aconsejar" cuando nadie pidió consejo y simplemente se quiere autodeterminar para marcharse. El paternalismo estilo Monedero, que tan bien denuncia Ramón Grosfoguel nos seus videos, es el complemento necesario, y amable, del 155 y la brutalidad policial.
O IBERISMO
O iberismo é a solução para recuperar a soberania dos povos e das nações ibéricas .
Entenda-se o Iberismo não como uma fusão dos estados ibéricos numa única nação, mas sim como uma união de estados independentes (dos actuais e dos que se vierem eventualmente a constituir democraticamente por consulta popular) assim como de todas as regiões autónomas insulares e peninsulares e seus respectivos estatutos de autonomia. E uma união com uma política económica de complementaridade, de modo a melhor se poderem aproveitar todas as potencialidades que este nosso sub-continente nos oferece, e assim alcancar o bem-estar social que nossos povos merecem. E desenvolver ainda mais o intercâmbio cultural peninsular em curso, pondo em relêvo as especificidades regionais linguísticas e os seus costumes, as suas tradições e as suas manifestações artísticas (¹).
Já em meados do século IXX a ideia do Iberismo ressurge com alguma intensidade em Espanha e Portugal através principalmente dum livro, ou melhor dum manifesto de Sinibaldo de Más (²), onde esta ideia é defendida por personalidade ibéricas com alguns argumentos que sendo hoje obsoletos não invalidam contudo a actualidade da tese ali desenvolvida.
Hoje, Espanha e Portugal estão vivendo outra situacao neo-colonialista com a perda das soberanias, devido à vergonhosa aceitação, pelos govêrnos dos dois países, de uma política neo-liberal imposta pela Alemanha através do seu “orgão executivo” intitulado “União Europeia” e da moeda única.
Uma recuperação da soberania e da independência dos povos e das nações ibéricas só é possivel quando abandonarmos a moeda única (³), e revermos as nossas relações com a “União Europeia”.
Para isto é condição “sine qua non” uma União Ibérica, cuja constituição formal terá de ser democraticamente sujeita a discussão e consulta popular.
A Península Ibérica é um sub-continente separado naturalmente da Europa pela cordilheira dos Pirinéus. O nosso modo de vida, os nossos costumes, ou sejam as nossas características ibéricas são muito diferentes daquelas que se convencionaram chamar de europeias, e as quais na verdade só são as que se revelam predominantes na sua região central.
O Iberismo é uma realidade latente que aguarda unicamente o momento da sua formalização, impedida sempre por variadas razões histórico-políticas; actualmente, e devido aos efeitos negativos da adesão à “União Europeia” e à “moeda única”, estão criadas todas as condições necessárias para se poder levar a cabo com sucesso a sua concretização.
-------------------------------------------------------------------------------------
(¹) www. iberismo.org
(²) Sinibaldo de Mas
La Iberia – Memoria sobre la conveniencia de la union pacifica y legal de Portugal y España
Cuarta Edicion
Barcelona –Imprenta de Narciso Ramirez, Escudillers 40
1856
(³) Alberto Montero – La otra economia (www.albertomontero.com)
Otto Solano
2015
www.otto.solano@gmx.de
O IBERISMO
O iberismo é a solução para recuperar a soberania dos povos e das nações ibéricas .
Entenda-se o Iberismo não como uma fusão dos estados ibéricos numa única nação, mas sim como uma união de estados independentes (dos actuais e dos que se vierem eventualmente a constituir democraticamente por consulta popular) assim como de todas as regiões autónomas insulares e peninsulares e seus respectivos estatutos de autonomia. E uma união com uma política económica de complementaridade, de modo a melhor se poderem aproveitar todas as potencialidades que este nosso sub-continente nos oferece, e assim alcancar o bem-estar social que nossos povos merecem. E desenvolver ainda mais o intercâmbio cultural peninsular em curso, pondo em relêvo as especificidades regionais linguísticas e os seus costumes, as suas tradições e as suas manifestações artísticas (¹).
Já em meados do século IXX a ideia do Iberismo ressurge com alguma intensidade em Espanha e Portugal através principalmente dum livro, ou melhor dum manifesto de Sinibaldo de Más (²), onde esta ideia é defendida por personalidade ibéricas com alguns argumentos que sendo hoje obsoletos não invalidam contudo a actualidade da tese ali desenvolvida.
Hoje, Espanha e Portugal estão vivendo outra situacao neo-colonialista com a perda das soberanias, devido à vergonhosa aceitação, pelos govêrnos dos dois países, de uma política neo-liberal imposta pela Alemanha através do seu “orgão executivo” intitulado “União Europeia” e da moeda única.
Uma recuperação da soberania e da independência dos povos e das nações ibéricas só é possivel quando abandonarmos a moeda única (³), e revermos as nossas relações com a “União Europeia”.
Para isto é condição “sine qua non” uma União Ibérica, cuja constituição formal terá de ser democraticamente sujeita a discussão e consulta popular.
A Península Ibérica é um sub-continente separado naturalmente da Europa pela cordilheira dos Pirinéus. O nosso modo de vida, os nossos costumes, ou sejam as nossas características ibéricas são muito diferentes daquelas que se convencionaram chamar de europeias, e as quais na verdade só são as que se revelam predominantes na sua região central.
O Iberismo é uma realidade latente que aguarda unicamente o momento da sua formalização, impedida sempre por variadas razões histórico-políticas; actualmente, e devido aos efeitos negativos da adesão à “União Europeia” e à “moeda única”, estão criadas todas as condições necessárias para se poder levar a cabo com sucesso a sua concretização.
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(¹) www. iberismo.org
(²) Sinibaldo de Mas
La Iberia – Memoria sobre la conveniencia de la union pacifica y legal de Portugal y España
Cuarta Edicion
Barcelona –Imprenta de Narciso Ramirez, Escudillers 40
1856
(³) Alberto Montero – La otra economia (www.albertomontero.com)
Otto Solano
2015
www.otto.solano@gmx.de
Me gusta la propuesta sobre la política de proximidad artículada a un proyecto confederal más democrático. Sin embargo, es mejor no hablar de experiencias que se desconocen o se conocen superficialmente. Un ejemplo es la plurinacionalidad en el Ecuador que, lejos de ser un proyecto que reconociese y garantizase la autonomía en la rica diversidad existente, ha proyectado un modelo territorial homogeinizador ampliando la lógica unificadora del Estado en las periferias como nunca antes.
Hacía tiempo que no leía un texto de apariencia comprensiva con la cuestión nacional que fuese, en su fondo, tan rabiosamente unionista y, si me lo permitís, españolista, con independencia de la voluntad de sus redactores. Colocaría bastantes cuestiones a vuestro razonamiento, pero sólo me voy a centrar en unas cuantas:
1ª La limitación de una perspetiva confederalista, que exige la existencia previa de distintos estados y, por tanto, el desarrollo también previo de procesos independentistas, al marco ibérico es indicativa de la existencia de ciertas fronteras mentales o político-ideológicas que no son probablemente conscientes. Por que, entonces, no abrir la posibilidad de la confederación más allá de los Pirineos o del Estrecho de Gibraltar, si de lo que se trata es de construir amplios espacios jurídico-políticos que hagan frente a los tiburones de los mercados globales? Se agradecería la explicación.
2ª Falsos dilemas: ruptura "desordenada" -¿Hai algo más ordenado en el Estado español que el proceso que impulsa el pueblo catalán en estos momentos?- o restauración autoritaria. ¿Por que? ¿Que hay de "desordenado", que es un término que utilizais peyorativamente, en una secuencia de nacimiento de nuevos Estados amparados en el impulso de amplias mayorías sociales?
3ª Frente a los dilemas reales y concretos que os coloca la realidad, os declarais NI-NIS y buscais una imposible vía del medio que no existe y que no teneis capacidad real de implementar en la práctica. Ni DUI, ni 155. Ni independencia, ni Estado unitario. Pero la realidad es tosca y hay que jugar y que pronunciarse ahora: quien boicotea por activa o por pasiva el proceso de liberación nacional catalán, juega objetivamente -como Podemos, PCE, IU, CCOO o UGT- a defender la unidad del Estado y la continuidad del régimen, que no tiene en frente otro reto digno de tal nombre que no sea el conflicto catalán. Y esto es así al margen de como se quiera caracterizar el ni-ni o la ni-ni de turno.
4ª La sospecha de que detrás de todo proceso de liberación nacional existe una burguesía local ávida de beneficios es, siempre, una objeción de los izquierdistas españoles a estos procesos. También hay una burguesía ávida de beneficios, y infinitamente más peligrosa, detrás de la defensa de la unidad del Estado español, pero, generalmente, los izquierdistas españoles se fijan más en la burguesía de las naciones que se quieren "fragmentar", esto es, independizar. Sí, las burguesías locales están sobre el tablero, pero también amplios sectores populares: ¿o pensais que el 1-O fueron a votar más de dos millones de "burgueses"? ¿Os parasteis alguna vez a pensar que un proceso independentista de masas es un proceso de empoderamiento social? ¿O en que situa a un pueblo dado en mejores condiciones que las iniciales para transformar su modelo socioeconómico? No. Vosotros y vosotras veis independentismo y pensais en las empresas que, paradojicamente, boicotean con su fuga el proceso independentista catalán. Nos lo explicais también.
6ª Las izquierdas independentistas debilitarían la posibilidad de una izquierda antagonista estatal y "grande", decís. La afirmación es bochornosa: o sea, que la nulidad de la izquierda española no es producto de sus propias decisiones históricas y miserias, sino de los insidiosos izquierdistas de las "regiones" que quieren "fragmentar" el Estado. Asumid, aunque sólo sea por una vez, vuestras responsabilidades y dejar de culpabilizar a terceros y terceras y de echar balones fuera.
7ª Sugerís que pequeños pueblos independientes serían débiles frente a los tiburones globales. Pero no nos explicais donde está hoy la fortaleza de la unión, por la fuerza normativa, policial, judicial y económica, de los pueblos del Reino. Nos venís a decir: lo pequeño es débil, cooptable o inviable sin querer constatar que grandes espacios geopolíticos también lo son y que es precisamente en las naciones sin estado de la UE donde la lucha popular se encuentra más avanzada. Sacaros, por una vez, las anteojeras rojigualdas y cierto supremacismo español que, probablemente, sea inconsciente.
8ª PSOE y Podemos no están en el medio. No están entre el independentismo y la restauración autoritaria. El PSOE del GAL, de la reforma constitucional al dictado de Merkel, de Felipe González y de la OTAN no es equidistante. Tampoco Podemos, que despues de aplicar el 155 a Podem, se levanta sin pudor en defensa de la unidad de España, eso sí: tratando de que esta sea votada por los y las catalanas, es decir, validar "democraticamente" un dominio histórico. Para eso están los medios, las escuelas y la coherción invisible.
Acabo. Combatid a vuestra burguesía, pero de verdad, y dejad de hacer de críticos -cuando no de enemigos- de quienes encontraron una ranura por la que escapar y se disponen a aprovechar la oportunidad histórica de hacerlo. Si no lo haceis así, vuestra "fraternité" universal tendrá tanta credibilidad como la que tenía la de la burguesía revolucionária francesa del XVIII para el pueblo bretón.
Saludos.
Impresionante. Un 10. Creo que todos y todas las pobladoras de la Península (y más allá) deberían leer e interiorizar este comentario. No se nos quiere reconocer que luchamos por algo nuevo, por esas ranuras de las que hablas. Es en esas ranuras en las que cabrán propuestas como el municipalismo libertario, el confederalismo democrático o el cooperativismo integral. Es contradictorio abogar por el federalismo "de lo pequeño a lo grande", mientras planteamos argumentos que van en la línea de "que no se rompa lo grande". Vamos a por las ranuras, a construir desde y en ellas. Y las confederaciones, que salgan al calor de las luchas, y que no tengan (¿por qué habrían de tenerla?) una imposición previa (el hecho de tener que ser "ibéricas"). Gracias por este comentario. Lo recomendaré a todo el mundo.
Os recomiendo visionar con atención este video en el que el sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel hace pedazos -dialecticamente- al intelectual español Juan Carlos Monedero y su visión gran-española del problema nacional en el Reino de España https://www.youtube.com/watch?v=n30dCSQx-pA A la izquierda espaÑola le sobra soberbia, le sobre nacionalismo inconsciente y le falta disposición y humildad para aprender de la lucha de los pueblos "pequeños" que se quieren "fragmentar". De hecho, los autores del artículo que da pie a estos comentarios ni se han dignado a responder las preguntas que ayer les formulaba. Buenas noches a tod@s.