Elecciones
Escuelas infantiles, permisos, uso del tiempo: así se concreta el derecho al cuidado en los programas del 23J

Los programas electorales de los partidos progresistas se ocupan de un asunto que la economía feminista ha logrado trasladar al debate político: el cuidado como derecho.

“Trabajador champiñón”. “Crisis de los cuidados”. “Cuarto pilar”. Son algunos términos que la economía feminista ha conceptualizado desde principios de siglo y que las políticas públicas han incorporado en los últimos años. Todos confluyen en la piedra angular del “derecho al cuidado”, que sería “el derecho que tienen todas las personas a ser cuidadas cuando lo necesitan y el derecho a poner cuidar dignamente”.

Esa definición de cuidados es la que aparece en la Estrategia Estatal de Cuidados que el Ministerio de Derechos Sociales y el de Igualdad presentaron en octubre de 2022. Unas semanas antes, en septiembre, la Comisión Europea había presentado una Estrategia Europea de Cuidados para garantizar unos servicios asistenciales de calidad, asequibles y accesibles en toda la Unión Europea y mejorar la situación tanto de los cuidadores (profesionales o informales) como de los receptores de cuidados, especificaba.

El reconocimiento del derecho al cuidado pasa por Ecuador: en la Conferencia Regional de la Mujer de América Latina y el Caribe celebrada en Quito se reconoce por primera vez el derecho al cuidado como derecho humano. Diferentes tratados internacionales lo nombran después —sobre todo en América Latina—, hasta llegar a la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, que adopta el Gobierno de España y que plantea de manera expresa el objetivo de reconocer y valorar los cuidados y el trabajo doméstico no remunerado.

La extrema derecha quiere tirar a la basura la Agenda 2030 —era uno de los despojos que lanzaba a la basura en su lona del odio—. Pero el derecho al cuidado se ha hecho un sitio en los programas de los partidos progresistas para las elecciones del 23 de julio y ocupa un lugar destacado en los de PSOE y Sumar. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Adelante Andalucía (AA) también se esfuerzan en concretar medidas en este sentido, mientras que el Bloque Nacionalista Gallego (BNG) pasa de refilón y CUP o EH Bildu de largo.

Estas son algunas propuestas de estos partidos para avanzar en el derecho al cuidado.

Un sistema público de cuidados

La palabra “cuidado” o “cuidados” aparece con frecuencia en el programa electoral del PSOE para este 23 de julio: “Creemos en una sociedad que cuida y que entiende el cuidado como un derecho para garantizar una vida digna a todas las personas”. El PSOE liga parte de su estrategia de cuidados al concepto de “dependencia” que introdujo en 2006 con la Ley de Dependencia. Y, aunque en su programa de 2019 no hay rastro de cuidados, en 2023 los asume en varios sentidos.

Por un lado, plantea potenciar una “economía de los cuidados”. Por otro, propone crear unos “servicios públicos de cuidados” como palanca de justicia social, herramienta para avanzar en igualdad entre mujeres y hombres y también con el objetivo de garantizar la dignidad de quienes reciben cuidados y de quienes los prestan a través de servicios de acompañamiento psicosocial.

El PSOE propone crear servicios públicos de cuidados y Sumar incluye en su programa una Ley de Cuidados y Sostenibilidad de la Vida

El programa de Sumar sí integra también el concepto del “derecho al cuidado” y no solo eso: incluye entre sus propuestas una Ley de Cuidados y de Sostenibilidad de la Vida que sirva para poner en valor los trabajos asociados a los cuidados al tiempo que para revalorizar estas tareas.

Poner en valor los trabajos de cuidados también forma parte del programa de ERC, que propone garantizar la financiación estable por parte del Estado de los servicios de cuidados a la infancia y a personas dependientes, así como de Adelante Andalucía, que habla de “socializar” el trabajo de cuidados a través de servicios públicos, entre otras propuestas.

Cuidados y tiempo de trabajo


El derecho al cuidado se relaciona directamente con otro aspecto a subrayar en varios programas: la racionalización del tiempo de trabajo. Sumar ha hecho de la jornada de 32 horas sin reducción de salario una de sus propuestas estrella, y detalla: en 2024 se establecerá por ley una jornada laboral máxima de 37,5 horas y se abrirá un proceso de diálogo social para seguir reduciendo la jornada hasta alcanzar las 32 horas semanales. Sumar juega con ventaja en las propuestas laborales, donde su programa entra al detalle. La propuesta de las 32 horas sin reducción de salario forma parte también de los planes de Adelante Andalucía.

ERC incluye entre sus ideas para las elecciones del 23 de julio un “derecho al tiempo” y señala que la “pobreza de tiempo” se ceba con las mujeres por el reparto desigual de los trabajos de cuidado

Pero el debate sobre el uso de tiempo de trabajo impregna otros programas. El del PSOE lo relaciona directamente con los servicios de cuidados. El derecho al cuidado debe ir acompañado de una “verdadera política de tiempos basada en la racionalización de los horarios y en unos usos del tiempo, de trabajo, de cuidados y de ocio, cada vez más iguales entre mujeres y hombres”. En ese sentido sus propuestas incluyen un Plan Nacional de Trabajo Flexible, en el contexto de un un Pacto Social por la Racionalización de los horarios que incluya esta y otras iniciativas legislativas.

Para ERC, democratizar los cuidados va unido a impulsar un “derecho al tiempo”, ya que la desigualdad actual procura una “pobreza de tiempo” entre las mujeres. Esta tarea debe implicar al Estado, pero también a las empresas y a la sociedad en su conjunto. La CUP apunta al asunto del uso de los tiempos de forma inespefecífica: “Trabajar menos, trabajar todos, trabajar menos”, como hace el BNG cuando propone políticas de apoyo a la conciliación y los cuidados que incluyan la compensación económica de la reducción de jornada o la garantía de ingresos en periodos de excedencia.

Prestación por hijos e hijas

Más permisos retribuidos para los cuidados, incentivo de la adopción consecutiva de los permisos de nacimiento son algunas de las ideas del programa del PSOE, que también propone una prestación por crianza por hijo a cargo, sin especificar su duración ni su cuantía.

Sumar también propone una prestación, y le pone números: 200 euros al mes por hijo hasta que cumpla la mayoría de edad. También propone un permiso retribuido para asistir a visitas médicas de hijos, hijas y familiares. Sumar también quiere ampliar a diez semanas el permiso parental de ocho semanas no retribuido aprobado recientemente por el Gobierno.

Otra medida en la que coinciden PSOE y Sumar tiene que ver con las escuelas infantiles: el PSOE quiere “promover de forma gradual una oferta suficiente de plazas públicas gratuitas para niños de 0 a 3 años”. La apuesta de Sumar es más clara: “garantizar el acceso universal y gratuito a escuelas infantiles de cero a tres años”. Adelante Andalucía suma en su programa la universalización de la escuela infantil desde los cero año, y específica: que sea pública.

Familias monomarentales

Si un colectivo ha batallado en los últimos cuatro años por poner en el centro el derecho a cuidar ha sido el de las madres feministas. Y, entre ellas, las que encabezan familias monomarentales. Los programas son permeables a algunas de sus reivindicaciones.

El PSOE es tímido con las medidas para estas familias: implementarán medidas como la consideración de familias numerosas. No es de extrañar esta vaguedad, ya que se ha opuesto de forma clara a una petición fundamental de las madres de familias monomarentales: la equiparación de sus hijos en tiempo de cuidados con el de los niños y niñas nacidos en familias de un solo progenitor, es decir, la posibilidad de sumar los permisos del segundo progenitor, algo que recoge el programa de Sumar, que propone ampliar el permiso de baja por maternidad para las familias monomarentales hasta las 32 semanas, con la posibilidad de compartir este permiso con otra persona. También ERC propone que las familias de un solo progenitor puedan acumular permisos que corresponderían al segundo.

El trabajo de incidencia política de las familias monomarentales se refleja en los programas: ERC y Sumar asumen su principal reivindicación, la de equiparar a sus hijos en tiempo de cuidados con los de las familias de un solo progenitor

Sumar también plantea flexibilizar los horarios de las escuelas infantiles para dar soporte a las familias monomarentales, una prestación económica para fomentar que las personas trabajadoras con menores salarios y las familias monoparentales puedan optar a la  reducción de jornada para el cuidado o reconocer a las familias monoparentales con uno y con dos hijos o hijas los mismos derechos que a las familias numerosas.

ERC suma a sus propuestas para monomarentales su equiparación a las familias numerosas len derechos fiscales y una ley específica para familias monoparentales, algo que también propone BNG.

Adelante Andalucía, aunque reconoce el riesgo de exclusión de algunos colectivos, entre ellos el de las familias monomarentales, no concreta ninguna medida. 

Autocuidado y derecho a no cuidar

Del programa de Sumar es interesante la inclusión del concepto del “autocuidado”, una palabra que la presidenta de la Comunidad de Madrid puso en las redes en diciembre de 2021 cuando, después de reprochar al Gobierno que recuperara entonces el uso de la mascarilla en exteriores, dijo apostar por el “autocuidado”. Pero el concepto al que se refiere Sumar no tiene nada que ver con lo que cree Isabel Díaz Ayuso. La candidatura de Yolanda Díaz quiere que la racionalización de los tiempos de trabajo facilite el autocuidado y promete promover acciones para “favorecer el buen cuidado y el autociudado”. Otra referencia llamativa del programa es el “derecho a no cuidar”.

Trabajadoras de cuidados

El derecho al cuidado hace referencia tanto a los trabajos de cuidados no remunerados como a los que sí lo son. En ese sentido, reconocer y revisar las condiciones de las trabajadoras que se dedican al sector de los cuidados —muchísimas de ellas migrantes— se presenta como un objetivo imprescindible de los partidos que apuestan por un derecho al cuidado sostenido en unos servicios públicos. Un interés que no puede entenderse sin el incansable trabajo de los colectivos de trabajadoras de hogar, que en esta legislatura ha cristalizado en la ratificación de España del Convenio 189 de Trabajo de Hogar y en la aprobación de una ley de trabajo de hogar.

El PSOE contempla revalorizar los empleos de cuidados y mejorar su cualificación con habilidades digitales así como adecuar sus niveles salariales al conocimiento y responsabilidades que conllevan. En ese sentido, menciona el plan de hacerlo con la colaboración público-privada “para establecer incentivos vinculados con la oferta de servicios de cuidados o facilidades para acceder a ellos”. 

Sumar pretende dignificar el trabajo profesionalizado de los cuidados mediante la transposición completa del convenio 189 de la OIT, el reconocimiento de la experiencia laboral o de vías no formales de formación, la promoción de fórmulas de acceso a la Formación Profesional y la mejora de los mecanismos de inspección laboral para garantizar unas condiciones de empleo dignas, especifica.

Adelante Andalucía incluye en su programa la incorporación de las trabajadoras domésticas al Régimen General de Trabajadores y acabar de una vez con el Régimen Especial.

Champiñones que mueven la economía

La economía da por hecho que las personas, cuando se incorporan a la empresa, llegan libres de toda responsabilidad que interfiera con su trabajo. En los centros de trabajo aparecen cada día personas aseadas, alimentadas y descansadas, dispuestas a producir: eso es lo que la economía feminista llama “trabajador champiñón”. Aparece de repente, listo para su uso. Pero diversos factores han señalado lo problemático del modelo, que se ha puesto en evidente crisis con la situación derivada de la pandemia del covid-19, poniendo en la mesa una crisis de los cuidados. Es lo que ha llevado a la evidencia de implantar un cuarto pilar del Estado del bienestar, uno que se una a la sanidad, educación y pensiones para sujetarlo.

De todo esto va el derecho al cuidado que muchos partidos naturalizan ya en su discurso y en sus programas.


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