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Memoria histórica
La muerte, un cubo de habas y la lucha de las familias del Caso Almería
Durante el confinamiento, hemos leído noticias como el asesinato de una persona por robar un cubo de habas en Rociana, comarca andaluza de El Condado, el aumento de víctimas por la pandemia hasta más de 26 mil y la hospitalización de Julio Anguita, histórico dirigente del Partido Comunista de España y exalcalde de Córdoba. El autor termina, con la muerte como hilo conductor en el artículo, con el 39º aniversario del Caso Almería, el asesinato de 3 jóvenes por la Guardia Civil que confundieron con miembros de ETA en un control y que aparecieron calcinados y con múltiples impactos de bala. Años después, los 3 guardias civiles responsables de este suceso fueron acusados por delitos de homicidio en la Audiencia Provincial de Almería.
“De cómo salgamos hoy va a depender el mañana” afirmó hace una semana Julio Anguita, que ahora se debate entre la vida y la muerte, unido a la vida por un pequeño hilo de esperanza. No creo que la muerte pueda con él. Así también lo han deseado miles de personas que se han expresado en el día de ayer y hoy por las redes, aunque alguno de forma irresponsable le haya dado por muerto motivado por algún tipo de incontención ante las teclas del móvil. Y es que la muerte, desde que se inició el confinamiento, tiene una presencia cotidiana en nuestras vidas. Y curiosamente se ha como vulgarizado la casi totalidad de las 26.478 víctimas mortales del coronavirus, que no están muy presentes y de hecho hay como un cierto relajamiento social y se piensa mucho en cuestiones como cuándo abren los bares o cuándo podremos juntarnos para irnos de vacaciones. La frivolidad de nuevo está ganando su espacio. No se piensen que la pandemia ha transformado la capacidad crítica de algunas personas, vayan pensando más bien lo contrario.
Y sobre la muerte mucho hemos pensado y más vamos a pensar. Está ahí, al otro lado de la moneda, forma la otra cara de la existencia. La mayoría de la gente hemos destacado curiosamente a cantidad de fallecidos singulares durante el confinamiento , ya sea por el virus o no. Hemos puesto una lupa en la muerte, pero de una forma un tanto especial, tanto que enseguida pasamos a otra cosa mariposa. Son tiempos contradictorios, tanto como el hecho de que haya muertos de primera y de segunda categoría. Aquellos que salen en los telediarios y otros que son incinerados en la mayor de las soledades. Y es que 26.478 muertos son muchos muertos, sería algo así como si cayera una bomba sobre el pueblo de Conil de la Frontera y no dejara a nadie con vida, o la ciudad de Vícar o Novelda… ¿Se imaginan el vacío que esto supone? Y esto me da que pensar ¿qué peso específico tiene la muerte? ¿todas estas personas desaparecidas dejan un hueco en el sistema? ¿se puede calcular el hueco que deja la muerte?
Quizás no sea tanto de cálculos económicos o sociales como de la naturaleza en sí de la muerte. Por hablar de muertes recientes… Nunca va ser lo mismo la muerte de un torturador si la comparamos con la víctima inocente asesinada a tiros de escopeta de caza en Rociana del Condado (Huelva) por robar un cubo de habas. ¡Cómo va a ser la muerte igual! Incluso las muertes del pasado toman una dimensión distinta siempre bajo el prisma de su naturaleza y su contexto. Hay muertes que nunca serán como tales, como dice el poeta Felipe Alcaraz, hay “muertes imposibles”.
La luchas de las familias del Caso Almería
Del 9 al 10 de mayo de 1981 se dio la tortura y muerte a los jóvenes Luis Cobo, Luis Montero y Juan Mañas, por once guardias civiles en un cuartel de Roquetas del Mar, en la provincia de Almería. Los cuerpos ya saben que fueron vejados y quemados en un coche para simular un accidente en una curva de la carretera del Gérgal. En esa curva donde hay una cruz en homenaje a estas tres personas inocentes victimas del terrorismo de estado y en la que hoy sus familiares dejarán flores treinta y nueve años después del aberrante crimen. ¿Por qué no se olvida el Caso Almería ? ¿Por qué no se debe olvidar?
Ayer nos lo dejó bien claro Mari Carmen Hernández Mañas, joven sobrina de Juan Mañas, que concluía con estas palabras el homenaje que se hizo a través de redes sociales:
“Yo quisiera recalcar todo el coraje y toda la valentía que ha tenido mi abuela porque pienso que ninguna madre debe enterrar a sus hijos, pero mucho menos de la manera en que lo hizo ella, porque sabe que su hijo sufrió lo más grande , fueron torturados, disparados y quemados, por lo tanto ni olvido ni perdón. MI familia no va a olvidar ni va a perdonar nunca lo que le hicieron a ellos tres”.
La lucha de las familias del Caso Almería no tiene fin, no se puede dar fin a la impunidad de los crímenes. La determinación de los familiares es la llama viva de la memoria democrática. De este caso y de tantos otros, como el de Arturo Ruiz, asesinado por la ultraderecha en enero de 1977, o el de Manuel José García Caparrós, asesinado por un policía el 4 de diciembre de 1977. La lista de muertes es larga y la recién constituida Asociación andaluza de Víctimas de la Transición quiere además seguir encontrando y sumando casos en su plan de acción. Ni el coronavirus ha podido detener un homenaje al Caso Almería que se iba a realizar en el pueblo de Pechina y que se cambió por un acto en redes sociales y que ha sido un éxito con miles de seguidores.
Como decía anteriormente, hay una mirada permanente sobre la muerte en esta época de pandemia, pero a la vez una mirada sobre la vida, distinta, que nos debe hacer reflexionar sobre tantas cosas… Por eso decía el maestro Julio Anguita que es importante la forma en la que salimos de esta crisis. Y sin duda hay que salir con varias enseñanzas (tampoco todas las dudas son malas), entre las que destaco la siguiente: nada será como antes, y muchas cosas nunca deberían ser como antes. Y una de ellas, es la impunidad de los asesinatos en la transición por parte de la ultraderecha y el Estado.
La nueva democracia nacerá cuando haya habido justicia y reparación. Entonces estas muertes tendrán otro sentido, y en triste contradicción, habrán servido para algo.