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Educación
Ruido y furia: una polémica inventada en torno al currículum y los manuales escolares
profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales en la UAM y especialista en la historia del comunismo español
“Prueba número 1, libro de texto de editorial Santillana, 4º ESO, página 215: Comprender el presente. Memoria la de guerra civil. Se insta al alumnado a realizar una entrevista a sus familiares directos con la intención de remover el pasado y reabrir viejas heridas.
Prueba número 2, manual de editorial Anaya, 4º ESO, páginas 310 y 311: Hacia la igualdad de género. Doble página de introducción de conceptos sesgados como la brecha salarial , de representación política, académica y científica.
Prueba número 3, libro de editorial Edelvives, 4º ESO, página 277: la agenda globalista y el mantra del cambio climático a toda plana.
Prueba 4, y definitiva: el mismo manual, en portada: collage de indudable influencia soviética en el que figura, de forma destacada, el cartel del célebre agitador bolchevique Alexander Rodchenko y, de forma subliminal, una insignia de los pioneros del Konsomol. ¿Cabe alguna duda más, Señoría, acerca de la voluntad adoctrinadora del currículum y de los libros de texto que de él se derivan?”.
Si la Comunidad de Madrid, como parece pretender, eleva un recurso de amparo ante instancias judiciales superiores para suspender la implantación del currículum de la LOMLOE, quizás debería argumentar qué diferencias insalvables existen entre este y el de la LOMCE. Porque los ejemplos citados proceden de libros de texto que desarrollaron los contenidos de esta última norma, aprobada en 2013 a iniciativa del ministro Juan Ignacio Wert, de infeliz recuerdo, cuando formaba parte de un gobierno encabezado por M. Rajoy —sea quien sea—, presidente del mismo partido en el que milita la señora Díaz Ayuso. Y tendría que justificar por qué entonces estos textos fueron autorizados para su uso en el ámbito educativo que la Comunidad de Madrid gestiona en el ejercicio de sus competencias. Es un suponer…
El soviet de Madridgrado decidió hace mucho lanzarse a la guerra cultural con todas las armas que le brinde cada oportunidad de hacerlo
De no ser así, cabría pensar entonces que nos encontramos ante la enésima maniobra de un sector del Partido Popular que ha decidido erigirse en doble poder, al más puro estilo leninista, y asumir la impugnación total de la política del gobierno central, incluso —si es preciso— en lo tocante a la previsión del tiempo para mañana de la Agencia Estatal de Meteorología.
Es una actitud que no sorprende a nadie. El soviet de Madridgrado decidió hace mucho lanzarse a la guerra cultural con todas las armas que le brinde cada oportunidad de hacerlo. Ello tiene una doble lectura, hacia afuera y hacia adentro del PP. Por una parte, Díaz Ayuso plantea una estrategia de competencia con la ultraderecha distinta a la de otras baronías territoriales. Frente al alineamiento inequívocamente democrático del presidente de Ceuta; la compra de un vicepresidente sin competencias y tres consejeros-florero a cargo del contribuyente por el Maquiavelo de mercadillo de Castilla y León; y la encomienda de Moreno Bonilla a la virgen del Rocío para que no le haga apurar ese cáliz, la presidenta de la Comunidad más libre de España ha optado por una solución homeopática, pero reinterpretada a su manera: ingerir en grandes dosis el programa de Vox para dejar a su competidor como una cáscara hueca.
Educación pública
Cruzada contra la Lomloe Ayuso se empeña en reconquistar los libros de Historia
Los postulados que Díaz Ayuso defiende sin rubor cada vez que comparece en público leyendo con aplicación las fichas que le prepara su think tank, evidencian una concepción de la historia de inconfundibles matices reaccionarios: una sucesión cronológica de episodios que, como decía Marc Bloch respecto a la pedante historia factual francesa del XIX, “suceden porque suceden”, una galería de personajes de referencia —reyes taumaturgos, tullidos heroicos, aventureros inescrupulosos— legatarios de un alma nacional, un Volksgeist, que se remonta a la Prehistoria, una teleología de sacristía según la cual todo ocurrió de la mejor forma posible para conducirnos hasta el aquí y ahora.
Cualquiera que este mínimamente familiarizado con la historiografía reciente y con lo que se enseña en las aulas no dejará de ruborizarse por semejante retorno a los preceptos de aprendizaje de la Enciclopedia Álvarez
Lo que pretende la amalgama de enemigos de España es recodificar ese espíritu secular de la Patria que dio a luz a héroes y santos. Globalismo, feminismo, multiculturalidad y memoria cívica no son sino cabezas de una hidra que busca subyugar a las nuevas generaciones para desvirtuar la auténtica identidad española, la única que la derecha patrimonializa.
Cualquiera que este mínimamente familiarizado con la historiografía reciente y con lo que se enseña en las aulas no dejará de ruborizarse por semejante retorno a los preceptos de aprendizaje de la Enciclopedia Álvarez y concluirá si no estamos ante la confirmación de la cita de Shakespeare en Macbeth de que “la vida es una historia contada por un necio, llena de ruido y furia”. Pero, para entender esta política gesticulante, hay que atender también a su uso doméstico.
La batalla del currículum y los manuales se disolverá en el olvido en el momento en que surja una nuevo escándalo mediático explotable
Díaz Ayuso y sus suministradores de bronca saben perfectamente que sus apelaciones no tienen recorrido alguno. Ya han sido derrotadas judicialmente las tentativas de enmendar una Ley orgánica mediante una norma autonómica de rango inferior. La batalla del currículum y los manuales se disolverá en el olvido en el momento en que surja una nuevo escándalo mediático explotable. El sentido último de agitar la charca desde Madrid es demostrarle al flamante nuevo presidente del PP que ella tiene agenda propia. Feijóo, recién desembarcado en el ecosistema político madrileño, mantiene aún un cierto nivel de estupor, como el de aquellos emperadores proclamados por las legiones del limes cuando hacían su entrada en la Roma decadente y corrupta del siglo III. Tiene poco margen de tiempo para decidir entre decapitar a su lideresa regional o nombrarla cónsul. Mientras tanto, ella le profesa encendidas muestras de devoción filial. Como Bruto a César.