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Doctorando en Sociología en la UNED e investigador del proyecto Likealocal
La progresiva digitalización de las ciudades mediterráneas, con un nuevo urbanismo empresarial importado del modelo “Silicon Valley” está capitalizando un flujo constante de capital tecnológico hacia ciudades como Madrid, Barcelona o Lisboa. Una nueva organización espacial en (de) las ciudades que se apoya en un cambio de paradigma, que apuesta por un capitalismo tecnológico. Se dispone así un espacio híbrido entre “lo urbano” y “lo digital”. Estos ensamblajes y desensamblajes complejos en la ciudad están teniendo profundas consecuencias en el comercio, la movilidad, la concentración del control sobre los recursos comunes urbanos, así como los flujos de información y la inversión de capital, como elementos centrales de un entorno urbano en constante proceso de cambio. Nos referimos a los impactos urbanos que la economía de plataformas está teniendo sobre la forma en que nos relacionamos en nuestra vida cotidiana en/con la ciudad.
El turismo urbano, de algún modo, personifica esta reorganización de la ciudad entorno al capitalismo de “app”. Como hemos visto durante estos último 3 años en el marco del proyecto Likealocal, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación, el turismo urbano en las grandes ciudades del sur de Europa se ha convertido en un elemento central de la transformación espacial, económica, social y cultural, no tanto por las dinámicas económicas fruto del turismo en sí, sino por la vertebración de nuevas formas de encontrarse en el espacio urbano: ciudadanía como cliente o usuario del espacio urbano, vivienda como alojamiento efímero, fijación espacial de la reputación digital, la plataformización de nuestras necesidades y consumo urbanos o la algoritmización del encuentro social.
Este proyecto ha querido durante este tiempo analizar algunos de los impactos del capitalismo de plataforma que representa Airbnb sobre el espacio urbano, el trabajo, la vida cotidiana y la vivienda. No se ha tratado tanto de una sociología del turismo, como pudiera parecer, sino de una mirada socioespacial sobre la acentuación de éste sobre las vidas urbanas. Tampoco de unos estudios urbanos críticos que se basara en la operatividad “clásica” de la exploración de los procesos de cambio residencial/poblacional y urbano/espacial en “la ciudad turística” bajo las dos dicotomías clásicas (especulación-expulsión y gentrificación-desplazamiento) más utilizadas en los últimos años.
Entre nuestros objetivos se encontraba el identificar, examinar y evaluar las transformaciones espaciales y los cambios sociales derivados de los procesos de turistificación urbana en barrios céntricos de cuatro ciudades españolas (Barcelona, Madrid, Palma y Sevilla), a través de los discursos y prácticas sociales de los distintos actores implicados en el ecosistema Airbnb. Aquí, algunos apuntes de lo aprendido estos años.
En primer lugar, hemos encontrado una complejidad mayor de la esperable entre los actores y los discursos que rodean la economía de plataformas turísticas. Entre ellos, detectamos una serie de actores que identificamos como “resistentes” (que muestran resistencia a la turistificación relacionada con Airbnb), “adaptativos” (que muestran cierta adaptación), “los especuladores” (que hacen negocio con bienes inmuebles) y “los desplazados” (que son excluidos). Estos perfiles se atravesaban asimismo con otros cuatro vectores fundamentales en la compresión de la economía Airbnb y el turismo urbano contemporáneo: los vecinos/as (de los barrios turistificados), los trabajadores/as (dependientes de la economía de Airbnb), los anfitriones y los huéspedes. Ambos ejes han funcionado como un caleidoscopio analítico durante toda la investigación. De este modo, estos 4 últimos actores identificados (vecino/a, trabajador/a, anfitrión/a y huésped) pueden matizarse en ese movimiento caleidoscópico mediante cualquiera de los otros cuatro perfiles (resistentes, adaptativos, especuladores y desplazados) conformando un sociograma variable.
Este despliegue de nuevas formas de “extracción digital” sobre el espacio urbano, viene acompañada del desembarco de grandes multinacionales tecnológicas
Asimismo, hemos observado que este despliegue de nuevas formas de “extracción digital” sobre el espacio urbano, viene acompañada del desembarco de grandes multinacionales tecnológicas - algunas pioneras revestidas de “sharing economy”- y que han supuesto la punta de lanza para esta nueva forma de producción urbana. Airbnb, como mejor expresión de lo que es y supone el capitalismo digital y de plataforma, abrió nuestras ciudades a través del turismo, a todo tipo de empresas digitales (Uber, Glovo, Deliveroo, Cabify, etc), generando nuevas formas de habitar (consumir, desplazarse, relacionarse, etc.) los espacios centrales de las ciudades y cada día más, de espacios metropolitanos ampliados.
Finalmente, vimos que el estallido de la crisis sociosanitaria a raíz de la Covid-19 hace 2 años, funcionó como catalizador de este capitalismo digital, con fuertes repercusiones sobre la vida urbana. Esta situación global aprovechada por las diferentes plataformas digitales, está desplazando al sistema productivo de la economía de servicios posfordista tal y como la conocíamos, provocando o acelerando nuevas dinámicas sociales y culturales en la era digital. En el centro de estas transformaciones del espacio digital y físico, encontramos los GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple), los NATU (Netflix, Airbnb, Tesla, Uber), los BATX (Baidu, Alibaba, Tencent, Xiaomi) o las empresas del “capitalismo de app” como Deliveroo, Glovo, Tiktok o Instagram. Éstas son cada vez más poderosas en la configuración de la vida de la ciudad y el contexto pandémico no ha hecho más que extender su consumo y dominio sobre determinadas esferas laborales y sociales, tanto en lo que respecta a los usos como a los estilos de vida o a las nuevas formas de trabajo emergentes.
Estamos por tanto ante un poder tecnoeconómico que liderado por las mayores empresas de tecnología digital que nos lleva a la era de “la gran tecnificación del espacio urbano”
En una investigación reciente de la socióloga urbana Sharon Zukin sobre las grandes transformaciones digitales que se están dando en la ciudad de Nueva York, muestra cómo el crecimiento – y de hecho, la supervivencia- de las ciudades está ahora interconectado con el poder de la industria tecnológica. Estamos por tanto, ante un poder tecnoeconómico que liderado por las mayores empresas de tecnología digital (Apple, Amazon, Microsoft, Google / Alphabet y Facebook), que nos lleva a la era de ”la gran tecnificación del espacio urbano”, donde se darán las nuevas luchas entorno a las nuevas formas de configurar la vida en las ciudades, nuevas transformaciones del consumo colectivo o nuevas formas de estilo de vida y de trabajo.
Salir del laberinto, una necesidad para nuestras ciudades
Las consecuencias del despliegue de este capitalismo digital en nuestras ciudades, ha llevado a diversos análisis sobre qué ha sucedido y sucede en el espacio urbano de las ciudades del sur europeo. En estos días tendrá lugar el encuentro LIKEALOCAL. Vidas itinerantes, rentismo turístico y trabajo en el capitalismo de plataforma, los días 23 y 24 de Junio en Madrid, donde se debatirá qué está ocurriendo en los espacios metropolitanos a partir de tres ejes concretos. El primero, la irrupción de las migraciones transeuropeas combinado con nuevas formas de trabajo -capitalismo digital- y las nuevas formas de uso de la vivienda que van más allá de las categorías establecidas de segunda residencia o alquiler turístico.
El segundo, la exploración del mercado inmobiliario de plataformas, su financiarización, los conflictos políticos derivados de la apropiación de las rentas del suelo y el turismo, y la profesionalización y concentración de la gestión y la propiedad de la vivienda turístico.
Y el tercero, las relaciones entre el capitalismo de plataforma y las modalidades de trabajo/empleo: desde los trabajadores móviles, teletrabajadores, trabajadores remotos o trabajadores globales, a la cara oculta de la plataformización del empleo, con la expansión de los «gig workers» y microtrabajadores.
En definitiva, una diversa y multifacética vida digital urbana en este nuevo escenario urbano tecnosocial, que debe seguir analizando con perspectiva crítica cómo se está pensando, diseñando e imaginando la sociedad digital urbana presente y futura, poniendo especial atención a los principales actores y grupos sociales involucrados, así como las nuevas formas de consumo urbano, de ocio, de cultura del trabajo o de estilos de vida urbanos.