Especulación inmobiliaria
Airbnb recluta y financia redes de propietarios para sabotear la regulación de los pisos turísticos

Se venden como movimientos de base de anfitriones, independientes y espontáneos. Veinte exempleados de Airbnb cuentan en una investigación cómo la compañía selecciona, financia e instrumentaliza a estas agrupaciones para impedir leyes contrarias al negocio.
Lavapiés ¿dónde vas?
Acción de la plataforma Lavapiés ¿dónde vas? para denunciar la expulsión de vecinos de este barrio por el auge del sector turístico. Álvaro Minguito

Hubo quien pensó que la pandemia acabaría con el negocio de los pisos turísticos y con Airbnb. No los inversores, que impulsaron la valoración de la compañía hasta los 93.000 millones de euros en su salida a bolsa el pasado diciembre. Cuando vuelvan los turistas, Airbnb volverá y lo hará con más fuerza. También volverán las presiones para que nada se interponga en su expansión.

A Airbnb no le gusta la regulación y lleva años organizando y financiando un ejército de lobbies para influir en las legislaciones de las diferentes ciudades en donde centra su negocio, según el informe The Airbnb ‘movement’ for desregulation (el ‘movimiento’ de Airbnb por la desregulación), publicado a finales de marzo por la Universidad de Manchester y escrito por el sociólogo Luke Yates. 

Coronavirus
Un año de coronavirus El virus que se propagó con el turismo y acabó con los turistas
Hace un año, el Gobierno de Pedro Sánchez declaraba el Estado de alarma. De un día para otro, sin previo aviso ni prórroga, terminaba la década dorada del turismo. Los turistas volverán, pero el negocio turístico habrá cambiado para siempre.

Son los Home Sharing Clubs, grupos que conectan a propietarios locales para “intercambiar consejos e ideas y para discutir asuntos importantes” para el host (anfitrión) y para el barrio, según la definición de la compañía. Hay más de 400 grupos en todo el mundo. En España, tienen presencia en las principales ciudades turísticas: Barcelona, Madrid, Valencia y Sevilla.

El estudio de la Universidad de Manchester, basado en más de 20 testimonios de exempleados de Airbnb, entre ellos algunos que trabajaron en España, detalla la función legitimadora de estas entidades, pensadas para “proteger un modelo de negocio que cada vez está más dominado por proveedores profesionales de alojamiento”. 

La narrativa de pequeños propietarios de clase media, anfitriones que alquilan una habitación o una única vivienda para completar el salario se sitúa cada vez más lejos de la realidad. La mayoría de los anuncios, el 59%, corresponde a ofertas de alojamiento profesional. Y solo el 8% son de una habitación. Unas cifras aún más acentuadas en España: antes de la pandemia, alrededor del 65% de los anuncios pertenecía a anfitriones que tenían más de un alojamiento. En Barcelona, la cifra llegaba al 75% y en Mallorca al 77%. Inversores, rentistas, grandes propietarios o gestores inmobiliarios son los principales beneficiarios de esta “economía de plataforma”, apuntan en esta investigación. 

Según los exempleados entrevistados, las Home Sharing Clubs son “financiadas, movilizadas y coordinadas” por Airbnb y sus organizadores remunerados “son evaluados en términos de su éxito en la creación de campañas y de movilizar a los usuarios para una regulación favorable” para la compañía

Poco se sabe de la actividad de estas agrupaciones de anfitriones, nacidas en el contexto de fuertes luchas por la regulación en San Francisco, Nueva York, Barcelona, París, Amsterdam o Berlín, y convertidas en una novedosa forma de presión política y creación de opinión pública. El modelo de lobby “de base” —tal como los llama el estudio— patrocinados por las economías de plataforma no es exclusivo de la compañía creada por Brian Chesky, sino que se ha convertido en habitual en otras empresas como Uber, Lyft, Doordash, GetAround, Lime, Scoot, Spin, Bird o Lyft Scooters. En el caso de Airbnb, este modelo de lobby corporativo “de base” ha permitido la profesionalización de una actividad que “opera actualmente sin regulación o conciencia pública”.

Según los exempleados entrevistados, las Home Sharing Clubs son “financiadas, movilizadas y coordinadas” por Airbnb y sus organizadores remunerados “son evaluados en términos de su éxito en la creación de campañas y de movilizar a los usuarios para una regulación favorable” para la compañía. Estos lobbies “de base” se encargan de celebrar reuniones, testificar en audiencias legislativas, de organizar protestas y de establecer un contacto fluido con los medios de comunicación.

Su principal virtud es su apariencia de movimiento independiente, argumentan en el informe, pero la elección de sus integrantes tiene poco de espontánea. Los extrabajadores de la compañía relatan el proceso. Pese a representar la mayoría de los anuncios, los grandes propietarios son excluidos de estos clubs para “mostrar una narrativa más benigna de la compañía”. Tras una serie de entrevistas y reuniones, Airbnb selecciona a aquellos que tienen “buenas historias” que puedan servir al marketing de la compañía y a la continua campaña anti regulación sostenida por Airbnb. “Las narrativas públicas de Airbnb continúan destacando una minoría de casos en la plataforma, sugiriendo engañosamente que son representativos de la empresa”, indican en la investigación. 

El relato de los extrabajadores de Airbnb sobre estos clubs no tiene puntos de conexión con la narrativa de la compañía, que habla de “comunidad” orgánica, diversa e independiente. Estos club de anfitriones, apuntan desde la Universidad de Mánchester, utilizan “los métodos y el poder de acción colectiva y ciudadana para moldear la regulación y las políticas públicas, ganar legitimidad y neutralizar movimientos sociales críticos en el ámbito de la economía de plataforma”.

Airbnb
¿Qué hacemos con Airbnb cuando se supere la pandemia?

Con la publicación del informe El fenómeno Airbnb en Valencia, reflexionamos sobre el desarrollo de la empresa, sus impactos y las oportunidades que el nuevo contexto ofrece para revertir sus efectos negativos.

El ejemplo de San Francisco

A mediados de la década pasada, San Francisco se convirtió en la ciudad con los alquileres más caros de EE UU. Entre los motivos, al igual que en el resto del mundo, la falta de regulación de un nuevo fenómeno: el auge de los pisos turísticos promovido por Airbnb. La falta de viviendas llevó a las organizaciones sociales a organizar una exitosa recogida de firmas para lanzar un referéndum que pedía endurecer la regulación. Para ganar la votación Airbnb invirtió más de ocho millones de dólares. Pagaron anuncios de televisión, contrataron consultores, investigadores, especialistas en redes sociales y a once personas expertas en campañas políticas. Hicieron 32.000 llamadas telefónicas a 6.500 propietarios de Airbnb en la ciudad. Cientos de ellos participaron en las protestas contra la llamada “Proposition F” o “Iniciativa Airbnb”. 

Airbnb anunció en 2016 la creación de 100 clubs de ‘anfitriones’ para replicar la experiencia de San Francisco, donde consiguieron que no se aprobara una regulación de los alquileres turísticos. “Gastaremos lo que sea necesario para triunfar”, dijeron entonces

El 4 de noviembre de 2015, la compañía celebró “la victoria de la clase media” después de que el 55% de los votantes rechazará la norma que pretendía restringir el negocio de Airbnb. Chris Lehane, director global de Políticas y Asuntos Públicos de la empresa, comparó entonces el poder de los anfitriones de Airbnb con el de la Asociación Nacional del Rifle y expuso los planes de la empresa para crear 100 clubes en 2016 para replicar la experiencia de San Francisco en todo el mundo. Para conseguir sus objetivos no estaban dispuestos a escatimar: “Gastaremos lo que sea necesario para triunfar”. 

“El Home Sharing Club de San Francisco se convirtió en un movimiento, acudiendo masivamente a las urnas y votando abrumadoramente en contra de un esfuerzo diseñado por la industria hotelera que quería acabar con el derecho de la clase media a utilizar la vivienda compartida como un salvavidas económico”, declaró Cristopher Nulty, el portavoz de la compañía.

El ejemplo de Barcelona

El crecimiento de los alojamientos vacacionales en Barcelona fue vertiginoso en la segunda década del siglo XXI. En 2016, las camas disponibles en apartamentos de Airbnb representaban la mitad de todas las camas de todos los hoteles de la ciudad, una tendencia en auge que había contribuido de forma notable a que el precio de los alquileres creciera en más de un 50% entre 2013 y 2018. 

El movimiento contra los pisos turísticos y por el derecho de los inquilinos venía de antes, pero la elección en 2015 de la exactivista de la PAH Ada Colau sumó una preocupación más a los intereses de los anfitriones y de la compañía. La publicación de alojamientos sin licencia se tradujó en multas de 30.000 y 600.000 euros. Los Home Sharing Clubs hicieron su primera aparición en esos años en coordinación con la Asociación Veïns i Amfitrions de Catalunya, que iniciaron una serie de campañas, peticiones, cartas abiertas, apariciones en prensa, reuniones con políticos y protestas para contrarrestar el movimiento contra los pisos turísticos.

Tras las primeras multas por anunciar pisos ilegales en Barcelona, las redes de anfitriones patrocinadas por Airbnb lanzaron una campaña para saturar los servicios del Ayuntamiento con denuncias falsas de pisos sin licencia

Ante el intento del Ayuntamiento de Barcelona de contener los pisos turísticos ilegales, en agosto de 2016, el grupo de anfitriones de Airbnb en Barcelona desplegó una campaña para “sabotear” la administración local animando a los propietarios a “inundar” el consistorio con denuncias falsas de pisos irregulares. “La sociedad civil debe resistirse a las injerencias de las administraciones públicas”, proclamaban entonces los propietarios. Douglas Atkin, exjefe de Comunidad de Airbnb, puso como ejemplo el proceso de movilización de los propietarios de la ciudad, un modelo que consiguió “cambiar la narrativa mediática en Barcelona y también en Europa”. En Barcelona, ahora existen seis de estas agrupaciones de anfitriones.

Pese a la apariencia de independencia y de “movimiento” que estas organizaciones ofrecen hacia afuera, los testimonios cercanos de extrabajadores apuntan en otra dirección. Airbnb se encarga de “seleccionar, reclutar y construir relaciones de confianza con los propietarios adecuados”, paga los gastos relacionados con las reuniones que mantienen —desde la comida al alquiler de los espacios—, organiza los aspectos logísticos de las protestas, aporta formación y marca la agenda de estos grupos “identificando oportunidades políticas” para alinear las acciones de los clubs con “lo que la empresa quiere”. 

También en Bruselas

Las presiones de Airbnb y otras plataformas de alquiler vacacional no se ha limitado a la creación, organización y financiación de grupos de anfitriones. En 2018, Corporate Europe Observatory lanzaba otro informe detallando el trabajo realizado por estas compañías para evitar un marco regulatorio europeo que limite su crecimiento. El trabajo de los lobbies en Bruselas, afirman en el estudio UnFairbnb (Injusto Airbnb), “afecta la capacidad de las ciudades para regular” los alquileres vacacionales y “socava las medidas de vivienda asequible en las ciudades de toda Europa”. La labor de estos lobbies, entre ellos la European Holiday Home Associaton, ha dado buenos resultados. Según Corporate Europe, la Comisión Europea “trabaja constantemente para interpretar las normas de la UE de forma favorable a las plataformas de alojamiento turístico”. 

“La actitud agresiva de los lobbies de la plataforma se ve agravada por la sorprendente ignorancia de los funcionarios de la UE sobre cuánto está en juego en estas ciudades. La propia investigación de la Comisión Europea sobre el modelo Airbnb ha demostrado cómo los propietarios comerciales obtienen grandes beneficios en estas plataformas, pero la UE sigue atando las manos de los ayuntamientos sin tener en cuenta los efectos de la expansión desenfrenada de las plataformas de alojamiento a corto plazo”, decía el autor del informe, el investigador y activista de Corporate Europe Kenneth Haar.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda De piso turístico a alquiler de temporada, la penúltima mutación de la pandemia
Los alquileres de temporada se convierten en una de las principales vías para burlar la legislación vigente y aumentar los precios sin control.
Derecho a la vivienda
vivienda Nueva York ‘se libra’ de Airbnb a partir de septiembre con una ley que limita los alquileres de corta duración
La ciudad estadounidense solo permitirá estancias de menos de un mes en este tipo de plataformas si se comparte con el propietario y si se registra la vivienda en el Ayuntamiento. El objetivo es acabar con los alquileres ilegales.
Opinión
Opinión Airbnb, el Voldemort del turismo
Ya están aquí, no los turistas, pobres, sino parte de los agentes productivos más tóxicos, como Airbnb, una plataforma que encontró su razón de ser en la precariedad.
#87058
11/4/2021 21:21

No.

No.

No.

La gente no utiliza Airbnb porque les gusta, y, si les gusta, dudo que les joda.

No.

Tenemos a bien que Arcoiris a ido a hacer un recado y se ha conectado con el móvil a una WiFi pública.

No quiero ser tu Voto.

No quiero ser tu Representante.

No quiero ser tu Derecho.

No quiero ser Portavozx.

No, no siento Amor.

0
0
#87053
11/4/2021 19:43

Para los liberales y AirBnb, la mejor ley es la que no existe.

1
0
#87046
11/4/2021 18:25

Perspectiva de parte, con datos inciertos. El aumento de precio de los alquileres del 2013-2015 no llevó los precios ni siquiera a los niveles de 2009. La cantidad de gente que vive onradamente alquilando 1 o 2 pisos por compensar una falta de trabajo endémica en España y recrudecida por la crisis económica, es realmente grande, aunque luego haya muchas empresas que también le están sacando tajada. Que se construian o habilite más viviendas de protección oficial y no endosar siempre las lagunas de lo público sobre la clase media y los que han ahorrado cuatro duros invirtiendo en el sector inmobiliario su esfuerzo y años de trabajo.

0
0
#86956
10/4/2021 14:39

Guste o no guste a este medio, es la gente quien utiliza la plataforma. Es una manera de hacer turismo que gusta y por eso triunfa. Cuando pase este bache sanitario por mucha ley que se haga se adaptaran y modificaran para continuar la tendencia alcista. Asi que hacerse a la idea que parece que os jode que funcione y sea tan solicitado el servicio.

3
14
#86990
10/4/2021 23:35

Que a la gente le guste esa forma de hacer turismo, no quiere decir que Airbnb sea la única manera de organizarlo. De hecho, se ha demostrado que se está convirtiendo en una mala manera de organizarlo: Airbnb está generando situaciones y noticias fake de inspiración corrupta para lograr, seguramente si puede hacerlo, una situación monopolista. Nada que ver con ayudar a las economías familiares.

Ademásen las palabras de Airbnb está favorecer la economía de unas familias a costa, sin decirlo, de la economía de muchas más familias. En todo caso, creo que a esta plataforma se la suda la familia del tipo que sea.

Este estudio en el que se basa el artículo debiera ser suficiente para denunciarlos oficialmente por prácticas ocultas con apariencia de economía social. Igual que se ha hecho con los falsos autónomos de Glovo, Uber, etc...

7
0
#87008
11/4/2021 11:10

Osea que funciona tan bien porque la gente lo utiliza y le gusta y es primera opción de muchos viajeros

2
5
#87020
11/4/2021 13:32

Las macrogranjas porcinas funcionan requetebien porque vende mucho, contaminan el agua subterránea por los purines, maltratan a los animales, hacen las zonas inhabitables por la peste, contratan a trabajadores precariamente... Y funcionan... ¿muy bien?.

Que mucha gente viva en la ignorancia y el egoísmo no quiere decir que no haya situaciones que, más allá de la simple gratificación individual, necesiten ser limitadas. Ya hacen daño a muchos niveles y pintan un futuro degradante.

5
1
#87075
12/4/2021 7:59

Vamos que los turistas son idiotas...pero tu muy inteligente y AirBnb mas que tu

2
1
#87079
12/4/2021 10:08

En realidad, los turistas lo que suelen ser es, unos listillos.

0
0
#87176
13/4/2021 19:10

Menos cuando tu viajas que pagas mas caro en el extraradio por no fomentar gentrificaciones, guiño guiño

0
0
#86948
10/4/2021 13:22

Quizás AirBnb vuelva con fuerza después de la pandemia. Al principio les irá bien pero el sector Turismo depende completamente del petroleo. Sobre todo la aviación. ¿Como decirles que para 2025 por falta de inversión de las petroleras la producción de petroleo puede caer hasta un 50% respecto a 2020? ¿Como decir al sector Turismo que es un sector condenado a desaparecer por este mismo problema como otros tantos sectores?

4
0
#86954
10/4/2021 14:26

condenado a desaparcer jajajajajajaa buen chiste

3
4
#87172
13/4/2021 17:57

Rite, rite que a partir de ahora te lo vas a pasar pirata.

0
0
#87005
11/4/2021 9:49

Como pienses que por falta de inversion se va a parar un negocio rentable...

0
0
#87171
13/4/2021 17:56

Falta de inversión de la petroleras en la busqueda y perforación de pozos de petroleo. Esta falta de inversión se ha venido produciendo por lo menos desde 2017. Y como un pozo se tarda en poner en producción entre 5 y 10 años por mucho que se invierta ahora no va a evitar dicho bajon en la energia disponible en los años venideros lo que significa que el PIB tambien bajará. Y va a afectar a todos los ámbitos. Como he dicho el turismo es un sector que depende del petroleo para que los turistas viajen. Si no hay turistas no hay rentabilidad en el turismo. Y no va a haber turistas por que no nos va a dar tiempo a hacer alguna especie de transición energetica donde podamos sustituir el petroleo por otra cosa antes de tener problemas por ello como para elegir entre comer o hacer turismo. Ojala que este equivocada.

1
0
FranciscoMM
FranciscoMM
10/4/2021 12:29

Gracias por este artículo.

4
2
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición Sumar pisa el acelerador y se anima al choque con Sánchez
En el grupo parlamentario están decididos a aprovechar la crisis de los “días de reflexión” para marcar perfil propio y recobrar iniciativa con medidas de agenda “social y democratizadora”.
Sanidad pública
Sanidad Pública Madrid ha aumentado un 140% el presupuesto dedicado a privatizaciones sanitarias en la última década
Catalunya lidera el porcentaje de gasto en conciertos, con un 22,6%, seguida de Madrid, con un 12,3%, mientras el nuevo proyecto de ley no blinda los contratos con entes privados.
Migración
Migración y Asilo La Europa Fortaleza ya está en marcha en Líbano
Líbano devuelve 200 refugiados a Siria en el primer retorno supuestamente voluntario desde que Von der Leyen anunciara el pacto anti-inmigración con Beirut.
Contigo empezó todo
El Salto libros El Salto lanza su propia línea editorial con un libro sobre la otra historia de España
El Salto Libros se estrena con el volumen ‘Contigo empezó todo’, del periodista Eduardo Pérez, otra visión de la historia de España a través de 30 episodios olvidados. Suscríbete y te lo enviamos gratis.
Entrevista La Poderío
Cristina Consuegra “La cultura es aquello que te posiciona contra la barbarie”
A Cristina Consuegra es difícil encajarla en una cosa. Consuegra es un torbellino de colores que lo lleva to' palante. Lo mismo organiza un festival de cine de índole nacional en los barrios, que la escuchas en la radio, por citar algo. Consuegra es mucha Cristina y Cristina es demasiada Consuegra.
Opinión
Geopolítica El efecto mariposa en la geopolítica de nuestro tiempo
El planeta se encuentra inmerso en cuatro encrucijadas, cada una de las cuales por sí misma, tiene la potencia para dislocar el mundo que conocimos.

Últimas

Cómic
Cómic ‘Grandville’, de ucronías antropomórficas y viñetas ‘steampunk’ victorianas
‘Grandville’, el cómic creado por Bryan Talbot, situó París en una realidad alternativa donde es la ciudad más grande de un mundo poblado por animales, y advirtió del riesgo de creer que los horrores pasados no se repetirán.
LGTBIfobia
Lesbicidio Cientos de personas en vigilia ante la embajada argentina: “Fue lesbicidio”
Una vigilia en el centro de Madrid señala la responsabilidad del gobierno de Milei en el asesinato de tres mujeres lesbianas en Buenos Aires que fueron quemadas vivas el pasado 6 de mayo: “Es el responsable”.
Palestina
Acampadas pro palestinas La acampada de la Universitat de València cambia de estrategia
La asamblea anuncia que levanta la ocupación permanente de un espacio del campus y que seguirán realizando acciones de protesta.
Movimientos sociales
Opinión Garanticemos la autonomía de los movimientos
Hay que establecer unas relaciones sanas de respeto mutuo y de no injerencia con los partidos y sindicatos que postulan un cambio social profundo
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Sidecar
Sidecar Fantasmas de 1968
Las universidades estadounidenses se han transformado paulatinamente en organizaciones policiales y carcelarias público-privadas, que responden ante los benefactores y los políticos, no ante los estudiantes ni el profesorado.
Neocolonialismo
Francia El níquel, la batería detrás del proyecto de recolonización de Macron en Nueva Caledonia
Las protestas de la población canaca se producen contra una reforma electoral que beneficiará aún más a los colonos asentados recientemente en la isla. De fondo están los beneficios de la minería de níquel, que la metrópolis quiere acaparar.
Literatura
Día das Letras Galegas As poetas queer ante Luísa Villalta: “A poesía é unha ferramenta para poder cambiar o espazo que habitamos”
Afra Torrado, Cinthia Romero e Lara Boubeta, tres poetas disidentes galegas, xúntanse para reflexionar sobre o seu vínculo coa poesía, a importancia de referentes na literatura e a implicación que ten o Día das Letras Galegas.

Recomendadas

LGTBIAQ+
Lesbofobia El triple lesbicidio en Argentina evidencia el impacto de los discursos de odio
La escasa repercusión mediática de un brutal feminicidio de tres mujeres lesbianas en una pensión de Buenos Aires alerta sobre la normalización de los discursos estigmatizantes.
Cuidados
Darcy Lockman “Antes de los niños no hay mucho que hacer y la desigualdad se tolera más fácilmente”
La psicóloga explica con datos en ‘Toda la rabia’ por qué la crianza intensifica la desigualdad en las parejas pese a todos los incentivos para que los hombres cuiden.
Instituciones culturales
Descolonizar el museo Colombia pide a España que devuelva el Tesoro de los Quimbayas
El Ministerio de Cultura de Colombia solicita formalmente el retorno de la colección Quimbaya que se encuentra en el Museo de América en Madrid.