Crisis económica
Cómo protestar contra las medidas restrictivas sin que te llamen negacionista

El movimiento por la vivienda de Catalunya ha articulado el primer discurso contra las medidas restrictivas capaz de aglutinar malestar social y responder colectivamente a él con la mascarilla puesta, culminando unas protestas callejeras que empezaron en Bilbao convocadas por la ultraderecha y que se replicaron en todo el Estado.

Disturbios Barcelona noviembre 2020 - 2
Momento tras la lectura del manifiesto de apoyo a la Casa Buenos Aires de Barcelona en la explanada de la catedral. Victor Serri

“El movimiento por la vivienda puede albergar a todo hijo de vecino. Y desde la necesidad material, que es la raíz y el catalizador del problema, podemos alcanzar su complejidad”, resume Eulàlia Castelló, miembro del colectivo de apoyo a la Casa Buenos Aires de Barcelona, desahuciada la pasada semana a petición de la congregación religiosa Pares Paüls, y cuya respuesta social fue una multitudinaria protesta. 

En el centro de Barcelona, en las escalinatas de su imponente catedral, el movimiento por la vivienda de la ciudad leyó un breve pero contundente comunicado: “Nos imponen medidas restrictivas que vulneran los derechos civiles más básicos, nos encierran en casa, nos aíslan de nuestras redes comunitarias y derrumban nuestra salud emocional. Si Barcelona es la zona de guerra contra los pobres, lucharemos por la paz justa que merecemos. Una paz sin desahucios, sin control policial, sin miedo, sin dejar a nadie atrás”.

Fue la primera manifestación multitudinaria —alrededor de 4.000 personas, según el recuento de La Directa— y la primera que armó un discurso contra las medidas restrictivas desde la izquierda. Izquierda sin negacionismo, izquierda con conciencia de clase y mascarillas. 

La manifestación de Barcelona fue el toque final a unas protestas que arrancaron tres noches antes en Bilbao y que se replicaron por todo el Estado: jóvenes alentados por redes sociales de la ultraderecha prendieron fuego a 25 contenedores en la plaza Indautxu del pudiente barrio del Ensanche, a dos pasos de la comisaría de la Policía Nacional. Hubo seis jóvenes detenidos, varios con antecedentes: violencia de género, tráfico de drogas, multas por saltarse el confinamiento y por no llevar mascarilla, confirmó la Ertzaintza. 

Días antes de la manifestación del movimiento por la vivienda, la CUP había convocada otra, con el lema Capital o vida, para protestar contra el toque de queda y otras medidas restrictivas impuestas por la Generalitat. Pero a la movilización de la CUP se añadieron negacionistas. Los primeros coreaban eslóganes anticapitalistas, los segundos veneraban la libertad.

“La izquierda tiene un doble papel: defender las medidas de distanciamiento y disciplina colectiva y canalizar la rabia conectando con una parte de la sociedad que es la que peor lo está pasando”, Mikel Álvarez (Eragin)
Catalunya
Miles de manifestantes denuncian en Barcelona que los desahucios son una “guerra contra los pobres”

El colectivo de apoyo a la Casa Buenos Aires de Vallvidirera, desalojada el pasado miércoles por los Mossos d’Escuadra, convocó junto con otros sindicatos de vivienda y colectivos de apoyo mutuo, una multitudinaria manifestación en la que denunciaron que  “están convirtiendo Barcelona en zona de guerra”.


“El momento que vivimos está lleno de contradicciones”, resume Mikel Álvarez, que participa en Bilbao en el movimiento juvenil Eragin y también en el sindicato LAB. “Creo que la izquierda tiene un doble papel: tiene que hacer un ejercicio de responsabilidad ante la opinión pública y dejar claro que las medidas de distanciamiento y disciplina colectiva deben ser cumplidas, porque si no el virus se propaga por todos los sitios. Pero también debe canalizar esa rabia conectando con una parte de la sociedad que, en muchos casos, es la que peor lo está pasando, al ser los colectivos más vulnerables y los más sacrificados como consecuencia de esta crisis”. 

En el País Vasco, la representación del movimiento por la vivienda es casi anecdótica, y reciente, pero el sindicalismo laboral tiene un amplio recorrido e incidencia. Y en la tarde de ayer, horas antes de que el Gobierno vasco decretara el cierre de la restauración durante todo el mes de noviembre, el sindicato LAB apoyó las movilizaciones convocadas por la hostelería para este sábado en Bilbao, Donostia, Gasteiz e Iruña. Un sindicato de izquierdas apoyando a patronales. “Con el compromiso de trabajos dignos”, añadían fuentes de la organización. 

¿Por qué un sindicato de izquierdas se fija en la hostelería? ¿Qué podrían tener en común el trabajador de una taberna de Zarautz y una mujer desahuciada en Barcelona? La quiebra económica que ha traído la pandemia. Catalunya y Navarra van por la tercera semana del cierre de la restauración, País Vasco empezará mañana. Y la clase popular. No todos los restaurantes tienen una estrella Michelin ni los ha puesto papá. Están repletos de autónomos y precarios, negocios familiares y alguna cooperativa, aparte de esconder una economía sumergida del tamaño de un iceberg (13.000 establecimientos; 62.000 empleos oficiales). 

Disturbios Barcelona noviembre 2020 - 5
Un amplio dispositivo policial franqueó la manifestación de Barcelona. Victor Serri
“El enfado callejero no articulado se lo va a llevar la ultraderecha”, resume la politóloga vasca Jule Goikoetxea

O estás tú o está la ultraderecha

“El enfado callejero no articulado se lo va a llevar la ultraderecha”, resume la politóloga vasca Jule Goikoetxea. “En una situación polarizada, hay que articular la rabia para que sea efectiva y solucione las necesidades urgentes de la vida de quien menos tiene. Y ese discurso hay que articularlo desde los barrios y con la gente”. 

Pero para hacer frente a las necesidades de la vida, “la ultraderecha tiene más dinero”, indica Goikoetxea. “¿Hay chavales quemando cosas? Dentro de nada los financiará la ultraderecha, es decir, la élite. Como pasa en Alemania y en casi todos los sitios. El problema de la izquierda es que no tenemos recursos ni para solventar las demandas más urgentes de la gente”. Pero, ¿y si los recursos se toman?

“No sé si los jóvenes que queman contenedores son más proclives a la derecha o si lo son con quienes les ofrecen más seguridad”, añade al respecto Eulàlia Castelló desde Barcelona. “A través de discursos demagógicos y populistas, quien da seguridad es la derecha, aunque no lo consigan en la práctica”. El movimiento por la vivienda ha logrado ofrecerla, dando una vuelta de tuerca casi imposible: renombrar el significado de familia. 

“Hemos transformado el concepto de familia entendiéndolo como comunidad que defiende tu casa en la puerta. Sabemos que cuando nos necesitamos, nos tenemos”, apunta Eulàlia Castello, miembro del colectivo de apoyo a la Casa Buenos Aires de Barcelona

“Hemos transformado el concepto entendiéndolo como comunidad que defiende tu casa en la puerta. Que sabemos que cuando nos necesitamos, nos tenemos. El concepto de familia es clave para romper ese espejismo de la derecha que estará por ti, cuando en realidad quien está contigo, cada día, cuando las instituciones fallan porque están desbordadas, son los movimientos de vivienda y las redes de apoyo que abastecen alimentos”, concluye Castelló. 

Las redes de apoyo mutuo de Barcelona atendieron a miles de personas en el peor momento del confinamiento domiciliario, algunas incluso derivadas por Servicios Sociales.  

En Catalunya, recuerda además Castelló, el movimiento por la vivienda es una organización robusta, que bebe de la tradición de lucha más reciente y del movimiento okupa de los 90. Es en Barcelona donde, en 2009, nació la Plataforma de Afectades per la Hipoteca (PAH), y es en Catalunya donde, el pasado año, el congreso del movimiento por la vivienda, pensando en clave organizativa, “pasó a ser menos movimiento y más organización”. Fruto de ello es la aprobación de la ley catalana de regulación de los alquileres del pasado mes de septiembre, y el empuje para conseguir que el Gobierno español decrete la paralización de los desahucios en este estado de alarma. 

Catalunya
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El sueño de Aznar y Aguirre

Para el experto en redes sociales y ultraderecha, Julián Macías, el dinero también es la clave de todo. “Todos los grupos negacionistas y su difusión tienen su origen en la extrema derecha, aunque su desarrollo sea más transversal. Es una guerra mediática con ingeniería comunicativa. Tienen una estructura gigante que llevan años construyendo a través de entramados de fundaciones bien alimentadas de fondos económicos de las élites, que tienen la capacidad de sacarse de la chistera un día a Ciudadanos; al siguiente, a Vox”. 

Las fundaciones de ultraderecha tienen la capacidad de incidir en la pulsión social, política y económica que deseaban Jose María Aznar y Esperanza Aguirre, a través de los medios del siglo XXI y con el dinero de la élite, sostiene el investigador de redes Julián Macías. Mientras que la izquierda camina a tientas con instrumentos del siglo XX en pleno siglo XXI y con los bolsillos agujereados, añade la politóloga Jule Goikoetxea. 

Los veinte vecinos desahuciados de la Casa Buenos Aires de Barcelona son originarios del barrio. “Marcharon previamente a pueblos de alrededor porque no podían permitirse quedarse en la ciudad”, explica Castelló. Una ciudad dopada de fondos buitre les expulsó y un movimiento preñado de apoyo mutuo les devolvió al barrio. Ahora transitan en alternativas habitacionales entre familiares de sangre, amigos y vecinos, una comunidad que está tramando cómo conseguir, una vez más, una solución material para un problema urgente, como es la vivienda, y que clama contra medidas restrictivas que empobrecen aún más a las clases populares. 

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#73688
7/11/2020 9:49

Un artículo interesante donde Gessamí Forner intenta justificar las cagadas de la CUP y revitalizar ese aire "anticapi" tan abandonado por la formación tras el procés. ¿Toca renovarse?. Me explico:
Cada día se producen, desgraciadamente, desahucios en Barcelona y cinturón, donde familias enteras pierden su domicilio y son expulsadas de sus casas. Pero fíjate, que la manifestación es por el desalojo de un casoplón modernista en uno de los barrios de renta más alta de Barcelona, Vallvidrera. Vamos, en pijolandia. No solo eso, si no que además cuentan con el apoyo de JxCat, Erc, el ayuntamiento y... la CUP. Todo muy anticapi. Y se convoca a una manifestación donde no aparecen los CDR no vaya a ser que no vaya ni el tato a la mani. Pero estar están, pero no como CDR, ya que los movimientos sociales huyen de ellos como de la peste, aparecen en el artículo como "redes de apoyo" (?). Una vez más los independentistas se convierten en marca blanca e intentan distanciarse de ellos mismos (toma ya!) para convertirse en movimiento popular, eso sí, controlado por ellos, de ahí que se escogiera la Casa de Buenos Aires y no los desahucios que a diario castigan a las clases trabajadoras. ¿Dónde estaba la PAH en esa mani?
Otra pregunta para Gessamí Forner: ¿Cuando hay disturbios y quema de contenedores en l'Eixample catalán, es el "pueblo" el que protesta tras la sentencia del 1 de Octubre, pero si se hace en el Ensanche de Bilbao son los pijos vascos?
¿Los pijos catalanes son más guais? ¿Me lo puedes explicar?

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#73675
6/11/2020 22:03

La (auto)crítica que le falta a la izquierda es reconocer que cayó de pleno en el chantaje de "a ver quien es más solidario" y nos tragamos todo el discurso de la OMS. La mortalidad actual es de 1000 personas por covid a la semana, eso no es mucho más que la gripe en la temporada en 2017/18 (y las cifras de muertes covid están probablemente hinchadas, porque todo es covid...). Las medidas actuales no se sostienen si tenemos en cuenta este indicador (que, con todo, me parece más fiable que el de "casos" de unos tests de mierda que, sinceramente, no me creo que se estén haciendo bien). Toca hacer análisis de por qué a los gobiernos de toda europa les está conviniendo agredir a su propia población con medidas carentes de sentido real y destruír su propia economía. Para mí es claro: se acaba el petróleo y están haciendo el "update" político-económico más adecuado para digitalizar y elitizar un capitalismo que ya no va a dar para tantas. Pocas excepciones vimos en la izquierda asumiendo esta cruda realidad:
https://www.lahaine.org/mm_ss_est_esp.php/audio-entrevista-a-nekane-jurado
https://mpr21.info/
En mi opinión es tiempo de comenzar a asumir y ponerse a trabajar y luchar para tumbar esto, como creo que está pasando en Italia

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#73637
6/11/2020 16:28

Uno de los grandes problemas que tenemos es que la medicina occidental se ha convertido en una religión incuestionable. Esto nos ha llevado a dejar nuestra salud en manos de una industria a la que no le interesa tratar las enfermedades de una manera integral, y que necesita de sus soluciones farmacológicas obviando las raíces emocionales, alimentarias, políticas, etc, de las enfermedades

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#73672
6/11/2020 21:31

Espero que sea ironía tu comentario, o igual bebes lejia

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#73636
6/11/2020 16:14

jajaja

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#73630
6/11/2020 14:25

Volvemos a lo de siempre, ahora que no nos dejan ir al bar nos damos cuenta que somos nada.
Estamos llenos de irresponsables en la sociedad, es decir, todo acto de irresponsabilidad te convierte en negacionista.

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#73626
6/11/2020 13:47

Crisis = fumarse derechos

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#73621
6/11/2020 13:00

Esa frase de "veneraban la libertad", debería ponerse entre comillas porque esa gente no venera la libertad si no todo lo contrario.
Si por la ultraderecha fuera, libertades pocas.

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#73617
6/11/2020 11:23

Los negacionistas del gobierno sueco, esos que no encierran a nadie y desaconsejan los bozales, son de extrema derecha. Vaya cacao mental tenéis. Las medidas no son para frenar ningún virus, son un fin en si mismas. Protestar con el símbolo de sumisión a la dictadura, la mascarilla, que además es contraproducente y aumenta el riesgo de infección, una mamarrachada.

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#73685
7/11/2020 2:54

Podrías por favor explicar de que manera una mascarilla aumenta el riesgo de infección? No por nada, es que llevo 15 años trabajando como sanitario y nunca he visto una cirugía en la que no se use mascarilla. Me lo explicas y así se lo cuento a los cirujanos. Gracias

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#73889
9/11/2020 12:21

Yo tenía un profesor que nos decía: "Si Dios nuestro señor hubiese querido que tomáramos las cosas en vena nos habría puesto una aguja, no una boca".
Parfraseándolo, diría lo mismo de la mascarilla (o de los tampones vaginales). Son molestas, irritan la piel, recalientan las fosas nasales, reciclan las esporas del aire y les dan un ambiente ideal para el desarrollo de patologías. Los apósitos...si son necesarios, de lo contrario, cura abierta. Así como abres la ventana por salubridad, permite que tu miedo deje abrir la boca a los demás.

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#73758
7/11/2020 16:44

Pues aquí tienes: https://www.burbuja.info/inmobiliaria/threads/las-mascarillas-son-contraproducentes-incluso-en-quirofano.1440562/

https://youtu.be/sKvyPXsDDA4

Por cierto a mi me operaron de un quiste hace años y recuerdo perfectamente que no llevaba mascarilla. Aunque no duró ni un minuto la operación, eso sí.

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Burundi
10/11/2020 5:40

Un foro de Burbuja y un vídeo de Youtube retirado "This video has been removed for violating YouTube's Community Guidelines".

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#74041
11/11/2020 14:16

La cita a un estudio científico, y un video del nanopatólogo más prestigioso de Italia, lógico que la dictadura globalista genocida lo censure, por decir la verdad.

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Burundi
16/11/2020 3:56

O es posible que se censure por difundir desinformación. No todo lo que se elimina por violar las normas de comunidad se elimina por ser verdad.

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#74503
16/11/2020 3:54

O es posible que se censure por difundir desinformación. No todo lo que se elimina por violar las normas de comunidad se elimina por ser verdad.

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#73684
7/11/2020 0:55

El símbolo de la sumisión que en caso de de disturbios es una agravante según la ley mordaza.

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#73607
6/11/2020 8:46

Entiendo que El Salto alberga una diversidad de posturas pero yo creo que estaría bien tener cuidado con seguir la línea argumental de un un análisis maniqueo y simplista de las reacciones sociales a la actual coyuntura. Ni todas las que se oponen al confinamiento son de derechas, ni debería ser empleado el término negacionista con tanta alegría. Hay quienes sin negar el efecto del Covid nos oponemos a medidas autoritarias como las que se están imponiendo. Aquí se incluye gente de muy diversas categorías,incluyendo dentro de la disciplina médica (en este medio, por ejemplo Rafael Loayssa) . Dejo una entrevista de Jacobin a un par de investigadors por si es de interés:
https://www.jacobinmag.com/2020/09/covid-19-pandemic-economy-us-response-inequality.
Y en serio, el discurso de en los disturbios hay gente muy loca yo creo que se lo podemos dejar a medios mainstream, no?

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#73714
7/11/2020 11:41

Es que a El Salto ya se le está viendo también el plumero! He leído varios artículos que desacreditan a los que no están de acuerdo con estas medidas y ponen etiquetas de negacionistas y de ultraderecha, cuando saben que no es así. De hecho hay un movimiento mayoritario de personas con pensamiento de izquierdas
entre las que no apoyan las medidas, así que dejen de falsear y apoyen la verdad.

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