Antimilitarismo
El antiimperialismo y la ternura de los pueblos

Queremos empezar diciendo alto y claro un secreto a voces: estamos en guerra. Algunas hablan de una escalada hacia una tercera guerra mundial, otras indican que se trata de una segunda guerra fría, que se expresará en una multiplicidad creciente de focos, conflictos y tensiones. Se llame como se llame, se trata de una escalada bélica que se libra en todo el mundo, en distintos niveles e intensidades y que implica la guerra militar convencional, la comercial y económica, la social, la psicológica y la informativa.
Manifestación 4D en Sevilla
Manifestación el pasado 4D en Sevilla Esther Alberjón Castillo

Es fácil encontrar en la izquierda, en la sociedad española y, específicamente, en Andalucía, voces que se alzan contra “las guerras” y por la paz. Bonita proclama que, no obstante, peca de simplista y de querer obviar el debate sobre quién comienza las guerras, quién las potencia y quién las sufre. O incluso de esconder que existen guerras ofensivas y defensivas. Responder a estas preguntas de una manera u otra nos hará situarnos, discursiva y políticamente, del lado del bando agresor, o del agredido.

El contexto

Lo primero que podemos aclarar es que la existencia de guerras y agresiones militares, económicas o diplomáticas, no es nueva. El imperialismo occidental, con tal de afianzar su poder y dominio económico, tiene un largo historial en provocarlas y en ser parte activa de ellas al calor del control de los recursos, de la mano de obra, de los mercados y de la necesidad de reproducción del capital. Parece que lejos queda ya la historia de colonización, saqueo y exterminio de la mayor parte del globo por un puñado de potencias. Sin embargo, es una herida aún abierta en la memoria de los pueblos del Sur global, máxime cuando dicha colonización continuó con la implantación de un modelo neocolonial que llega hasta nuestros días. Incluso en los años del “modélico liderazgo de la ONU”, desde la caída de la URSS y del bloque socialista, no podemos olvidar la agresión y desmembración de la propia URSS, Yugoslavia o posteriormente, Irak y Afganistán. A esto debemos sumar la imposición de medidas neoliberales, como los paquetes de ajuste estructural del FMI y del Banco Mundial, como contrapartida a los préstamos impuestos a los países africanos o latinoamericanos –generando una deuda ilegítima que provoca la ruina o la bancarrota–, o los bloqueos, como el que aún a día de hoy sigue afectando a Cuba y a otras decenas de países.

No es sólo que Andalucía haya sido el cortijo –y ahora el lugar de recreo– de media Europa y España, sino que ha sido y es el guardián del imperialismo en el Estrecho de Gibraltar

No obstante, esta realidad se ha ido escalando y agudizando –fundamentalmente tras la crisis económica de 2007–, por la combinación de dos factores. En primer lugar, por la progresiva necesidad de aumentar la presión y la explotación de las regiones bajo su control económico. Para ello, no han dudado en patrocinar “revoluciones de colores” en Libia, Siria o Túnez; golpes de estado en Venezuela, Bolivia o Ecuador; y nuevas guerras económicas, como en Cuba. En segundo lugar, por la conformación de un mundo multipolar donde entran en juego nuevos países que no van a permitir que el dictado del capital occidental controle su propio desarrollo económico y político. Entre estas nuevas potencias destacan principalmente dos: Rusia, rompiendo con el papel subordinado y subdesarrollado que occidente había creado para ella tras el colapso de la URSS, y China, erigiéndose en primera potencia económica del mundo y disputando el liderazgo mundial a EEUU, con unas bases económicas, políticas y sociales distintas a las capitalistas occidentales, que, entre otras cosas, han conseguido erradicar la pobreza extrema del país.

De este modo, ha nacido el temor de que un nuevo mundo multipolar ponga punto y final a la era neocolonial en el que el capital occidental era amo y señor del mundo. Este temor se ha materializado en la coyuntura bélica en la que nos encontramos.

Las dimensiones de una nueva guerra fría

La principal característica de esta llamada nueva guerra fría es su naturaleza múltiple, con un impacto directo en nuestra realidad.

1) La militar. El occidente capitalista, con tal de desgastar a sus contrincantes, está creando frentes de batalla a lo largo y ancho del planeta: Ucrania, África, el Mar de la China Meridional –destacando el previsible conflicto en Taiwán– o América Latina y el Caribe. Para ello, resulta fundamental comprender el fortalecimiento de su brazo armado, la OTAN, organización que se ha expandido globalmente, y sigue haciéndolo, siendo su último eslabón Europa del Este. Y es, precisamente ahí, donde se vivió en 2014 un golpe de estado en Ucrania, apoyado y financiado por el imperialismo para colocar un gobierno, no sólo filonazi, sino pro-europeo y otanista, que supone una provocación a la población rusófona y a la propia Rusia. El resultado: una guerra civil, el genocidio premeditado de la población del Donbass y la escalada del conflicto, del que los gobiernos occidentales y el ucraniano nunca han pretendido encontrar una solución pacífica –como ha reconocido recientemente Angela Merkell–, y que ha tenido como colofón la entrada de Rusia en la guerra hace un año. Y no nos equivoquemos, de esta guerra somos partícipes desde su comienzo, no sólo cuando nuestros medios de comunicación y gobiernos apoyaron, blanquearon y legitimaron el golpe de estado del Euromaiden en 2014, sino cuando, siendo integrantes de la OTAN, instruimos militarmente, damos cobijo, ayudamos económica y políticamente, y armamos al bando nacionalista ucraniano. 

En este contexto, nuestro gobierno “de progreso” decide alimentar la maquinaria belicista aumentando el presupuesto en defensa para 2023 –en un momento en el que los servicios públicos y sociales se ven mermados– y acogemos cumbres militares que señalan el camino del fortalecimiento de la OTAN y de la agresividad imperialista a nivel mundial.

2) La guerra económica. Primero contra China, que ahora se agudiza, y, de manera fundamental y trágica, contra Rusia. Trágica porque las sanciones por parte de la UE, con su consiguiente ruptura con un socio comercial estratégico, no hacen más que debilitar y afectar a los propios pueblos que la habitan. A raíz de la ruptura de las relaciones con Rusia y el parcial cierre del grifo de los hidrocarburos baratos, se ha puesto sobre la mesa la pugna energética y las contradicciones de la Unión Europea, que ha protagonizado un reciente acercamiento a Venezuela –constantemente demonizada y agredida– y a Argelia –que se ha negado a relacionarse comercialmente con el Estado español por su posicionamiento a favor de Marruecos sobre la ocupación del Sáhara Occidental–. En esta guerra, que no ha estado carente de sabotajes al más puro estilo “americano” –como el caso del Nord Stream II–, el principal triunfador ha sido EEUU, al hacer depender aún más a Europa del capital y del mercado energético estadounidense, y la principal afectada ha sido la clase trabajadora a nivel mundial.

3) Así, la guerra económica y los intereses imperialistas en cercar a Rusia y China, suponen una profundización de la guerra social, por la que, una vez más, y de manera totalmente descubierta, hacen pagar a las clases populares las aventuras imperialistas de la burguesía dominante. Aquí, la inflación, motivada por la propia crisis sistémica y las sanciones a Rusia, la pagamos la clase trabajadora en forma de aumento del coste de la vida y congelación de salarios, siguiendo las recetas neoliberales en boga. En paralelo, la lógica privatizadora y la acción del capital transnacional sigue posibilitando un desmantelamiento del mínimo estado del bienestar que teníamos. En esta guerra social, debemos destacar cómo la “izquierda” en el gobierno está haciendo el trabajo sucio a la burguesía, limitando la respuesta social, con medidas-parche que no resuelven el problema de fondo, mientras se mantienen y profundizan los aparatos y mecanismos represivos, que la insuficiente reforma de la Ley Mordaza no va a modificar.

4) Todas ellas se complementan y son posibles por la guerra psicológica e informativa, que ha tenido en la censura a los medios rusos y alternativos su mayor expresión. El relato único sobre la actual crisis está servido y los papeles otorgados. Quien ose dudarlo u ofrecer una interpretación distinta será tildado de prorruso, amigo de Putin y enemigo de la democracia. Mientras, destruyen el principio fundamental en el que ese liberalismo que dicen defender se basa: la libertad de información.

Nada más lejos de la realidad. Una desnuda y cruda dictadura económica, social y de la información, salpimentada de rusofobia y chinofobia, y de hacer pasar a los agredidos por agresores. En este sentido, el estado español ha asumido la defensa de la agenda política internacional estadounidense y defiende como propios sus discursos y sus intereses geopolíticos y geoestratégicos. De este modo, se explica que la política exterior española esté tan preocupada por el supuesto rearme de China, sobre el que nos bombardean los medios de comunicación hegemónicos. En contraposición a la dudosa belicosidad china, no se muestran tan preocupados por las continuas injerencias que provoca EEUU y los países occidentales en Asia, África, América Latina y el Caribe, entre las que podemos enumerar las maniobras militares y navales en mar caribeño –incluyendo un submarino nuclear–, la financiación de la contrainsurgencia o un largo historial de golpes de estado abiertos e indirectos.

¿Qué tenemos que decir desde Andalucía?

Ante esta coyuntura, no podemos pasar por alto el papel tan determinante que juega Andalucía. De un lado, a nivel geoestratégico, nos conformamos como un territorio delimitado como frontera Sur de Europa y que, como parte del Estado español y de la OTAN, sirve de puente de las agresiones imperialistas. Para ello, se han diseminado en nuestro suelo importantes bases militares de la OTAN: Morón de la Frontera (Sevilla), Rota (Cádiz), Viator (Almería) y una cuarta en camino en La Rinconada (Córdoba). En los últimos meses, la renovación del acuerdo de cooperación en materia de defensa entre EEUU y el estado español, consolida la militarización de nuestro territorio con la presencia de un mayor número de efectivos militares estadounidenses y con el despliegue de dos nuevos buques antimisiles en la base de Rota.

Por otro lado, Andalucía es el nexo de unión entre dos continentes y dos mares, donde convergen importantes intereses comerciales. Nuestro modelo económico se ha caracterizado por la subordinación y la dependencia respecto al Estado español, y desde los sucesivos gobiernos autonómicos se ha profundizado en un modelo poco diversificado y poco cohesionado territorialmente. Además de su actual naturaleza extractivista, se ha apostado por fortalecer el sector servicios, vinculado a Andalucía como destino turístico, impulsando una agresiva turistificación y generando altas tasas de explotación de la clase trabajadora que la habita. Como consecuencia directa de esta realidad, su mayor expresión se da en los preocupantes niveles de desigualdad, exclusión social, emigración, precariedad laboral y feminización de la pobreza, tal y como muestran las estadísticas e informes oficiales.

Aunque puedan parecer dos aspectos sin relación aparente, queremos subrayar todo lo contrario. El rol que el capital español ha otorgado a Andalucía comprende tanto aspectos económicos y productivos, como políticos y militares. No es sólo que Andalucía haya sido el cortijo –y ahora el lugar de recreo– de media Europa y España, sino que ha sido y es el guardián del imperialismo en el Estrecho de Gibraltar.

Al calor del abandono de un horizonte revolucionario y rupturista, buena parte de la izquierda está divagando entre la connivencia con dicho imperialismo y la inacción

De este modo, la explotación, la sujeción política y la alienación de la clase trabajadora andaluza ha sido, históricamente, el requisito para hacer de nuestro territorio un peón más del imperialismo que posibilite la explotación de los pueblos del Sur global. Esta situación se expresa en otra cuestión directamente relacionada: somos uno de los territorios donde hay mayor presencia de cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, que se concibe como la única respuesta a los problemas estructurales y la realidad social de exclusión social, mafias y migración irregular.

Desde mediados de 1970, surgen corrientes políticas en la izquierda andaluza que señalan esta íntima relación y proponen conjugar la lucha por la dignidad de sus clases populares con una postura antiimperialista. Así, vemos cómo en parte del movimiento andalucista –caso del SOC–, a su histórica lucha por una distribución de la tierra y por una ruptura con su condición subalterna y dependiente, se sumaba la constante denuncia contra las bases de la OTAN en suelo andaluz. Esta última tuvo su mayor manifestación en los lazos de solidaridad internacionalista que se tejieron clamando por la paz en el Mediterráneo –como el caso libio–, apoyando la legítima defensa y la soberanía de los pueblos agredidos o estableciendo relaciones con países que desarrollaron en su seno proyectos socialistas.

No obstante, desde el cambio de siglo, la tendencia de las organizaciones y partidos considerados de izquierda y/o andalucistas es otra. En la actualidad, al calor del abandono de un horizonte revolucionario y rupturista, buena parte de ella está divagando entre la connivencia con dicho imperialismo –estando, incluso, en los gobiernos encargados de afianzarlo– y la inacción o ausencia de un posicionamiento definido y claro. La tibieza que está impregnando a buena parte de estas organizaciones resulta poco consecuente con las implicaciones sociales y políticas de una tierra de paz y solidaria como es Andalucía, y menos aún, con las responsabilidad de vivir en un territorio cómplice con los crímenes de la OTAN. Esto lo hemos podido ver tanto en el lema de la manifestación del 28F en Sevilla, con un vago “Andalucía por la paz”, como en las manifestaciones que, a nivel estatal, se han convocado el 25 de febrero bajo el lema “ni Putin ni OTAN” y “parar las guerras”. Como si la paz fuera posible bajo el imperialismo, o como si pudiéramos equiparar en términos de responsabilidad de las guerras al presidente de un país y al bloque militar de la OTAN. Se trata de una equidistancia profundamente injusta y que no se atreve a ir al fondo del problema.

Frente a esto, es necesario recordar que no habrá ningún horizonte de soberanía o de bienestar social y económico, alejado de las lógicas capitalistas, sin una ruptura con el imperialismo. Por dos motivos: porque es esa maquinaria imperialista –y sus estrategias de guerra militar, económica, psicológica e informativa– la primera que vamos a tener enfrente cuando queramos desarrollar un proyecto propio. Y porque un proyecto de una Andalucía Libre sólo será posible abrazando nuevas lógicas de solidaridad y cooperación con los pueblos del mundo, totalmente contrarias e irreconciliables con la lógica depredadora y neocolonial imperialista, que basa el crecimiento económico propio en el despojo y la explotación del resto del mundo. Sólo será posible desarrollando la solidaridad internacionalista, la ternura de los pueblos de la que el Ché nos hablaba. Entendemos que no habrá futuro digno para Andalucía si continuamos insertas en la Unión Europea del capital y en la OTAN. Que lo digno es no ser parte ni cómplices de ello, situándonos junto a los pueblos del Sur global que luchan por construir su propio futuro.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Europa del Este
Cáucaso Marta Ter: “Chechenia pasó de ser la piedra en el zapato del Kremlin a su principal aliado”
Marta Ter Ferrer, especialista en el Cáucaso Norte relata en su libro ‘La Chechenia de Kadírov’ las duras condiciones de vida que sufre la población chechena bajo el régimen de Ramzán Kadírov.
Gasto militar
Gasto militar El gasto militar mundial batió un nuevo récord en 2023 al aumentar un 6,8%
Crece en todas las regiones y alcanza la cifra de 2,44 billones, según el último informe del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI).
Anticapitalistas
Miguel Urbán “En el inicio de Podemos dijimos que sin autoorganización nos iban a hacer mierda... y nos han hecho mierda”
El eurodiputado más longevo de la llamada política del cambio no repetirá en las elecciones de junio. Miguel Urbán repasa los asuntos más importantes del espacio de la izquierda institucional y las perspectivas de futuro de la Unión Europea.
Max Montoya
Max Montoya
14/3/2023 17:20

Que USA haga mal con su patio trasero y su Cuba, no quiere decir que Rusia haga bien con su patio delantero y su Ucrania. Denunciar el bloqueo de Cuba o el terrorismo yankee en el Chile de Pinochet tiene que ser posible compaginarlo con una denuncia por la invasión rusa a Ucrania. Ahora hemos visto lo que significa Rusia en Georgia: la gente quiere vivir en democracia, ser libre. Se vive mejor así. Que no queramos ayudar es otra cuestión. Es verdad que se vive mejor en democracia, y se vive mejor mirando a otro lado. Pero para los que son demócratas, defender la libertad democrática en Ucrania es como defender a la España de Azaña en el 36: es una cuestión de justicia democrática, una defensa de la libertad. Y los ucranianos desde 2014 demostraron que querían ser tan libres como los europeos: no quieren a Rusia. Es eso una injerencia de la OTAN? Nein. Es una injerencia de la ciudadanía ucraniana.

0
0
Congreso de los Diputados
Congreso de los Diputados Los socios avisan que la paciencia se acaba y el PSOE anunciará medidas de regeneración democrática tras el 9J
En la jornada que el Congreso aprobó la Ley de Amnistía pasó desapercibido otro hecho: una PNL de ERC para exigir leyes al Ejecutivo para la mejora de la calidad democrática que cosechó apoyos de Sumar, Junts y PNV y hasta en algunos puntos del PP.
México
Elecciones en México Raquel Gutiérrez: “La próxima presidenta hereda un país roto, muy polarizado, muy militarizado y muy violento”
La profesora, activista y pensadora mexicana se toma un momento para reflexionar sobre el panorama político, económico y social que deberá enfrentar la próxima presidenta de México, que se elige este 2 de junio
Opinión
Opinión Frente el antisemitismo, Palestina libre
Los muros contra los, las y les otres, como el construido por Israel, se erigen como hipérbole del miedo a la pérdida de control en el interior de cada cual y en el Estado.
Opinión
Opinión ¿Por qué mienten tanto las derechas?
Las derechas saben que el capitalismo está caducando y no quieren asumirlo, porque entonces ¿cómo iban a mantener su poder y riqueza?, ¿quién los apoyaría si dijeran que necesitan guerras para capear sus crisis y ganar más dinero?

Últimas

Ocupación israelí
GENOCIDIO EN GAZA La UPV/EHU recibirá 4,2 millones por colaborar en nueve proyectos europeos con Israel
Hasta tres universidades, así como cuatro entidades gubernamentales de Israel, acompañan a la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea en iniciativas de la Unión Europea donde participan además empresas que contribuyen al genocidio.
Estados Unidos
Estados Unidos Trump es declarado culpable de 34 delitos, pero la condena no le impedirá presentarse en noviembre
El expresidente republicano hizo pagos a dos mujeres para encubrir sus relaciones sexuales y falsificó esos pagos en los documentos de su campaña presidencial de 2016. La sentencia será leída en julio.
Especulación inmobiliaria
Gentrificación ¿Por qué se levanta Lavapiés?: “Esta manifestación es solo el principio”
El tejido social del barrio convoca la gran manifestación del 1 de junio para visibilizar la recuperación de la movilización vecinal y denunciar la turistificación, la destrucción de los servicios públicos o el racismo institucional
Educación infantil
Educación en Madrid Cierra una escuela infantil pública de Arganda por falta de personal
El centro, gestionado por la empresa Atreyu Blota Carto, cuenta con más del 45% del personal de baja y sin reposición de puestos. 170 familias llevan sin clase desde el jueves.
Ocupación israelí
Genocidio en Gaza El sonido de las bombas en Gaza irrumpe en las calles de Logroño
Una quincena de activistas acampados en la Universidad de La Rioja ha trasladado el sonido de las bombas que día a día resuenan en Gaza a las calles de Logroño
Más noticias
Violencia machista
Precariedad laboral Huelga de 24 horas en el servicio de atención a las víctimas de violencia machista en Madrid
Las trabajadoras denuncian que el problema, que ya provocó paros parciales y concentraciones, se enquista. Las trabajadoras de la red denuncian falta de personal, de medios y de alojamientos para atender a las mujeres y sus hijos e hijas.
Sanidad
Sanidad pública de gestión privada El Hospital del Vinalopó seguirá privatizado pese a las 15.000 firmas en contra
Este viernes 31 de mayo finaliza el plazo para que se inicien los trámites de reversión al sistema público que el gobierno de Mazón no activará pese a la ausencia de informes que avalen la prórroga de la concesión.
Palestina
Acampadas Universitarias Palestina “Hay que seguir dando pasos para hacerle sentir a Israel como nos sentimos nosotros: solos y abandonados”
Muawia y Juan, palestino e israelí, han encontrado en la acampada por Palestina de la Universidad de Jaén, un espacio de encuentro que difícilmente podrían tener en su tierra. Un lugar seguro para resistir conjuntamente los envites de la ocupación y

Recomendadas

Palestina
Palestina Mustafa Barghouti: “Tiene que haber un embargo militar inmediato contra Israel”
El líder de Iniciativa Nacional Palestina saluda el reconocimiento del Estado por parte de tres países europeos pero exige que los gobiernos tomen nota de las demandas de los pueblos que piden medidas de boicot para aislar al régimen de Netanyahu.
Energías renovables
Energía y territorio Avalancha de macroparques solares en suelo rústico en Mallorca
La plataforma Renovables sí, però així no reclama una moratoria para frenar los más de 70 proyectos en tramitación que amenazan el campo isleño.
Literatura
Literatura Las escritoras de ‘clima ficción’ que llegan de América Latina
Autoras como Andrea Chapela, Clauda Aboaf, Adriana Bruno, Laura Ortiz o Silvia Moreno-García amplían los límites de la ciencia ficción o la fantasía en clave ecologista, decolonial y de memoria.