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Vejez
Solo tres de cada diez personas mayores pobres afirman tener buena salud
Las personas mayores más vulnerables son las que peor salud tienen. Es una de las principales conclusiones extraídas por la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados (UDP) a través de su recientemente publicado barómetro sobre la Atención Primaria y los Servicios Públicos de Salud. Concretamente, expone el estudio, la mayoría (más del 50%) de mujeres mayores de 70, hombres mayores de 80, población mayor con una capacidad de gasto insuficiente y personas mayores sin estudios más allá de los primarios perciben su estado de salud como regular, mala o muy mala.
El estudio, que se ha basado en los datos obtenidos a través de más de 800 entrevistas a personas mayores de 65 años, pretende conocer cómo es la atención primaria y los servicios públicos de salud en España hacia esta población indagando en cuestiones como la percepción de salud, la cronicidad, las limitaciones y la satisfacción de las personas mayores con el sistema sanitario.
A través de los testimonios de las personas entrevistadas el barómetro profundiza en cuestiones alrededor de la dependencia, estableciendo que en más de la mitad de los hogares en los que residen las personas mayores de 65 años (56%) existe al menos un miembro del hogar con enfermedades o problemas de salud crónicos o de larga duración, una cifra que aumenta significativamente (68%) en aquellas casas con mujeres de 70 a 74 años y, por clase social, en los hogares ocupados por personas con una capacidad de gasto insuficiente (71%).
A la pregunta “durante al menos el último medio año, ¿en qué medida se ha visto limitado/a a realizar actividades cotidianas?”, más de cuatro de cada diez personas mayores (42%) afirmó tener limitaciones para realizar las actividades que la gente habitualmente hace, siendo las mismas en un 10% limitaciones de tipo grave —fundamentalmente entre los hombres de 80 y más años— y, de nuevo, entre aquellos y aquellas mayores que tienen una capacidad de gasto insuficiente (45%). En este punto, el informe también hace mención a una cuestión relativa a la feminización de los cuidados: “La mayor carga familiar se observa entre las mujeres más jóvenes cuando se trata de convivir con personas con enfermedades crónicas (30,2% frente al 20,1% entre el total) y entre las mujeres de 80 y más años cuando se trata de convivir con personas con limitaciones graves (17,3% frente al 10,65% total)”.
El informe revela que “la mayor carga familiar se observa entre las mujeres más jóvenes cuando se trata de convivir con personas con enfermedades crónicas y entre las mujeres de 80 y más años cuando se trata de convivir con personas con limitaciones graves”
La brecha digital se manifiesta en la atención primaria al resultar mucho más sencillo para las personas mayores entrevistadas acceder a los centros de salud de manera presencial que telefónica o digitalmente, sobre todo entre aquellas personas mayores de 70 años y/o sin estudios secundarios. Si bien según el barómetro la mayoría de las personas mayores en España afirman que cuando necesitan atención médica de su centro de salud, siempre le atienden (79%), la dificultad para ser atendidos “destaca significativamente entre quienes tienen de 65 a 69 años, quienes tienen estudios secundarios, residen en grandes ciudades y tienen una capacidad de gasto insuficiente”. Menos de un 25% de las personas encuestadas, eso sí, consigue cita al mismo día o al día siguiente; casi el 70% ha de esperar más de un día a recibir atención por la ausencia de citas antes, a lo que se añade que “destaca significativamente el retraso por no haber cita antes que experimenta el 78,2% de quienes tienen una capacidad de gasto insuficiente”.
En general, los aspectos de la atención primaria mejor valorados por las personas mayores son la proximidad con su centro de salud u la confianza y seguridad que transmiten tanto los profesionales del personal médico como los de enfermería, observándose que la satisfacción con la atención primaria en general es menor en los segmentos de edades inferiores a 75 años y en los pueblos grandes. Sin embargo, explicita la UDP Mayores, “la diferencia más común y generalizada se produce en función de la capacidad de gasto, de manera que la satisfacción de todos los aspectos entre quienes tienen una capacidad de gasto equilibrada o alta es significativamente superior a la satisfacción registrada entre quienes la tienen insuficiente”. Dicho de otra manera: las personas mayores pobres son peor —o perciben ser peor— atendidas que las de mayor capacidad adquisitiva.
Los servicios más demandados por las personas mayores para incluir y/o mejorar en el sistema público de salud son los de salud bucodental, salud mental (77,0%) y fisioterapia (64,0%)
En lo relativo a las demandas de las personas mayores como servicios sanitarios públicos, siguen la línea de la población general: piden la inclusión y mejora de la salud bucodental, de la salud mental (77,0%) y de la fisioterapia (64,0%).
Como conclusiones del informe, el colectivo deduce que “al referirse al conjunto de servicios sanitarios públicos, la satisfacción de los mismos (que es buena en general) constata la tendencia según la cual la valoración disminuye entre los segmentos más vulnerables, especialmente la capacidad de gasto insuficiente” y aunque esta tendencia, explican, podría explicar que “algunos servicios parecen dar cierta prioridad a personas con algunas características de vulnerabilidad, ya que se valoran mejor entre quienes tienen más de 80 años y un menor nivel formativo” insisten en subrayar que, de manera general, los peores indicadores a nivel valoración de los servicios públicos se concentran entre aquellas personas mayores con peores niveles adquisitivos.
El informe, publicado en un contexto de recorte de pensiones, desmantelamiento del sistema de sanidad público en algunas comunidades autónomas y movilizaciones de sectores dedicados a los cuidados de personas dependientes puede arrojar luz de cara a establecer puntos clave para la mejora de atención pública a las personas mayores.