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Precariedad laboral
El cierre de Gorillas deja en la calle a 300 trabajadores en España
Ni un año tuvieron las 300 familias que dependían de la empresa alemana Gorillas para hacerse a su nuevo trabajo y su nueva vida cuando esta compañía de entregas ultrarrápidas anunció que se iba de España. Semanas después del anuncio oficial, este 15 de junio, les llegaba el mail más temido: la notificación del despido colectivo de toda la plantilla, en concreto, el preaviso de la empresa para iniciar la negociación del despido colectivo.
Una negociación comprometida, para empezar porque en los poco más de diez meses de vida de la empresa en España, los trabajadores no tuvieron tiempo de crear una sección sindical. Algo que están intentando enmendar a toda prisa en las últimas semanas, con un proceso de organización sindical acelerado para conseguir una extinción digna de los contratos, que reconozca “el daño que ha hecho la empresa al venir a especular de esta manera, crecer de forma irresponsable y que pague por ese daño”, dice uno de los trabajadores de Gorillas, que prefiere mantener su anonimato para evitar “posibles represalias de la empresa”.
La indemnización mínima para estos casos, 20 días por año trabajado, no cubre los “daños” del cierre de la empresa, dice este trabajador. Muchos empleados dejaron otros trabajos o se mudaron de ciudad para sumarse a Gorillas, una start-up especializada en “llevarte la compra en minutos, estés donde estés”, según su propia página web.
Los trabajadores de Gorillas han iniciado un proceso de organización sindical acelerado para conseguir una extinción digna de los contratos, que reconozca “el daño que ha hecho la empresa al venir a especular de esta manera, crecer de forma irresponsable y que pague por ese daño”
“Nos vamos a quedar sin trabajo, lo que pedimos por lo menos es tener un respaldo para salir de vuelta a buscar empleo en un mercado laboral que no es nada fácil”, añade. Frente a la “ocultación de información” de la empresa y las intenciones de pasar por encima de los derechos de la plantilla, este trabajador pide la máxima difusión y apoyo para que se conozca sus situaciones y se “se pague por el daño producido”.
Entre los incumplimientos y abusos laborales que la empresa debería reconocer a la hora de negociar una “indemnización digna”, este trabajador menciona el no reconocimiento de la nocturnidad en las numerosas horas trabajadas o la obligación de trabajar los domingos sin remuneración extra. También, según denuncia, la jornada laboral era realmente de ocho horas y media, ya que la empresa no reconocía la media hora de descanso obligatoria como jornada laboral.
Este trabajador sostiene que la empresa quiere aprovecharse de la falta de estructura sindical para no reconocer todas estas particularidades y dejar España con el menor coste posible.
El cierre de Gorillas afecta a toda la empresa, a los 11 locales que tiene en Madrid y los tres de Valencia, el de Alicante y los seis almacenes de Barcelona. La empresa alemana también cerrará sus negocios en Italia, Bélgica y Dinamarca para centrarse en sus principales mercados: Alemania, Países Bajos, Reino Unidos, Francia y Estados Unidos.