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Policía
El Gobierno asegura que los policías infiltrados no son “agentes encubiertos” sino “de inteligencia”
En respuesta a la pregunta registrada por el senador de Compromís Carles Mulet sobre la infiltración policial en movimientos sociales de València, el Gobierno ha reconocido que la Comisaría General de Información de la Policía Nacional solicitó “autorización administrativa” para la infiltración declarada secreta de un agente durante dos años en el movimiento vecinal y antifascista en València, usando una identidad falsa. La respuesta parlamentaria, fechada el 27 de marzo, ha sido difundida por la agencia de noticias Europa Press.
El Ejecutivo afirma que este tipo de intervenciones se realizan al amparo de la regulación del “agente de inteligencia”, según se recoge en el artículo 11 de la Ley Orgánica 2/86 de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Así, los agentes señalados como infiltrados por Compromís, y los partidos independentistas catalanes en algunos casos previos, no habrían efectuado una “actividad de agente encubierto”, lo que queda regulado por el artículo 282 bis de la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Policía
Infiltrados Infiltrados en los movimientos sociales, ¿bajo qué marco legal?
La respuesta del Gobierno asegura que, en el caso del agente infiltrado en València, la Comisaría General de Información solicitó “la autorización administrativa correspondiente, estando todo ello recogido en un expediente que está declarado secreto”, y explica que la actividad de obtención de información de los agentes de inteligencia señalados “no se realiza sobre ideologías, ni movimientos sociales, sino que se trata de una actividad de inteligencia para la captación de información de interés para el orden y la seguridad pública”.
“¡Que soy compañero, coño!”
La presencia de agentes de Policía en los movimientos sociales no es nueva. Al menos desde el movimiento antiglobalización, hace ya más de 20 años, se han destapado casos de policías encubiertos que han vigilado colectivos que no estaban siendo investigados por ningún juzgado, como marca la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Dani, policía encubierto, estuvo infiltrado durante tres años en los movimientos sociales antes de ser descubierto por La Directa en enero de este año. Antes de él, Marc, también agente encubierto, se introdujo en el movimiento independentista. Ramón lo hizo en el movimiento antifascista valenciano. Y, en La Animosa, una agente de Policía infiltrada —mujer en este caso—se introdujo en este centro social madrileño durante varios meses, como publicó en exclusiva El Salto. La agente había participado también en algunas reuniones del colectivo ecologista Extinction Rebellion.
En algunos casos, la infiltración lleva a momentos que se convierten en meme, como en la protesta Rodea el Congreso del 25 de septiembre de 2012, cuando la policía cargó indiscriminadamente contra los manifestantes, entre ellos contra un compañero suyo infiltrado en la manifestación, momento que quedó registrado con la frase “¡Que soy compañero, coño!”.
Al igual que en la respuesta parlamentaria al senador Mulet, después de que La Directa destapara al segundo policía infiltrado, la Dirección General de la Policía alegó que este tipo de actuaciones están amparadas por el artículo 11 de la Ley Orgánica 2/86, de 13 de marzo, de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, que les obliga a “proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana” y para ello incluye como sus funciones “captar, recibir y analizar cuantos datos tengan interés para el orden y la seguridad pública, y estudiar, planificar y ejecutar los métodos y técnicas de prevención de la delincuencia”.