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Aun en un contexto tan marcadamente ególatra como el que se da en la industria musical actual, hay motivos para la esperanza. Desde la mercadotecnia pop de Rosalía hasta la excentricidad sempiterna encarnada en Tangana, todo lo que cae bajo esa funesta etiqueta de “lo urbano” se ha plagado hoy de odas a la ostentación que funcionan como un engrasado think tank para la reproducción de ideologías neoliberales. Si tu propuesta artística pretende caminar hacia otra dirección, prepárate porque lo vas a tener difícil para abrirte hueco. Si, además, tu tarea es la de trillar el fértil terreno del éxito de los demás y mantenerte siempre en la cara menos visible del escenario, aún más. Por suerte, todavía existe una firme “guardia pretoriana” encargada de preservar la esencia de ese sonido rap originariamente instigador de desigualdades que, de momento, no ha acabado por convertirse en el miembro predilecto de la ecuación bursátil musical contemporánea. Toquemos madera.
Eric Cunningham Sarabia, más conocido como Hazhe o DJ Hazhe (Zaragoza, 1980) es un artista y productor musical que ha compuesto gran parte de la banda sonora de todo un género como el hip hop en castellano durante más de dos décadas. Su padre, de Nueva Jersey y su madre, vasca, se habían conocido años antes en Zaragoza cuando este estaba destinado en la base militar aragonesa como miembro de la Fuerza Área de los Estados Unidos (USAF). “Fue la clásica historia: a ella le encantaba bailar y él era el DJ que solía amenizar las fiestas en la base… y de ahí salí yo” recuerda en tono jovial. Con una influencia paterna tan clara era de imaginar que el músico siguiera su senda.
El entorno también ayudaba: La ciudad de los Leones y el Cierzo (ese viento que quien lo ha sufrido, lo conoce) representó desde el último cuarto del siglo XX uno de los epicentros de irradiación del rap hacia todo el país. Los americanos habían plantado sus bases militares en España con los Pactos de Madrid de 1953, firmados por el entonces presidente Eisenhower y el dictador. Las demás ciudades donde se establecieron los militares americanos como Morón de la Frontera, Rota o Torrejón de Ardoz fueron también puntas de lanza para la expansión de un género que se abría paso entre curiosos y rebeldes jóvenes que fueron descubriendo toda una forma de vida basada en una cultura multidisciplinar que llegaba, con las colonias americanas como intermediarias.
Hazhe empezó con el grafiti: “Era la manera más natural que teníamos de ser creativos sin estar haciendo ‘el cabra’ por ahí”.Cuando consiguió que su madre le comprara (con mucho esfuerzo) por fin su primer ordenador, comenzó a producir a sus amigos y a rapear él mismo hasta que en 1999 publicó su primer disco Con el micrófono en la mano, donde colaboraran zaragozanos legendarios como Violadores del Verso, Rapsusklei, Sharif o Xhelazz. En un artículo de prensa el mismo Xhelazz resumía a la perfección la influencia de Eric Cunningham en el rap que se ha producido en la escena desde entonces: “Todo Zaragoza ha pasado por su casa”. Tras mudarse a Granada hace más de una década, su estudio va camino de convertirse en lugar de peregrinaje semejante al piso de Tirso de Molina de Joaquín Sabina en los años noventa.
La cita con él tiene lugar en la Escuela Superior de Imagen y Sonido Curva Polar, arropados por una clásica noche otoñal granadina. Aquí el viento no sopla como en Zaragoza, aunque la brisa fresca de Sierra Nevada aparece puntual a su cita. Ataviado con su Ableton Push, ya desde el inicio nos da pistas de uno de los motivos que nos ha reunido hoy: su sudadera con el logo de Nucleares Hard Drive, el disco que acaba de publicar con otro clásico del rap patrio como el malagueño Miguel Ángel Soler, el Sicario.
Otro de los éxitos de Hazhe es el de haber recuperado para la causa a este atípico artista que hasta hace bien poco no quería saber nada de su pasado musical y andaba refugiado, alejado de la civilización, en preceptos masónicos y literatura. Pero la intrahistoria tiene su miga: “Hace un par de años encontré en casa de mi madre un disco duro repleto de instrumentales y canciones con Migue que se debió haber traspapelado en uno de estos viajes constantes. Cuando me reencontré con él después de 6 años sin vernos, lo vi, biblia en mano, bastante mejorado después de haber pasado una etapa un tanto oscura. Le comenté la idea de utilizar todo este material, que tenía una calidad increíble, pero me dijo que pasaba de la música. Justo en la cuarentena, vi que era el momento idóneo para dedicarme a crear y posproducir aquello y poco a poco conseguí convencerle.”
El freestyle tiene la frescura del momento y la ‘sangre’, la batalla clásica del rap, la competición verbal
Este álbum, que cuenta con lo más granado del hip hop en “andalú” intergeneracional (Easy-S, Foyone, Lasole, Capaz, Gordo Master o Little Pepe) define a la perfección toda la trayectoria de Hazhe ya que combina talento joven con figuras consagradas dentro del género. Además de un breve espacio en el que él mismo rapea, hay hueco para incluir a figuras nacidas del freestyle como el ínclito Arkano. A esta actividad, el músico ha dedicado gran parte de su ocupación actual al conformar desde 2016 el primer grupo internacional de esta disciplina en habla hispana junto a campeones internacionales como Skone, Invert o Chuty. “El freestyle tiene la frescura del momento y la ‘sangre’, la batalla clásica del rap, la competición verbal”, resume. Para completar el disco, uno de los streamer de moda, el lucense Xokas aparece en un interludio donde se declara fan incondicional de la música de Sicario desde sus tiempos con el grupo Hablando en Plata. A pesar de que hoy el negocio musical parezca haber apostado por la tendencia de explotar el mercado single tras single, que se publiquen álbumes tan compactos hacer creer en que no todos los objetos musicales están pensados para el puro rédito económico.
Algo en lo que Hazhe hace siempre hincapié es en defender el trabajo cooperativo in situ rapero y productor si se pretende alcanzar un grado compositivo óptimo. Aunque en el contexto actual de globalización tecnológica invitan justamente a lo contrario, él tiene claro que es el método más efectivo: “A mí me mueve esa simbiosis que se crea entre las sinergias de trabajar codo con codo con el artista. Esa mezcla te lleva a nuevas ideas que se entrelazan, enriquecen y sin duda mejoran el proceso.”
Sus discos con Rapsusklei, Información planta calle para Violadores del Verso, los Meid in Espein junto a Acción Sánchez, Mala Juntera con SFDK, colaboraciones con Ayax y Prok… la huella de Hazhe está en los grandes himnos de un género que hace tiempo alcanzó su mayoría de edad. Sin embargo, en opinión del productor, esta madurez no ha llevado consigo un desarrollo en la propia consciencia de la industria: “Está podridísima. Los sellos discográficos no premian el talento musical sino lo influyente que consigues llegar a ser. Los artistas hacen la música que les va a repercutir en una mayor exposición mediática, lo que implicará más likes y al final de la ecuación: más dinero.”
Cuando vas madurando descubres que la diversidad y los contrastes pueden hacer que tus versos suenen de una manera óptima
El rap se desarrolló en el contexto español gracias principalmente a una actitud ortodoxa de sus participantes: “Éramos obstinados en aquello de rapear y punto. No nos podíamos salir mucho de la veda. Creíamos que para los estribillos y las florituras melódicas ya había otras músicas”. Él mismo confiesa haberse identificado siempre en este bando “purista” del género, aunque reconoce cierto aperturismo hoy en sus creencias: “Cuando vas madurando descubres que la diversidad y los contrastes pueden hacer que tus versos suenen de una manera óptima”, y remata: “Después de tanto tiempo en esto, salir de mi zona de confort se ha vuelto un reto más que una traición a mis principios; es experimentar otras vías”. Preguntado por una hipotética colaboración que sorprendiera al público por lo insólito sostiene: “Por decir alguien muy loco… trabajar con Raphael y tener a mi disposición toda su banda y sus medios sería un sueño.”
Sobre la faceta del productor de rap ha planeado siempre el fantasma del plagio, personificado en el sampleo. Un fenómeno sobre el que han corrido ríos de tinta respecto a su aplicación y legalidad y que se encuentra en la esencia propia del hip hop. Hazhe, de convicciones morales férreas, responde: “Hay que entenderlo como una herramienta creativa que tienes que moldear. Si yo copio algo literal no me siento bien conmigo mismo puesto que no hay nada de mí en eso. Tengo que ser noble y currármelo mucho, así duermo mejor.”
Durante la hora aproximada que dura la conversación, da tiempo incluso para desmontar ciertos estigmas y mitos ligados al rap: el lenguaje excesivamente vulgar y directo que acompaña a una actitud extravagante de los raperos. De nuevo, lo tiene claro: “Intentamos ser lo más nítidos posible con el lenguaje y no ahondar en eufemismos. Hay que llamar a las cosas por su nombre y no podemos autocensurarnos. Además, se ha demostrado socialmente que la censura solo sirve para empoderar algo más”.También desmitifica esa actitud de estrella del rock generalizada: “No somos como las grandes estrellas de los años 70. Tampoco me he encontrado con actitudes ‘tiquismiquis’ a la de hora de producir a un artista. A lo sumo lo máximo que me han pedido es un té antes de grabar (risas).”
Estamos para potenciar al artista, aunque yo lo que pido siempre es respeto
Por otro lado, Hazhe asume con honradez ese rol altruista que se le ha asociado siempre a su gremio y que, paradójicamente es lo que le ha terminado por colocar en la cima de la producción musical de rap en habla hispana. Antes de despedirse, deja esta reflexión para entender por qué la música independiente no debe sucumbir a la dictadura del parné: “Siempre hemos tenido ese rol secundario. Estamos para potenciar al artista, aunque yo lo que pido siempre es respeto. No queremos acaparar las primeras planas y nos conformamos con que nuestro nombre aparezca, al menos, en los créditos. El que es productor por vocación entiende que el premio no es monopolizar la portada sino sencillamente que la música salga adelante, porque eso es lo que te activa esa parte del cerebro que te reporta la satisfacción como ser humano.”
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Justo antes de escribir el comentario, me encuentro con este disclaimer: "No se admiten comentarios insultantes, amenazantes, machistas, LGTBQfóbicos, racistas o discriminatorios de cualquier tipo". Sólo quería deciros que he empezado a escuchar en streaming el disco; y siendo yo muy fan de ensanchar y transitar entre los límites del discurso de odio y la libertad de expresión, el disco es un compendio de letras machistas de las más oscurETAs, homófobas, sexistas, apología de la cultura de la violación (y sólo he escuchado 3 canciones por ahora). Lo de no admitir comentarios discriminatorios pero incluir contenido que los promociona... no me acaba de cuadrar.