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Movilidad
El coche eléctrico no arranca en Europa
Simbolizado en una gráfica, el escenario que manejaba la industria respecto a la evolución de la cuota de mercado europeo de los vehículos cero emisiones era una curva ascendente. Sin embargo, esa trayectoria se ha truncado en el primer semestre de 2022: si en el segundo semestre de 2021 los vehículos eléctricos de batería (BEV, eléctricos puros que propulsados únicamente con la energía de sus baterías) alcanzaban el 13% de las ventas, en los seis primeros meses del presente año esa cifra se ha reducido al 11%.
También lo ha hecho la progresión de descenso de emisiones de CO2 derivadas de los vehículos en el viejo continente. Tras dos años consecutivos de caídas anuales en torno al 12%, en el primer semestre solo han descendido un 2%, según el análisis de los datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente hecho por la coalición de organizaciones ecologistas Transport & Environment (T&T) en colaboración con la española Ecodes.
Esta federación ha presentado este lunes 17 de octubre un estudio en el que no solo alerta de la ralentización de la electrificación del parque móvil europeo, sino también de la causa de ello. Según Cristian Quílez, responsable de transporte y movilidad de Ecodes, “la ausencia de incentivos está haciendo mucho más que la contracción de la cadena de suministro para frenar las ventas de vehículos eléctricos en Europa”.
China sí hace los deberes
La progresión europea no se corresponde con una tendencia global. China ha duplicado su cuota de ventas de vehículos eléctricos en el primer semestre de 2022, llegando al 18%, mientras que en Estados Unidos, aunque con una tasa que está aún lejos de la europea, también han aumentado las ventas considerablemente hasta duplicarlas en un año y rebasar la barrera del 5%.
La principal fuente del problema europeo es, para los autores del estudio, la falta de incentivos normativos —y no los problemas de escasez en la cadena de suministros global— lo que frena la electrificación de los fabricantes de automóviles europeos. De hecho, los modelos chinos ya suponen el 5% de los vehículos eléctricos de batería vendidos en el mercado europeo, y la proyección según las tendencias actuales es que su cuota en 2025 oscilará entre el 9 y el 18%.
“Los actuales objetivos de CO2 de los coches no funcionan. La UE debe aprobar ya definitivamente la eliminación progresiva de la gasolina y el diésel en 2035 y eliminar las lagunas que debilitan los objetivos de los fabricantes de automóviles”, señala Quílez. Para los autores del informe, las administraciones deberían, además, apoyar medidas como “el leasing de coches eléctricos a bajo coste para que también sean asequibles para todos, y aprobar medidas sociales que garanticen la transición y los desplazamientos a toda la ciudadanía”, explica el responsable de Ecodes.
Esta medida ya se ha puesto sobre la mesa en países de nuestro entorno. El ministro de Cuentas Públicas, Gabriel Attal, anunció el pasado agosto que el Gobierno quiere conseguir que haya vehículos eléctricos disponibles por cien euros al mes a través de subsidios, en el marco de una estrategia para impulsar la descarbonización del parque móvil galo.
El estudio, sin embargo, remarca que los fabricantes de automóviles europeos se centran cada vez más en los modelos de gama alta, dejando el mercado de masas de lado, lo que para T&T supone que este segmento pasaría a estar dominado en el futuro por fabricantes no europeos.
España, a la cola
España se encuentra a la cola de la venta de vehículos completamente eléctricos. Si bien Suecia es el país europeo con una mayor cuota —el 27,6%—, la cifra baja estrepitosamente en el caso español: solo un 3,5% de las ventas en el primer semestre de 2022, a la par con Italia (3,6%).
El caso español es, además un rareza en Europa, pues existe un dominio de los híbridos enchufables —vehículos principalmente propulsados por combustibles fósiles pero con baterías de apoyo recargables en la red—. De todos los vehículos que poseen baterías eléctricas que pueden ser conectadas a la red para su recarga, el 62% son híbridos enchufables frente a un 38% de eléctricos puros. Como señalan desde T&T y Ecodes, se trata de “una anomalía dentro de Europa que resulta de un plan MOVES que incentiva con el mismo dinero público a unos vehículos que contaminan mucho más de lo que reflejan las emisiones oficiales”.
Así, además de la reducción del 100% de las emisiones de CO2 de todos los coches nuevos para 2035, tal y como aprobó el Parlamento europeo, desde T&T plantean a la UE que se oponga al uso de dinero público para inversiones en combustibles fósiles y promueva acciones como que las ciudades europeas adopten el compromiso de electrificación de las flotas públicas para 2030 o que todas las nuevas ventas de vehículos de flotas corporativas sean completamente eléctricas para dicho año.