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Macrogranjas
Miles de gallinas muertas en una macrogranja de Valladolid tras un brote de gripe aviar
Una pala gigante introduce cadáveres de gallinas en un camión. Así es como una explotación aviar de Íscar, Valladolid, actúa para alejar un brote de gripe aviar que ha afectado a miles de gallinas, tal y como ha documentado Greenpeace en unas fotos exclusivas.
La explotación, que se encuentra a escasos 1.000 metros del centro del pueblo, alberga a 134.000 aves, según los datos de la organización. Y, alertan de que, pese a las medidas de seguridad, el ambiente es el hábitat ideal para patógenos, en una de las zonas de mayor producción avícola del país.
Para esta organización ecologista, las imágenes demuestran que las macrogranjas son “bombas de relojería” que “ponen en jaque la salud del planeta y de las personas”. “Las explotaciones industriales son el entorno perfecto para la proliferación de este tipo de virus, ya que numerosos individuos genéticamente muy similares se ven obligados a vivir hacinados. Este es precisamente el modelo predominante en España y cada vez más en el mundo”, informan desde la organización.
Macrogranjas
Ganadería intensiva Nación macrogranja
Unas imágenes que se cuelan a pocas horas de que castellanoleoneses y castellanoleonesas depositen sus papeletas, en unas elecciones marcadas por la polémica por estas instalaciones. Las urnas pueden marcar el futuro de este tipo de instalaciones y, desde Greenpeace, piden que quienes consigan el poder aprueben una moratoria para estas instalaciones, tal y como ya ha ocurrido en Castilla- La Mancha.
“Las explotaciones industriales son el entorno perfecto para la proliferación de este tipo de virus, ya que numerosos individuos genéticamente muy similares se ven obligados a vivir hacinados”
Brote que se expande
“Si a esto se suma que los animales se suelen trasladar a largas distancias, se da una segunda condición que facilita la propagación del virus. Y esto no es porque falten las medidas de bioseguridad en estas explotaciones, si no simplemente porque estos ambientes crean el hábitat ideal para los patógenos”, continúa la organización ecologista.
No en vano, el primer brote de gripe aviar de 2022 en España se daba a mediados de enero en Fuenterrebollo (Segovia), provincia colindante, en una granja de pavos, que albergaba 18.900 ejemplares. La mitad de las aves murieron a causa del virus y el resto fueron sacrificadas. Además, las explotaciones situadas a 10 kilómetros a la redonda tuvieron que ser intervenidas.
Entre los factores de riesgo para la transmisión del virus está la acumulación de excrementos. Greenpeace cita al ministerio de Sanidad para advertir que los virus aviares pueden vivir hasta 100 días a 4° centígrados. En el agua sobreviven hasta cuatro días a 22º centígrados y más de 30 días a 0º centígrados.
Y apunta que el último informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) recomienda la reducción de la densidad de estas explotaciones para combartir este virus, especialmente en las zonas donde más se concentran estas actividades.