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Desigualdad
Seis de cada diez hogares con dificultades para permanecer en el mercado laboral están en riesgo de pobreza
En su análisis de datos, Eurostat define la intensidad de trabajo como la cifra que refleja “cuánto han trabajado [en meses] todos los miembros del hogar en edad de trabajar en comparación con su pleno potencial”. Dicho de otra forma: la situación laboral del último año de las personas menores de 65 años que componen un hogar. A más intensidad de trabajo —más meses trabajados en el año—, más ingresos y por tanto menos riesgo de pobreza. A menos intensidad de trabajo, menos dinero y más riesgo de pobreza. La media europea de riesgo de pobreza en hogares con esta denominada “intensidad de trabajo” ya alcanzó el 64% en 2020.
Concretamente, se considera que la intensidad del trabajo es muy baja “cuando los adultos del hogar tuvieron un tiempo de trabajo igual o inferior al 20 % de su tiempo de trabajo total combinado potencial durante el año anterior”. Por el contrario, se considera que la intensidad del trabajo es muy alta “cuando los adultos del hogar tienen un tiempo de trabajo superior al 85 % de su tiempo de trabajo total combinado potencial”.
Según las cifras recientemente aportadas por este barómetro europeo, los países de la Unión presentan significativas diferencias entre ellos en este índice. En Lituania y Rumanía esta cifra de riesgo de pobreza en hogares de baja intensidad de trabajo aumenta al alrededor del 85%, mientras que en Dinamarca e Irlanda se reduce al 49%. La forma en la que el sistema resulta tremendamente excluyente según la capacidad de las personas para integrarse en el mercado laboral se demuestra claramente cuando se contrapone el 64% de personas en riesgo de exclusión que viven en hogares de baja intensidad de trabajo con el 5,3% de personas en riesgo de exclusión que viven en hogares con muy alta intensidad laboral o el 23,6% de quienes lo hacen en hogares con intensidad laboral media.
El riesgo de exclusión de personas que viven en hogares con la denominada baja intensidad laboral coincide con el de la media europea (64%), mientras el de aquellas que lo hacen en hogares de intensidad laboral media supone el 30% —cerca de siete puntos porcentuales más que la media—
En el caso de España, las cifras se distribuyen de esta manera: el riesgo de exclusión de personas que viven en hogares con la denominada baja intensidad laboral coincide con el de la media europea (64%), mientras el de aquellas que lo hacen en hogares de intensidad laboral media supone el 30% —cerca de siete puntos porcentuales más que la media, lo que corrobora el fenómeno de trabajadores pobres— y equivale a un 8% en el caso de intensidad laboral alta, cifra que también refleja una peor situación en el caso nacional con respecto a la media europea.
Las cifras ponen de relieve la necesidad de políticas públicas enfocadas a paliar las desigualdades derivadas del acceso o no a un puesto de trabajo, argumentario firmemente defendido por los colectivos que apuestan por la Renta Básica Universal (RBU). Los datos desglosados también confirman la pertinencia de ayudas enfocadas a la inclusión en grupos poblacionales especialmente afectados por las dificultades de acceso al mercado laboral —o conciliación—, como las personas solteras con hijos a cargo o las personas migrantes, entre las cuales las cifras de baja intensidad laboral, y con ello su relación con la tasa de exclusión, aumentan considerablemente.