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Culturas
El primer ciclo de la Universidad Feminista abre sus puertas en Madrid
Entre febrero y mayo se celebra en Madrid Culturas y feminismos, una serie de sesiones y talleres organizados por la Universidad Feminista para revisar discursos culturales.
Poner la lupa en la construcción de las mujeres en los discursos culturales —históricos y actuales, en teatro, cine, literatura o música— es uno de los propósitos con los que se estrena la primera actividad organizada por la Universidad Feminista en Madrid.
Considerar a las mujeres sujetos sociales, activos y participantes en los procesos históricos es la perspectiva bajo la que se analizarán diferentes expresiones culturales en el ciclo Culturas y feminismos, que se inaugura hoy, lunes 12 de febrero, con una presentación en la que se leerán varios textos que fijan el punto de partida de esta iniciativa de aprendizaje y debate que se desarrollará hasta mayo en el Espacio de Encuentro Feminista en Madrid.
Carolina Fernández Cordero y Marta Ortiz Canseco, de la Universidad Feminista, son las encargadas de abrir fuego en esta primera sesión y explican a El Salto que uno de sus objetivos es “traer los discursos culturales al ámbito de lo emocional, no en el sentido de cómo sentimos los textos culturales, sino de que su análisis no se convierta en algo aséptico, algo que pretende ser objetivo y que deja el ámbito de lo privado a un lado; se trataría de ver cómo esos discursos nos interpelan en todos los niveles”.
Y ponen como ejemplo a un texto literario que construye una cierta imagen de las mujeres: “Es interesante deconstruirlo desde cómo nos afecta emocionalmente esa imagen y qué efecto produce en nuestra manera de estar en el mundo”.
Ambas reconocen que la mirada feminista sobre las construcciones culturales les ha transformado, y que, precisamente, ese cambio es lo que persiguen también con estas jornadas: “Ha mejorado nuestra vida, ha respondido a preguntas que no conseguíamos responder, nos ha liberado, nos ha ayudado a entender el mundo y sobre todo a enfrentarnos a la violencia cotidiana que soportamos como mujeres. Queremos compartir y contagiar este entusiasmo que nosotras sentimos con las personas que sigan el ciclo”.
Asimismo, explican que entienden las manifestaciones culturales como productos ideológicos con una capacidad transformadora “altísima” y rechazan que los llamados estudios de género sean un compartimento más dentro de la academia: “Queremos que el género se convierta en un punto de partida para cualquier análisis, y no uno más entre los posibles”.
Su presentación es la primera de las sesiones que componen este ciclo Culturas y feminismos, todas con entrada gratuita salvo la del lunes 26 de febrero, que será la representación de la obra Otras-Versión de la compañía chilena Teatro Público en la sala La Puerta Estrecha.
El 12 de marzo se revisará la presencia de mujeres en la narrativa decimonónica, con la presentación del libro Andando se hace el camino: calle y subjetividades marginales en la España del siglo XIX, de Sara Muñoz-Muriana.
El 4 de abril, Helena de Llanos propone un paseo por la vida y obra de Emma Cohen, a quien conoció muy de cerca.
El lunes 16 de abril será el turno para la música, con un trabajo de Lise Segas sobre el rap feminista en Latinoamérica.
También sobre Latinomérica versará la sesión del 7 de mayo, concretamente acerca de la construcción social e identitaria a través de la literatura contemporánea escrita allí por mujeres. Raquel Arias Careaga, profesora en el área de Literatura Hispanoamericana en la Universidad Autónoma de Madrid, conducirá esta jornada.
Y en el cierre del ciclo, el 21 de mayo, se tratará del papel de las mujeres en el cine de vanguardia, con la investigadora Sonia García López.
Las dos organizadoras resumen con precisión la intención de su análisis sobre los discursos culturales y el papel que juegan: “Los discursos culturales nos construyen una identidad concreta que luego se transfiere a la materialidad y a la cotidianidad, incluso a nuestro propio cuerpo. Y el consumo de cultura en esta sociedad es constante, aunque no lo parezca porque esté asociado al ocio la mayor parte de las veces. Nos gustaría, precisamente, sacar los discursos culturales de esa idea de ‘ocio inofensivo’, para entender los modos en que configuran nuestras identidades”.