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Colombia
Gustavo Petro pone el rostro a la esperanza de cambio en la segunda vuelta de las elecciones de Colombia
Es difícil comparar la rotundidad con la que se expresa Francia Márquez cuando habla: “Dignidad es que los niños y niñas tengan espacios libres y que no se los reclute por actores armados y que luego el Estado los asesine”. Márquez es una de las 39 millones de personas que están hoy llamadas a votar en la segunda vuelta de las elecciones colombianas, pero es también la candidata a vicepresidenta del Pacto Histórico, la coalición política que por primera vez en la historia reciente del país puede llegar a gobernar con un proyecto progresista.
Colombia, que ha sido dirigida a lo largo de décadas por la sombra de Álvaro Uribe y el paramilitarismo, puede dar hoy un paso definitivo para alejarse de su historia de violencia, que ha dejado nueve millones de víctimas y más de 5 millones de personas desplazadas internas según los datos de Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno. Con Siria y Afganistán, Colombia está en el top 3 de los países con más desplazamiento del mundo. Y en el recién publicado Índice de la Paz Global, aparece entre los 20 países con mayor grado de violencia, en la posición 144 de 163. El mismo índice calcula que un 25% de la riqueza del país se pierde por culpa de la guerra no declarada en la que el país lleva décadas inmerso.
El periodista y sociólogo bogotano Felipe Martínez asegura que, de ganar, “el gobierno de Gustavo Petro daría un respiro, sería una transición para que la sociedad colombiana viva y acceda a unos derechos básicos que debería garantizar cualquier estado en el mundo”. Pese a que en las últimas horas en una fuerte operación represiva el gobierno ha detenido a 16 jóvenes que protagonizaron el Paro Nacional y que estaban organizando jornadas de pedagogía para la campaña del Pacto Histórico, persiste el espíritu optimista con el que se defiende la campaña del “vivir sabroso” durante esta jornada electoral que comienza con un empate técnico en las encuestas entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández.
Escándalos y uribismo
Hernández es un empresario de la construcción, multimillonario y exalcalde de Bucaramanga, que, salido de la nada, consiguió pasar a segunda vuelta con un 28,15% de los votos el pasado 30 de mayo. La tendencia de las encuestas desde esa primera vuelta, ha mostrado un sube y baja según escándalos y filtraciones de ambos candidatos. La última, un video del candidato apoyado por el uribismo bailando con mujeres en bikini y directivos de la compañía Pfizer en un yate lujoso en Miami. A sus 77 años, Rodolfo Hernández ha desacatado el fallo de tutela que le ordenaba asistir a un debate presidencial al que acudió solo Gustavo Petro y del que se levantó afirmando que “nosotros nunca dejaremos esta silla vacía, siempre estaré abierto al debate y a la discusión de los errores que un gobierno siempre tiene”.
La primera vuelta, en la que Petro obtuvo un 40% de los sufragios, el mejor resultado cosechado nunca por el progresismo en el país sudamericano, terminó con un regusto amargo por culpa de una certeza: el poder colombiano va a hacer lo necesario para que no se produzca un cambio de régimen. Así, Hernández se ha convertido en la esperanza del uribismo y sus continuadores pese a que su discurso apela a la expulsión de los políticos “corruptos” y aquellos que viven de la política. Junto a Hernández se presenta como candidata a vicepresidenta Marelen Castillo, una desconocida académica que apela a los sectores cristianos de la sociedad colombiana.
Petro, que no pudo llegar al objetivo de una victoria en primera vuelta sin precedentes en la historia democrática del país, tiene como reto asegurar tres millones de votos más entre “los excluidos” del sistema, víctimas de la larga marginación impuesta hacia las comunidades indígenas, campesinas y afrodescendientes por el poder colombiano. Para el candidato de la derecha, el objetivo es absorber el voto del tercero en discordia en las elecciones del pasado mayo, Fico Gutiérrez, y obtener un 1,5 millones de votos adicionales.
Lejos de esa paz, en la última semana en el departamento de Nariño, comunidades indígenas del pueblo Awá denunciaron el reclutamiento de jóvenes de su territorio
Los votos por el Pacto Histórico se concentraron en los departamentos periféricos más golpeados históricamente por la violencia estructural como Nariño, Chocó, Putumayo o el Cauca. Hoy, la posibilidad de que Colombia cambie un destino asociado a la guerra pasa por la movilización de esos sectores. Para ello, como explicaba Márquez en la entrevista con El Salto: “El primer desafío para gobernar este país es lograr la paz, el consenso en favor de la paz”.
Lejos de esa paz, en la última semana en el departamento de Nariño, comunidades indígenas del pueblo Awá denunciaron el reclutamiento de jóvenes de su territorio, la explosión de minas antipersonas y el desplazamiento de 480 familias debido a enfrentamientos indiscriminados entre grupos armados. El Cauca por su lado, ha registrado tres asesinatos de líderes sociales –dos del pueblo indígena nasa-, un feminicidio, enfrentamientos entre disidencias de las FARC y ejército y la explosión de por lo menos una motobomba cerca de la sede del cabildo indígena nasa del municipio de Corinto.
El riesgo de exterminio físico y cultural de estas y otras comunidades indígenas travesadas por décadas de guerra, es cada día más alto. Y la energía que éstas han depositado en la campaña del Pacto Histórico es una muestra de la confianza que el proyecto de Petro y Márquez destila entre ellos. Sin embargo, según Felipe Martínez, la posible llegada de Petro a la Casa de Nariño, “no va a cambiar las cosas, va a ser un cambio de clase política dominante, pero las políticas de despojo contra los pueblos seguirán imperando porque se tendrán que cumplir tratados que no son de gobierno sino de estado, con el FMI con la OCDE, con el Banco Mundial”. “Por muy progresista y alternativo que sea un gobierno no tendrá nivel de respuesta ante las agendas del capital internacional”, añade.
Sin embargo, con la victoria de Rodolfo Hernández, la perpetuación de la guerra es segura y la decepción y la frustración entre los ocho millones de colombianos que le apuestan a Gustavo Petro y Francia Márquez desde hace cuatro años, agudas. El día de ayer, Colombia se levantaba con otro escándalo: un video de una simulación verosímil de la registraduría nacional de los resultados de los comicios. Esta marcaba 45,75% para Hernández y un 45,39% para Petro. El magistrado del Consejo Nacional Electoral Luis Guillermo Pérez ha pedido explicaciones. Mañana las tendrá.