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Crisis climática
Los sumideros de carbono, el 'greenwashing' que elevará las hambrunas
El Gobierno del Reino Unido fue el primero del G7 en anunciar en 2019 su compromiso de lograr cero emisiones netas de carbono (CO2) para contribuir a la lucha contra el cambio climático. “Si bien estos objetivos parecen positivos y a menudo los medios de comunicación informan sobre ellos sin cuestionarlos críticamente, podrían convertirse en una distracción peligrosa que podría poner en peligro el futuro del planeta si no se definen con claridad”, alerta Oxfam en su informe Un riesgo neto, presentado hoy.
Oxfam indica que no es lo mismo “emisiones netas” que “cero emisiones netas” y “cero emisiones”. Detrás del juego de palabras se esconden los sumideros de carbono, el nuevo green washing que la confederación de organizaciones no gubernamentales considera que, de seguir los planes de las empresas más contaminantes, con el beneplácito de los gobiernos, se elevarán las hambrunas de las poblaciones con rentas más bajas del planeta, al arrebatarles las tierras agrícolas para reforestarlas con bosques destinados a la reabsorción de C02, los sumideros de carbono.
“Los compromisos para adoptar cero emisiones netas han proliferado porque dan a los Gobiernos y a las grandes empresas lo que tan desesperadamente buscan: una manera práctica de mostrar que están tomando medidas drásticas para frenar la catástrofe climática, cuando en realidad no lo están haciendo”, ahonda el informe. El texto recalca que, “en numerosas ocasiones”, los objetivos de conseguir cero emisiones netas “son un mero lavado de cara que permite seguir con el statu quo”; sin dejar de emitir emisiones contaminantes, sin el decrecimiento necesario para no rebasar ese grado y medio que sitúa al planeta al borde del abismo climático.
El green washing del que alerta Un riesgo neto se refiere a la compra de créditos medioambientales permitidos por el Acuerdo de Kioto —yo emito tanto CO2, por lo que pago tantos árboles para que absorban dichas emisiones— y que Oxfam quiere poner freno o, al menos, quitarle el manto opaco que le envuelve para que los acuerdos sean “transparentes, específicos y estén sujetos a plazos determinados”.
En menos de cien días, entre el 1 y el 12 de noviembre, la Cumbre del Clima se reunirá en Glasgow. “Es una oportunidad para acordar una auténtica reducción de las emisiones de carbono de cara a 2030, pero existe el riesgo de que los Gobiernos y las grandes empresas se escondan tras una maraña de endebles compromisos para lograr cero emisiones netas en 2050, en vez de asumir la ardua labor de tomar medidas inmediatamente para evitar el desastre climático”, sostiene el informe.
Según los cálculos de Oxfam, la superficie de tierras necesaria para la eliminación del carbono atmosférico planeada podría llegar a ser de cinco veces el tamaño de India, o el equivalente a todas las tierras agrícolas del planeta
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No hay suficiente bosque para tanto CO2
“Si bien no cabe duda de que poner fin a la deforestación y restaurar y gestionar tierras de manera sostenible cuando sea posible es una medida positiva y aporta enormes beneficios ecológicos y sociales, resulta matemáticamente imposible plantar el suficiente número de árboles para cumplir con los objetivos de lograr cero emisiones netas de los países y las grandes empresas. Simplemente no hay suficientes tierras para ello”, considera Oxfam.
Según los cálculos de la organización, la superficie de tierras necesaria para la eliminación del carbono atmosférico planeada podría llegar a ser de cinco veces el tamaño de India, o el equivalente a todas las tierras agrícolas del planeta. Los planes de la Unión Europea pasan por absorber 225 millones de toneladas equivalentes de CO2 mediante 90 millones de hectáreas de tierra, si los países de la UE se basan únicamente en ampliar la superficie forestal para lograr este objetivo.
Los sumideros de carbono permiten a las empresas de carbón, petróleo y gas, así como las grandes energéticas, seguir contaminando mediante el secuestro del carbono en la vegetación y en el suelo. Esto generaría “un incremento de la demanda por la tierra, sobre todo en países de rentas bajas y medias, que podría desencadenar desplazamientos masivos y crisis alimentarias”. En India, estos conflictos por la tierra ya afectan a medio millón de personas de comunidades tribales y habitantes de los bosques, advierte Oxfam.
Por todo ello, la entidad que lucha contra el hambre reitera la necesidad de “gestionar la tierra de manera que permita abordar tanto el cambio climático como el hambre, al mismo tiempo que se refuerzan los derechos y la resiliencia de las comunidades”, y cita el éxito las estrategias agroecológicas y agroforestales de la región del Sahel, “ejemplo de que es posible lograr cero emisiones y erradicar el hambre”.
Recientemente, la organización mostró que los precios de los alimentos se han disparado un 40% en el último año, lo que ha contribuido a que 20 millones de personas más se hayan visto arrastradas a una situación de crisis alimentaria y a que el número de personas que viven en condiciones cercanas a la hambruna se haya multiplicado por seis.
“Si se utilizan a gran escala, los métodos para absorber el carbono atmosférico basado en el uso de la tierra, por ejemplo a través de plantaciones masivas de árboles, podrían provocar una aumento del precio de los alimentos del 80% para 2050”, advierte Oxfam.