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Aviación
Solo el 16% de las emisiones de Iberia está sometido a alguna regulación
Nuevos datos sobre cómo gestiona la Unión Europea (UE) las emisiones de gases de efecto invernadero de la aviación comercial revelan el agujero climático que Europa tiene en sus compañías aéreas, incluidas las españolas. Si en noviembre la Agencia Europea de Seguridad Aérea corroboraba una investigación que señalaba que el impacto en el calentamiento global de la quema de queroseno es tres veces superior a los estipulado, ahora un nuevo estudio de Transport & Environment (T&E) y Carbon Market Watch (CMW) saca otra vez los colores a la industria: el 70% de las emisiones generadas por los aviones comerciales no está sujeto a ningún tipo de regulación.
Las dos confederaciones ambientales han publicado este lunes, 29 de marzo, las cifras totales de emisiones de la industria aeronáutica en Europa relativas al año 2019, unos datos que se conocen por primera vez en la historia, ya que hasta ahora solo se disponía de las emisiones contempladas dentro del régimen de comercio de derechos de emisión de la UE (RCDE), relativas solo a los vuelos dentro del Espacio Económico Europeo.
Andrew Murphy: “Después de un año entero despilfarrando ayudas en rescates de aerolíneas, los gobiernos deben plantearse un cambio de rumbo”
“La conclusión es demoledora”, denuncian ambos colectivos. Menos de un tercio de las emisiones totales son objeto de regulación, “lo que implica que a día de hoy las aerolíneas europeas pueden contaminar libremente en sus operaciones fuera del mencionado espacio económico”.
Los largo alcance, fuera de la ley
La normativa comunitaria actual supone que las aerolíneas tan solo paguen por las emisiones de los vuelos que tienen lugar dentro del Espacio Económico Europeo. Las rutas de largo alcance, cuyas emisiones no se regulan y por las que las compañías no pagan impuestos, constituyen el grueso de la actividad de las principales aerolíneas radicadas en la UE. Lufthansa son el 77% del total; el 83% en Air France y el 86% en British Airways. En total, son 65,9 millones de toneladas de dióxido de carbono fuera del régimen de comercio de derechos de emisión.
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En España, Iberia lanzó a la atmósfera solo en 2019 5,67 millones de toneladas de CO2 y de ellas solo el 16% están reguladas, lo que implica que el 83% de sus emisiones “se beneficiaron del limbo legal generado por la ausencia de marcos regulatorios”, denuncian desde T&E y CMW. Iberia es la sexta aerolínea europea con mayotr volumen de emisiones y la tercera en proporción de emisiones no reguladas.
En el caso de Air Europa, la compañía también integrante del Grupo International Airlines Group (IAG) emitió 2,34 millones de toneladas de CO2, de las cuales el 71,4% no están sujetas a regulación.
Ayudas sin contraprestación medioambiental
En un contexto de ayudas y rescates como los de Air Europa o Plus Ultra, Andrew Murphy, director de aviación de T&E, ha señalado que “después de un año entero despilfarrando ayudas en rescates de aerolíneas, los gobiernos deben plantearse un cambio de rumbo y concentrarse en hacer que el sector sea más ecológico”. “Se debería obligar a las aerolíneas a pagar por las emisiones de todos sus vuelos, y exigirles que utilicen combustibles más limpios”, apunta.
En 2008, la UE intentó incluir la aviación de larga distancia en el régimen de comercio de derechos de emisión, pero el sector presionó hasta conseguir que los vuelos entre países de la UE y de fuera de la UE quedaran excluidos de la normativa reguladora. “El pretexto era permitir la creación de un sistema internacional de regulación de las emisiones de CO2 auspiciado por Naciones Unidas que reuniera al conjunto de las aerolíneas a nivel global”, denuncian desde ambas organizaciones.
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Las tres últimas crisis han venido acompañadas de quiebras, rescates y fusiones de compañías aéreas. Esto abre un futuro incierto para un sector económico clave que parece no levantar el vuelo sin dinero público.
Dicho sistema es el promovido por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y conocido como Corsia. De aplicación obligatoria por los Estados solo a partir de 2027, su objetivo es mantener las emisiones del sector en niveles de 2020, lo que le ha valido no pocas críticas por falta de ambición.
Es más, un estudio encargado por la propia Comisión Europea señala que Corsia podría en realidad socavar los esfuerzos climáticos europeos. “Es probable que el sistema promovido por la OACI no consiga alterar materialmente el impacto climático del transporte aéreo, debido a su diseño y falta de transparencia y aplicabilidad”, denuncian desde T&E.
“Corsia no es más que una excusa barata de la que se sirve el sector de la aviación para seguir actuando como hasta ahora”, señala Gilles Dufrasne, responsable de políticas en CMW
“Corsia no es más que una excusa barata de la que se sirve el sector de la aviación para seguir actuando como hasta ahora”, señala Gilles Dufrasne, responsable de políticas en Carbon Market Watch. “En lugar de defenderlo, la UE debería oponerse a las voces del sector que reclaman el desmantelamiento del RCDE europeo”, añadía, abogando por poner fin a las exenciones de las que se benefician actualmente las aerolíneas, “incluida la libre distribución de permisos de contaminación”.
La Comisión Europea se encuentra actualmente revisando su régimen de comercio de derechos de emisión, con el objetivo de determinar si los vuelos que entran o salen del Espacio Económico Europeo deben formar parte de él, así como de decidir una fórmula para articularlo con el sistema Corsia.
Como señala Pablo Muñoz, coordinador de la campaña de Aviación de Ecologistas en Acción, organización integrante de T&E, “la UE no solo debe reforzar el RCDE, sino también establecer medidas fiscales como el impuesto al queroseno, cancelar toda financiación de aumento de infraestructuras aeroportuarias y promover la utilización de biocombustibles avanzados con estrictos criterios de sostenibilidad”.