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El pasado domingo 6 de agosto, expiraba el plazo para que la junta militar que ascendió al poder en Níger el 26 de julio tras destituir y detener a quien fuera presidente electo desde 2021, Mohamed Bazoum, diera por terminado el golpe de estado. El ultimátum, anunciado por la Cedeao (Comunidad Económica de Estados de África Occidental) y respaldado por Francia y Estados Unidos, amenazaba a la junta surgida tras el golpe con una intervención militar en caso de no restituir el régimen democrático en el país. Durante los días previos al domingo, un ir y venir de declaraciones, ha perfilado un nuevo mapa de alianzas y tensiones en el Sahel, una región castigada por la violencia de grupos armados, marcado por la perpetuación del colonialismo y empobrecida por un extractivismo que no ha cejado en las últimas décadas.
Un ultimátum sin consecuencias
El golpe del pasado 26 de julio, sucedido esta vez en un país aliado de Francia, repetía un esquema familiar en el que militares disidentes apartaban a mandatarios que pese a haber sido elegidos en las urnas, estaban lastrados por el descontento de la población y a los que se consideraban incapaces de proteger a la ciudadanía del país o defender los intereses económicos nacionales. Si bien los golpes precedentes ocurridos en Mali (2020 y 2021), Burkina Faso (2022), o Guinea (2021) han provocado la expulsión de estos países de la Cedeao, en el caso de Níger también se ha amenazado con una intervención militar.
Una advertencia que, en vista de los días posteriores en los que tanto la Cedeao como las grandes potencias han rebajado la tensión, parece haber sido un órdago, pues tras el día límite se ha impuesto la opción de una solución diplomática a través del diálogo, incluso cuando la Junta nigerina ha dejado claro su falta de voluntad de permitir interferencias externas, evitando reunirse en varias ocasiones con los organismos internacionales.
Tras el día límite se ha impuesto la opción de una solución diplomática a través del diálogo, incluso cuando la Junta nigerina ha dejado claro su falta de voluntad de permitir interferencias externas
De hecho, a principios de esta semana rechazaron recibir una delegación de la Cedeao, la Unión Africana y las Naciones Unidas, aduciendo que no se daban las condiciones de seguridad necesarias dada la movilización de la población. Y es que parecen contar con el apoyo popular: miles de manifestantes salieron el pasado lunes a respaldar al Consejo en Niamey. Apoyan el golpe también desde el movimiento M62, que agrupa a numerosos colectivos sociales y ha sido muy crítico con el presidente depuesto.
Otro golpe de estado en el Sahel
“Degradación continua de la situación securitaria” y “mala gobernanza económica y social”, este fue el balance que los militares que ejecutaron el golpe de estado el día 26 de julio. Así, después de que la guardia presidencial detuviera al hasta entonces jefe de estado en Palacio, el autodenominado Consejo nacional para la salvaguardia de la patria comunicaba a través de la televisión pública el derrocamiento de Bazoum, el cierre de fronteras, y un toque de queda.
El golpe progresará con el apoyo del Jefe del Estado Mayor del ejército. Ya desde el inicio, el respaldo no se limitará al estamento militar, el mismo 27 de julio se dan varias manifestaciones en las calles de Niamey saludando el golpe, aunque otras protestas exigen la vuelta a la democracia. El 29 de julio, el general Tchiani, quien era jefe de la guardia presidencial desde 2011, es proclamado líder del consejo. Paralelamente, la Unión Europea, Francia o Estados Unidos deciden detener toda cooperación o envío de ayuda al país para condenar el golpe.
El país, que se situa en el número 189 de 191 en el índice de desarrollo humano tiene diez millones de personas por debajo del umbral de pobreza, lo que supone un 41% de su población. Un 40% del presupuesto de Níger proviene de la ayuda extranjera. Interrupciones en la ayuda y sanciones económicas, como las desplegadas por la Cedeao, que ha suspendido al país de su membresía— podría empeorar aún más la situación.
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Sin embargo, como ya pasara en Mali y Burkina Faso, los militares golpistas priorizan su soberanía ante la Cedeao —a la que, dada su cercanía con Francia, consideran una herramienta al servicio de los intereses europeos— y la antigua metrópoli, que en el momento del golpe contaba con 1.500 soldados en el país, en el marco de la operación Berkhane, operación que desde 2014 tiene como misión combatir a los grupos armados yihadistas y garantizar una mayor seguridad de la población.
El país, que se situa en el número 189 de 191 en el índice de desarrollo humano tiene diez millones de personas por debajo del umbral de pobreza, lo que supone un 41% de su población
El desempeño de las fuerzas francesas es ampliamente cuestionado por las poblaciones sahelianas, empezando por Mali —de donde se desplazaron los primeros militares tras el golpe de 2020, pasando por Burkina Faso y terminando en Níger. Retirarse siguiendo voluntades y normas ajenas ha supuesto una cierta humillación para Francia, que no solo ha debido confrontar un sentimiento antifrancés cada vez más generalizado, si no que ha sostenido a nivel interno toda una serie de críticas por la amplia inversión en estos años en los que se ejecutó la operación, y los escasos resultados, llegando a ser calificada como “despilfarro”, y “fracaso” por parte de los críticos en el país.
Níger, que sufre en su territorio de la acción de diversas milicias y grupos paramilitares algunos de carácter yihadista, es uno de los países descontentos con la presencia francesa, los militares golpistas han optado por legitimarse en el sentimiento antifrancés para reconfigurar un gobierno en principio independiente del yugo colonial. Así, junto a los 1500 soldados franceses, mil efectivos norteamericanos eran evacuados del país.
Dos bloques enfrentados
Mientras el presidente de Argelia, alertaba la semana pasada de que una intervención en Níger podría desencadenar una guerra regional y hacer que el país terminara en una situación similar a Libia. En la Cedeao, integrada por Senegal,Gambia, Guinea Bissau, Sierra Leona, Liberia, Costa de Marfil, Ghana, Togo y Nigeria, además de los estados ahora suspendidos a raíz de sus golpes de Estado (Burkina Fasso, Mali, Guinea y ahora Niger), las posiciones han sido desparejas.
Mientras Senegal —envuelta en su propia crisis institucional—, Costa de Marfil, Liberia y Nigeria —a pesar de diferencias en el senado del país— habían anunciado su voluntad de participar en una intervención militar, si fuera necesario. Burkina Fasso y Mali, por su parte, habían declarado que en caso de atacar a Níger ellos también entrarían en guerra. Así, la región se divide en dos bloques, tras la secuencia de golpes de Estado, apoyados por una población sedienta de un cambio real.
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Ampliando el foco al ámbito internacional, en la región se juegan los equilibrios entre potencias internacionales, y se pone de manifiesto que los países africanos ya no tienen por qué negociar con Europa, pueden acercarse a Rusia o China, lo que les viene permitiendo mayor autonomía a la hora de tomar decisiones. Esta opción se traduce en algunas casos, como acaba de suceder en Níger, en afianzar vínculos con el grupo Wagner, los mercenarios rusos que además de vender su apoyo, hacen sus propios negocios con los recursos africanos.
Hasta ahora, mientras la cotidianeidad pre y post golpe, en los casos de Mali y Burkina Faso, está impregnada de violencia perpetrada desde distintos actores: grupos yihadistas, en su momento las fuerzas francesas o los propios ejércitos implicados, los golpes de Estado han sido incruentos. No faltan sin embargo actores que cuestionan la estrategia de los militares y llaman a restablecer un orden democrático. Mientras, las banderas rusas aparecen en las manifestaciones de apoyo al nuevo orden.
Francia vs Rusia
Con la presencia militar francesa en sus antiguas colonias, la perpetuación del franco CFA, y la centralidad de los intereses económicos en el Sahel, son muchas las poblaciones africanas que no sienten que los tiempos del colonialismo estén superados. Se trata de panafricanismo que no olvida las injerencias extranjeras para deponer líderes molestos, o ganarse la fidelidad de las elites.
Sin embargo, el problema de la seguridad supone un desafío enorme para estos estados, que no queriendo contar con el ejército francés optan por tejer alianzas con la Rusia de Putin o con China, relevante en el continente desde hace décadas. Sin pasado colonial en el continente, ambos países están mejor considerados por una generación de militares que quieren emanciparse de Francia, aliándose con otras potencias.
Con la presencia militar francesa en sus antiguas colonias, la perpetuación del franco CFA, y la centralidad de los intereses económicos en el Sahel, son muchas las poblaciones africanas que no sienten que los tiempos del colonialismo estén superados
En este escenario, Rusia está ampliando su influencia en la región, cobrando particular relevancia el grupo Wagner, que funciona como herramienta de Rusia, pero que también, como organización de mercenarios, tiene sus propios objetivos e intereses, y un preocupante historial en materia de derechos humanos. Si bien, desde Estados Unidos, se ha querido dejar claro que Rusia ni Wagner, están detrás de lo sucedido en Níger, la potencia ha insinuado que ambos actores se estarían aprovechando de la situación en el país.
Uranio y migración
En estos días de señalamiento de la colonia, el concepto de Françafrique, como zona de influencia de la antigua metrópoli que persiste como parte del presente, engloba poder político, dominio cultural e intereses económicos. En el caso nigerino, la explotación del uranio, a través de la multinacional francesa Orano (antigua Areva), es fundamental para el país europeo que consigue con esta materia prima alimentar sus centrales nucleares. El país cuenta además con reservas de oro y petróleo.
Mientras los recursos minerales salen sin problema del país, no pasa lo mismo con las personas que intentan buscar una oportunidad viajando al norte. Niger es también un país de paso para cientos de miles de personas migrantes, que expulsadas por el empobrecimiento de los países y la inestabilidad en la región pasan por Agadez, al norte del país, para proseguir su camino hacia Libia. La externalización de las fronteras ha hecho del límite norte del país, una frontera más de Europa, generando un negocio en torno al paso de migrantes hacia el Norte.
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Estados Unidos tiene una de sus mayores y más importantes bases de aviones no tripulados en Níger: la Base Aérea 201, cuya construcción costó 110 millones de dólares y cuyo mantenimiento cuesta entre 20 y 30 millones más al año, en uno de los países más pobres de la Tierra. Níger es, por su situación geográfica, importante para la estrategia del Pentágono en África. Está situado en medio del Sahel, una región con mucha actividad militar estadounidense y francesa, donde miles de tropas están estacionadas regularmente. Washington utiliza sus bases de aviones no tripulados en Níger, en el corazón del Sahel, para tratar de ejercer su dominio militar en África septentrional y occidental, en coordinación con las fuerzas que el Mando de África estadounidense, o AFRICOM, tiene desplegadas por todo el continente. Si Washington pierde a su aliado en Níger, el nuevo gobierno militar nacionalista podría intentar cerrar las bases militares extranjeras y echar a los cerca de 1.000 soldados estadounidenses que hay en el país.
“se cree que el país cuenta con mil millones de barriles de reservas de crudo, según la Organización Africana de Productores de Petróleo”. S&P Global Commodity Insights señaló que Níger ha estado construyendo un oleoducto con su vecino del sur, Benín, para transportar las exportaciones de crudo hacia el Golfo de Guinea y el océano Atlántico.
Níger recibía aproximadamente el 70% de su electricidad de Nigeria. Pero el gobierno nigeriano, estrechamente aliado con Occidente, le ha cortado el suministro.
En Francia, una de cada tres bombillas se enciende gracias al uranio nigerino. En Níger, cerca del 90% de la población no tiene acceso a la electricidad.
https://www.sinpermiso.info/textos/eeuufrancia-amenazan-con-intervenir-en-niger-rico-en-recursos-temor-de-guerra-en-africa-occidental
África y sus pueblos se están jugando, otra vez, la oportunidad de generar una salida soberana e independiente y de cortar con el neocolonialismo europeo.
Ya lo intentaron los líderes populares, como Nyerere, Sankara, Cabral o Lumumba, pero la CIA y las diferentes agencias de inteligencia europeas los asesinaron para imponer sus dictadores de turno.
En este caso, estos gobiernos, aprovechando el apoyo popular, deberían de romper todos los acuerdos de libre mercado y la presencia de la corporaciones extractivistas. Nacionalizar sus recursos y generar una reformar agraria es indispensable para lograr la soberanía alimentaria, trabajo campesino y obrero, industrialización y desarrollo local.
No al imperialismo en África!