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Tóxicos
La Comisión Europea cede a la presión de la industria y retrocede en la prohibición de químicos peligrosos
Han pasado casi tres años desde que la Comisión Europea se comprometió, en 2020, a reformar las normas de autorización y uso de sustancias químicas en Europa, el conocido como reglamento REACH. En teoría, este norma transversal mejoraría y aumentaría el nivel de protección de la salud y el medio ambiente siguiendo la estela del Pacto Verde Europeo. Sin embargo, esta semana ha trascendido una documentación que ha adelantado The Guardian y que deja en tela de juicio la ambición del ejecutivo europeo y que deja entrever que no cumplirá con esas promesas y se alineará con las exigencias del lobby de la industria química.
Amparadas en la legislación de transparencia, un nutrido grupo de oenegés europeas se han hecho con un documento de la Comisión Europea que evalúa el impacto que tendrá la revisión de la legislación, en términos de costos para la industria y beneficios para la sociedad. La Oficina Europea de Medio Ambiente (EEB) y ChemTrust denuncian que este documento sugiere que la Comisión Europea “está considerando escenarios en los que reduce los químicos peligrosos de solo el 50% de los bienes de consumo”. Pero también se barajan escenarios en los que solo se cubrirá el 10% o el 1% de los productos del mercado, recalcan.
Tóxicos
Tóxicos La UE se salta su propio plan para reducir las sustancias nocivas en los productos cotidianos
La dimensión del nuevo escenario que se abre es, cuanto menos, incierta. La Iniciativa Europea de Biomonitoreo Humano (HBM4EU) es un programa que lleva en activo cinco años y que involucra a 116 agencias gubernamentales, laboratorios y universidades que analizan la presencia de 18 de los grupos de sustancias químicas más problemáticos en orina y en muestras de sangre. Han analizado las muestras de más de 13.000 personas de 28 países europeos diferentes. El que es el programa de detección de sustancias químicas tóxicas más grande de Europa ha encontrado que “partes significativas de la población están expuestas a múltiples sustancias peligrosas por encima de los niveles que podrían causar enfermedades graves”.
A pesar de las conclusiones de esta red científica y su insistencia en abogar por una normativa más rígida, Bruselas tiene entre sus planes reducir drásticamente el compromiso de prohibir los productos químicos más dañinos de los productos de consumo. Hace justo mil días, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Frans Timmermans , prometió que “por regla general, se prohibirá el uso de las sustancias más dañinas en los productos de consumo”. Pero tras esta revelación, las expectativas de ambición se han reducido drásticamente entre la comunidad científica. En lugar de cubrir todos los productos de consumo con la nueva prohibición, planea prohibir el 50% de los productos como máximo y solo el 1% como mínimo, lo que permitiría que continúe la exposición generalizada del público a sustancias químicas peligrosas. “Esto no evitaría impactos severos en la salud, incluidas las contribuciones al cáncer, la infertilidad, la obesidad, el asma y las enfermedades neurológicas”, concluyen desde la Oficina Ambiental Europea.
Herbicidas
España, a la cabeza de Europa en venta de pesticidas
El Estado español ha vendido cerca de 80.000 kilogramos de pesticidas en 2016, siendo líder de ventas en Europa en categorías como fungicidas y bactericidas, según cifras del Eurostat.
La Jefa de Política Química de la EEB, Tatiana Santos, ha sido contundente al respecto: “El fracaso de la UE para controlar los productos químicos nocivos está escrito en la sangre y la orina contaminadas de todos los europeos. Sin embargo, la Comisión se está preparando para permitir que los productos químicos más dañinos se sigan utilizando en al menos la mitad de los productos en los que se utilizan actualmente, a pesar de su evaluación de que los ahorros relacionados con la salud superarán ampliamente los costos para la industria. Cada día de retraso trae más sufrimiento, enfermedad e incluso muerte prematura“. La retirada regulatoria de la UE podría ser, explica, ”el clavo en el ataúd del Green Deal, alimentando el cinismo y socavando la confianza en el Proyecto Europeo a menos que la Comisión cumpla su promesa de productos de desintoxicación".