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Música
Albany: “La gente que comparte las agresiones homófobas tiene un problema en la cabeza”
Mostrarse como es, ser natural y no crearse un personaje falso. Así ve Albany las claves para tener un fandom tan fiel. Y es que a la nacida en Girona, pero criada en Granada, no le hace falta hablar de drogas, de calle o de robar. “Quien farda de eso es porque no lo ha tenido que vivir”, sentencia una de las referentes actuales de la música urbana, quien, aunque asegura no consumir drogas, cuenta que no ha tenido infancia nada fácil con las drogas alrededor de su vida.
Aunque publicó el año pasado la mixtape Se trata de mí, hace unos meses ha lanzado “bb tú me oyes”, un ejemplo de sus canciones de desamor, que según ella “pueden ayudar a la gente a sentirse identificada”.
Feminista y consciente de la importancia de “asociarse y trabajar unidas”, está en Ladradora, un sello musical únicamente de mujeres. De hecho, atiende a El Salto en un concierto en Conde Duque (Madrid) únicamente con artistas femeninas.
Bautizada como la voz sad (triste) del trap español, reivindica la salud mental como algo “importantísimo”. Aunque lamenta “no poder luchar todas las injusticias del mundo”, sí que demanda una mayor implicación en el mundo artístico con la realidad que nos atañe. Ella misma se ha posicionado en varias ocasiones contra la extrema derecha, el machismo o la homofobia.
Tu última mixtape, Se trata de mí, es un trabajo largo. En un contexto en el que la gente apuesta más por la canción rápida, ¿esto te consolida como artista?
Creo que eso es algo que depende del público de cada artista. Hay a quien le gusta más trabajos largos y elaborados para ponérselos en casa de chill, pero a mí me gusta también que un artista sea constante. Viene siendo lo mismo.
La etiqueta más clásica que se te pone es la de la ‘trapera triste’. También haces reguetón o RnB. ¿Hacia dónde va tu evolución como artista?
Realmente no es algo que piense. Me nutro de todo tipo de sonidos o de canciones que escuchaba cuando era pequeña. No me centro solo en una cosa. Me gusta mucho experimentar y cambiar.
En lo relacionado con la música triste, la salud mental está en el foco del debate. ¿Cómo de importante es la salud mental?
Muchísimo. Es algo que he notado en la gente que me escucha. A veces hasta somos “masocas” escuchando música depresiva cuando estamos mal. Hay que tener mucho porque una persona que no está muy bien puede volverse adicta y crearse su propio mundo cíclico del que no sale. Tampoco vamos a hacer de psicólogos del público, pero sí que es algo importante.
¿Cómo han sido estos meses sin conciertos y sin estar en contacto con el público?
Pues bastante malos. Ahora va volviendo todo poco a poco. La gente se siente rara en los conciertos o discotecas y es normal. Pero esperemos que todo siga yendo a mejor. A mí hasta casi se me había olvidado como dar conciertos.
Cualquier persona independientemente de su género tendría que poder hacer música urbana. Antes sí que era más de hombres y poco a poco nos hemos ido haciendo hueco
En la música urbana, en los últimos años se ve a muchas más chicas. Siendo tú una creadora femenina, ¿qué te parece?
Es muy importante. Al fin y al cabo las mujeres también hacemos música. Cualquier persona independientemente de su género tendría que estar ahí. Antes sí que era más de hombres y poco a poco nos hemos ido haciendo hueco. Si no lo tenemos ya, poco falta.
Estás en Ladradora, un sello de mujeres. ¿Cómo de importante es unirse para crear cosas juntas?
Muchísimo. La unión y la fuerza tiene que salir de dentro para que se pueda ver desde fuerza y que la gente se active y se pueda tomar como referencia para que sea algo que se expanda.
En otras entrevistas he visto que te quejabas de que en los medios os intentan enfrentar a veces.
Sí. A veces incluso entre los propios fans por el salseo, muchas veces el típico heterosexual raro. Lo que hay que hacer es pasar, a mí me da igual.
En temas como “Loyalty” dejas clara la realidad de los barrios y te posicionas en contra de la romantización de las drogas y de la calle. ¿Qué piensas sobre esa moda que siempre está ahí?
Soy antidrogas. No me gusta que la gente lo pase mal. Sobre todo cuando la droga te afecta a la cabeza y uno se pone malo. Como todo el mundo se droga tampoco quiero llevar ninguna bandera. Que cada uno se drogue si quiere, pero con responsabilidad y que evite estar mal. No quiero que un cantante lo venda como algo guay, porque un niño de 13 años puede escucharlo e imitarlo. Lo que no quiero es que parezca que digo: “No te fumes un porro en tu vida porque te va a ir súper mal”. Tampoco creo que sea la única que lo esté diciendo.
Y, paradójicamente, con la música mucha gente es capaz de salir de esa posición.
Sí. Aun me lo dijo una amiga de toda la vida el otro día, que yo dejé de estudiar y mira dónde llegué. A veces hay que tirar para donde uno quiere que si haces lo que crees que tienes que hacer. ¡Que no quiere decir que no estudieis! (risas).
Siempre ha habido una crítica de cómo se trata a los artistas urbanos en los medios de comunicación. ¿Es por la clase social a la que se pertenece?
Creo que van a criticarte por todo. No me lo tomaría como algo muy personal.
Yung Beef y Pxxr Gvng son algunos de estos ejemplos de criticados. Sobre los que todos vertieron sus prejuicios. ¿Han absorbido ellos los primeros ataques para que luego el resto hayáis podido haceros hueco?
Sí. Fue un boom. Dentro de que todo el mundo se reía de ellos, abrieron una puerta al resto. Vamos a hacer música. Si no escribo “hacer” con “h”, me da igual porque hago un tema y es la bomba. Todo el mundo que se reía al principio luego los escuchaba, he de decir que me incluyo. Ahora es al revés. Si no lo escuchas ya no molas.
Algunos periodistas hablan del machismo en el reguetón aún a día de hoy. ¿Cómo lo ves?
Yo no quiero tener una disciplina de que ya que soy artista tenga que explicar esas cosas. Se desarrolla solo en las entrevistas o cuando un artista se da a conocer. Obviamente, de forma indirecta sí se cambian las cosas cuando hago una canción que evidencia algo. Todo acaba fluyendo y la gente se acaba dando cuenta.
Ojalá no existiera el dinero, no me gusta
Siempre te preguntan por el dinero, pero en canciones como “Money on the floor” aseguras que este no da la felicidad.
Soy muy hippie. El dinero me da igual. Pensar que todo el mundo se mueve por el dinero me acaba amargando. Prefiero estar en una chabola y feliz sin necesidad de perseguir todo el rato el dinero. Obviamente hay que currar y comer. La gente se obsesiona con conseguir dinero como si eso fuese a estar siempre relacionado con el poder y la importancia. Ojalá no existiera el dinero. no me gusta.
Te has posicionado contra Vox, la intolerancia, el racismo y la homofobia. ¿Es importante posicionarse en estos temas siendo artista?
Sí, muchísimo. Si tienes seguidores y una repercusión está bien que la utilices. Hay gente que se centra solo en sí misma. No te importa nada compartir un post. Con que la gente lo vea puedes ayudar bastante. Es algo bueno.
¿Qué piensas sobre las últimas agresiones lgtbifóbicas?
Lo que pensamos todos. Si lo compartiera tendría un problema en la cabeza. No se deberían permitir estas cosas.
Tienes una base de fans bastante sólida. ¿A qué crees que se debe?
Por mis canciones y lo que transmito. No tengo un papel o un personaje. Me da igual un poco esa pose. Creo que ser natural hace que conecten conmigo. También las letras que son muy sentidas, no soy psicóloga, pero creo que sí que ayuda. De todas formas, es una pregunta para ellos (risas).
¿Dónde te ves dentro de un año?
Haciendo cosas muy guays y con un equipo de trabajo muy bien montado, pero de puertas para adentro la misma persona.