Islamofobia
Caso Badaoui: cuando la islamofobia te condena al destierro

1.200 firmas respaldan la petición al Ministerio de Interior de que detenga la orden de expulsión contra Mohamed Said Badaoui, calificando el proceso que está sufriendo este activista como islamofobia institucional.
Mohamed Said Badaoui
El activista por los derechos de la comunidad musulmana, Mohamed Said Badaoui, durante una rueda de prensa.
13 sep 2022 07:00

Ha pasado más de un mes desde que a Mohamed Said Badaoui, vecino de Reus, le llegara la comunicación del Ministerio de Interior que puso su vida patas arriba. Tras más de 30 años residiendo en Catalunya, la orden de expulsión que le llegó a Badaoui, establecido en Reus, casado con una ciudadana española y con tres hijos nacidos en el país, supone “un castigo  tanto emocional como mentalmente”, desarrolla el propio Badaoui en conversación con El Salto.

Respaldado por colectivos contra la islamofobia, por el tejido asociativo local, así como por el PSC, ERC y Junts de Reus, junto a los grupos de En Comú Podem, ERC, la CUP y Junts en la Generalitat, Badaoui, presidente de la Asociación para la Defensa de los Derechos de la Comunidad Musulmana (Adedcom), acusa tantas semanas de incertidumbre: “Está siendo una situación muy agobiante porque no sabes cómo va a acabar esto. Estás con la angustia de no saber qué es lo que te depara el futuro. Si te van a expulsar, si no te van a expulsar, si vas a poder seguir aquí después de tantos años”. 

Y es que, llegado a Catalunya con solo 10 años, Badaoui solicitó finalmente la nacionalidad española hace dos años. La respuesta fue negativa. La razón: Badaoui estaría radicalizado. No conforme con ese veredicto el activista —implicado en la lucha contra la islamofobia e inserto en el mundo asociativo de su ciudad— pide explicaciones. A la administración no le gusta este cuestionamiento. Badaoui, que contaba con residencia definitiva ve revocado su permiso: una orden de expulsión le insta a abandonar el país en el que ha vivido por décadas. “Hemos empezado un proceso contencioso administrativo en Fiscalía en Madrid pidiendo que aporten pruebas de que soy una persona radicalizada, entonces ellos en vez de venir con las pruebas que les ha pedido el juez, pues me vienen con la vía de la orden de expulsión, usando la Ley de Extranjería”. Como Badaoui, Amarouch Azbir, presidente de Al-Forkan, una asociación cultural islámica sin ánimo de lucro de Vilanova i la Geltrú pidió explicaciones ante la denegación de su nacionalidad con el mismo argumento: su presunta radicalización. Él también ha recibido una orden de expulsión.

Islamofobia
Frente a la islamofobia. Nuevas políticas para nuevos racismos
Islamofobia no es, a pesar de su nombre, miedo al islam. En realidad, es un fenómeno complejo compuesto de varios factores. Por una parte, es una forma de racismo contra las personas musulmanas o leídas como tales, independientemente de cuál sea su práctica religiosa efectiva

El grupo de apoyo a Mohamed Said Badaoui presentaba ayer 1.200 firmas exigiendo a Interior que detenga la expulsión de Badaoui en lo que consideran un caso de “islamofobia institucional”. Badaoui no es la única persona a la que se ha negado la nacionalidad en base a lo que el Estado español considera radicalización, explica Salma Amazian, integrante del grupo de apoyo, coautora del libro La radicalización del racismo: islamofobia de estado y prevención antiterrorista. “No tenemos los datos de cuántas personas han pasado por esto porque rara vez se denuncia. Generalmente lo que hacen es reproducir el paradigma securitario que relaciona el islam con criminalidad y terrorismo”.

En el caso de Badaoui, explica la activista, para Interior la creación de Adedcom es interpretada como un intento de radicalizar a los jóvenes musulmanes, una afirmación que no llegan a explicar o fundamentar, ni responden a las alegaciones presentadas por el abogado del afectado. “En todos los casos que hemos conocido es igual: el cuerpo policial de turno interpreta cualquier actitud y posicionamiento de la persona desde la óptica criminalizadora y cualquier cosa les sirve para confirmar que esa persona está ‘radicalizada’”.

“Hay muchas personas que estarían en el mismo perfil que yo, son activas en redes sociales, han denunciado vulneraciones de derechos. Pero en mi caso, como soy musulmán y soy inmigrante, se me puede perseguir y se me puede expulsar del país”

El informe que sustenta la carta de expulsión de Badaoui desgrana cuáles serían las razones por las que el Ministerio dictamina su expulsión del país: “dice que soy muy activo en redes sociales, tengo muchos contactos a nivel político, o sea, tanto provincial, como autonómico, como estatal. También alegan que tengo pretensiones políticas y que he injerido en la política estatal”, explica Badaoui, transmitiendo una vez más su desconcierto ante el hecho de que se acuse de injerencia política a alguien que ni siquiera tiene derecho a voto. Considera que si no fuera musulmán o de origen migrante, no habría sufrido lo que califica como persecución. “Hay muchas personas que estarían en el mismo perfil que yo, son activas en redes sociales, tienen un abanico muy amplio de redes en el mundo de la política, han hecho activismo, han denunciado vulneraciones de derechos. Pero en mi caso, como soy musulmán y soy inmigrante, se me puede perseguir y se me puede expulsar del país”.

Para Amazian, el caso de Badaoui se inserta en un “entramado de islamofobia institucional vinculado a la cuestión de la prevención de la radicalización y el antiterrorismo” que incluye “leyes y marcos institucionales, las prácticas de la Audiencia Nacional, de los cuerpos de seguridad y sus planes de vigilancia y seguimiento o los protocolos y programas que desde el ámbito autonómico o local se han creado para que agentes sociales y políticos como servicios sociales, los profesores o los funcionarios de cárceles, detecten radicalización”. Un entramado, denuncia, que se nutre de y al mismo tiempo reproduce una marco estructural de islamofobia, que es construido alimentado por los medios de comunicación pero también a través de los imaginarios que reproduce la industria cultural. Así, quienes deciden quién está radicalizado y tienen el poder de actuar en consecuencia, están insertos en un sentido común pleno de “prejuicios racistas hacia la población musulmana y muy especialmente hacia los hombres musulmanes”. 

Mientras el ministerio de interior apunta a la “peligrosidad” de Badaoui a partir de sus publicaciones en las redes sociales, o de sus intervenciones en los medios de comunicación, quienes le defienden son colectivos y organizaciones cercanas al activista, que contestan desde ahí las acusaciones vertidas contra él. “Quienes forman la administración local, o las personas de un tejido asociativo muy amplio que me conoce, dicen que he colaborado en la convivencia, en tejer puentes entre las diferentes comunidades, en ayudar y mediar. Es desde la distancia que me acusan de lo contrario que dice la gente que me conoce porque trabajamos codo a codo diariamente”, una contradicción que para Badaoui denota el carácter persecutorio de las acciones de Interior. 

Ahmed Nasser El Alaoui es integrante de Joventut Multicultural Musulmana. Manifiesta en conversación con el Salto cierto temor a que, como en el caso de Badaoui, sus afirmaciones puedan ser tergiversadas y usadas contra él. Para El Alaoui, la orden de expulsión contra Badaoui es un claro ejemplo de cómo  el “relato islamófobo, a través de la construccion de un enemigo tanto en el imaginario social, como en el argumentario político, influye en las politicas de estado y en las politicas de seguridad”. 

Señalar la participación política, el activismo de una persona como algo problemático, da cuenta, para el periodista Youssef Ouled, de una de las asunciones que conlleva la islamofobia y que es reproducida por los medios: “No somos considerados sujetos políticos, sino amenazas. Existen además lugares comunes a los que los medios, de forma inconsciente o no, recurren a la hora de hablar de nosotros y tiene que ver con el uso indiscriminado y errado de conceptos que acaban por estigmatizarnos y señalarnos. Esta es una tendencia informativa en toda Europa que impide toda empatía social posible”.

Amizian pone un ejemplo de esta tergiversación de términos, y apunta a cómo este discurso confuso viaja de los medios y las redes de la extrema derecha a la institución, incluyéndose en las acusaciones que Interior hace contra Badaoui. “Utilizan el término salafismo con ambigüedad y sin una fundamentación y saben que el uso de esa nomenclatura coloca la sospecha sobre cualquier musulmán por el desconocimiento general favorecido por, precisamente, los discursos de extrema derecha a nivel internacional”. La acusación de salafismo, sin explicar qué es ser salafista, y en qué fundamentan la afirmación de que Mohamed sea salafista, o de qué manera constituye un peligro para la seguridad nacional, bastan a Interior para expulsar a una persona que lleva toda su vida en el país. “Parece como si el activismo de Mohamed Said es lo que lo convierte en un peligro. Y la pregunta es para quién. Y cuántas de nosotras lo somos según esta óptica”.

Desde espacios como el Observatorio de la Islamofobia se ha constatado como la información que se publica relativa a personas musulmanes suele estar relacionada con cuestiones negativas como el crimen, la amenaza terrorista o los problemas de integración. Ouled considera que, junto a esta construcción de discurso negativo, los medios suelen dar credibilidad a la versión policial. “Lo hemos visto con personas que han sido señaladas, investigadas e incluso encarceladas por supuestas actitudes de ‘radicalización’ de las que los medios se han dado eco a bombo y platillo, pero que luego han quedado absueltas por falta de pruebas sin que ningún medio diera la noticia de esto último”. No solo quienes han sido acusados en los medios sin pruebas sufren las consecuencias de la islamofobia: el daño es colectivo: “la comunidad musulmana es sometida a un juicio mediático, social y político cada vez que una persona musulmana es etiquetada como sospechosa y/o peligrosa”.

“Utilizan el término salafismo con ambigüedad y sin una fundamentación y saben que el uso de esa nomenclatura coloca la sospecha sobre cualquier musulmán por el desconocimiento general favorecido por, precisamente, los discursos de extrema derecha a nivel internacional”

Vox y el precedente francés

El partido de ultraderecha ha señalado a Badaoui insistiendo en la peligrosidad del activista en su marco discursivo donde la migración y sobre todo, la comunidad musulmana supone una amenaza. “Ha habido un claro linchamiento tanto en redes como en medios contra Badaoui. Lo hemos podido ver antes y después de que saliese la noticia. Los constantes ataques de Vox contra Mohamed y los musulmanes, hablando de un problema de integración, es algo que venimos viendo en Francia desde hace muchos años,  la misma deriva ha llegado al contexto español”, explica Al Alaoui en referencia al país vecino. El joven activista ve también un paralelismo claro entre la prohibición del Collectif contre l'islamophobie en France y la criminalización de la organización creada por Badaoui. “Ambas son entidades que defienden los derechos de las personas musulmanas”. Insta a tomar conciencia de la gravedad de que “ hacer activismo y defender derechos fundamentales se criminalice y se persiga”, y considera que esta deriva ha de ser enfrentada por toda la izquierda, no solo por los colectivos contra la islamofobia.

Francia
Segunda vuelta en Francia Franceses en tierra extraña
Casi nueve de cada cien franceses son musulmanes. Las dificultades que afronta este colectivo están marcadas por los prejuicios.

En el mismo sentido, Amazian echa en falta una mayor implicación de quienes no se ven afectados directamente. “Tenemos claro lo que se juega en este tipo de casos y estamos también cansadas de que no se haga al menos el suficiente ruido, de que el tema de la islamofobia esté totalmente ausente en los análisis sobre la extrema derecha internacional y los procesos de autoritarismo”.

Mientras señalan el marco general que posibilita que un vecino de Reus pueda ser detenido en cualquier momento, alejado de su familia y de su entorno en base a difusas acusaciones de “radicalización”, el grupo de apoyo apunta a que seguirá realizando acciones para denunciar la situación de Badauoi, quien por ahora ha sido expulsado de la normalidad y aguarda noticias desde la incertidumbre: “No sabemos nada, no nos han contestado al segundo escrito de alegaciones. Se están vulnerando mis derechos, estoy perseguido, no puedo estar tranquilo porque no sé en qué momento puede aparecer la Policía Nacional, detenerme y expulsarme del país. Yo no puedo vivir con esta inquietud durante mucho más tiempo”.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Migración
Derechos Humanos Cientos de personas migrantes denuncian la falta de citas para conseguir derecho de asilo en Granada
Cientos de personas migrantes se manifiestan en Granada ante la falta de citas para pedir el derecho a asilo, una problemática que se extiende por todo el Estado
Fronteras
Migración en primera persona “Nos tratan como si no fuéramos personas”
Participante del curso 'Las migraciones en el centro: contra la deshumanización de las fronteras', de la Escuela de Periodismo Crítico de El Salto, Jamal relata su experiencia migratoria desde que llegó a Melilla siendo un menor.
Migración
Migraciones Patera vacía: navegando en la necropolítica migratoria
Seguimos a un grupo de gente que se resiste a aceptar el designio de la suerte y del azar que hace que haya víctimas o supervivientes de manera injustamente aleatoria.
Emilio Herrera
13/9/2022 13:05

En mi opinión es claro que desde un Ministerio del Interior dirigido por alguien al que la Justicia europea ha reprochado su negativa a investigar la tortura en dependencias policiales se va ha hacer caso de los informes que una policía no depurada en su momento y llena de elementos de extrema derecha haga aunque no tengan ningún fundamento, luego se extrañan desde el PXXE del auge de Vox.

1
0
gabrielfdpb
13/9/2022 11:04

Gracias Sarah por este y otros tantos buenos artículos. Por favor, estaría bien que dieseis enlaces a las acciones relacionadas, por ejemplo, en este caso se citan las firmas, pero, y disculpar mi mala memoria si eso, no recuerdo una referencia anterior a donde firmar. ¡Salud!

0
0
Turismo
Vivienda y turismo De Canarias a Baleares pasando por Cantabria: la lucha por la supervivencia en los archipiélagos del turismo
Las movilizaciones contra los pisos turísticos, la masificación y un modelo enfocado al turismo que ha chocado con sus límites recorren todo el territorio español.
Palestina
Palestina Activistas reclaman al Gobierno español: el reconocimiento del Estado palestino no acabará con el genocidio
Decenas de personas han toman el vestíbulo de Atocha en protesta por la intensificación de los bombardeos de las FDI sobre la población civil y ven inutilidad en el reconocimiento de Palestina como Estado si acciones reales contra Israel.
Italia
Derechos a la salud ¿Se hunde la sanidad pública en Italia? Los ricos se saltan la cola
La desinversión en sanidad de los últimos años ha conducido a una carencia de profesionales sanitarias y a la proliferación de servicios de urgencias privados, en los que se paga para sortear las largas esperas que afectan a los centros públicos.
Contigo empezó todo
El Salto libros El Salto lanza su propia línea editorial con un libro sobre la otra historia de España
El Salto Libros se estrena con el volumen ‘Contigo empezó todo’, del periodista Eduardo Pérez, otra visión de la historia de España a través de 30 episodios olvidados. Suscríbete y te lo enviamos gratis.
Euskal Herria
Euskal Herria El ‘Triángulo de las Bermudas’ de los fondos Next Generation engulle la transición ecosocial
Cubren el 18% de la inversión de Mercedes en Araba: 185 de 1.000 millones de euros para empezar a fabricar furgonetas eléctricas al alcance de bolsillos pudientes. Los Next Generation están condicionados a contrarreformas y una deuda mutualizada.
Palestina
Genocidio España reconoce el Estado palestino y reafirma su amistad con Israel a pesar del genocidio en Gaza
Pese a que el gesto de España, Irlanda y Noruega ha sido bienvenido por las autoridades palestinas, la última semana ha puesto en evidencia la voluntad sionista de arrasar con cualquier posibilidad de un Estado palestino real.
Sumar
Propuesta de Sumar España es uno de los siete países de la Unión Europea sin prestaciones universales para la crianza
Todos los países del norte y el centro de la Europa de los 27 tienen ayudas para la crianza, que van desde los casi 50 euros mensuales en Eslovaquia, Letonia y Bulgaria a la 'Kindergeld' de Alemania (250 euros) y los 373 euros de los Países Bajos.

Últimas

Bebés robados
Bebés Robados La ley de bebés robados vuelve al Congreso por tercera vez
Siete años después de su primera entrada en la cámara, la propuesta de ley para la investigación del robo de bebés durante el franquismo y los primeros años de la democracia será tramitada de nuevo gracias a la lucha de las asociaciones.
Actualidad LGTBIQ+
Derechos LGTBI+ Las asociaciones LGTBI+ dejan la organización del Gay Games en València
La Fundació València Diversitat, Lambda, Avegal y Dracs acusan a PP y Vox de secuestrar el proyecto y de aplicar políticas de recorte de derechos LGTBIQ+.
Opinión
Opinión Brutalismo supremacista libertariano
Reflexiones sobre la cumbre de Madrid en la que se reunieron los líderes mundiales del capitalismo gore y formación del Anthropos 2.0.
Genocidio
Genocidio La Unión Europea convocará a Israel para evaluar el acuerdo preferencial por la violación de derechos humanos
El Consejo de la Unión Europea envía una señal de advertencia al régimen de Netanyahu después de que la Corte Internacional de Justicia pidiera el fin inmediato de la campaña de exterminio en Rafah.
Ocupación israelí
Genocidio en Gaza Israel desobedece a la CIJ y provoca una nueva masacre en un campo de refugiados de Gaza
Tres días después de que la Corte Internacional de Justicia ordenase a Tel Aviv detener los ataques, el ejército de Israel bombardea una “zona humanitaria” y asesina al menos a 50 palestinos.
Genocidio
Lucha contra el genocidio Acampada en la Universidad Complutense: las esporas del 15M que han germinado por Palestina
Estudiantado organizado de manera asamblearia que ya suma 500 tiendas de campaña desafía al consejo de rectores madrileños y promete resistir hasta que se rompan relaciones con Israel.
Mugimendu Sozialista
Mugimendu Sozialista Bernardo Atxaga y Joseba Sarrionandia censuran el veto a GKS en las txosnas de Bilbao y Gasteiz
Los escritores se adhieren a una lista de 150 artistas, entre los que están Fermin Muguruza o Itziar Ituño, para reclamar que “la participación en las fiestas populares sea un derecho universal”
Sidecar
Sidecar Nación favorecida: anatomía del vínculo anglo-estadounidense
El lento crecimiento económico de la economía británica registrado desde 2008 contrasta con el vertiginoso aumento de los beneficios obtenidos en el país por las empresas tecnológicas estadounidenses.

Recomendadas

Inteligencia artificial
Inteligencia artificial IA y crisis climática: las grandes tecnológicas escogen España para instalar sus gigantescos centros de datos
El boom de la IA ha disparado las necesidades de computación de los centros de datos y su consumo de agua. Las grandes tecnológicas buscan nuevas regiones para instalarlos. España entre ellos.
Unión Europea
Fronteras La ultraderecha prepara su asalto al Parlamento Europeo capitalizando el discurso antiinmigración
Las encuestan apuntan a una mayor representación en la Eurocámara de los dos espacios políticos de extrema derecha, mientras los países que demandan un endurecimiento del Pacto de Migración y Asilo son mayoría.
Memoria histórica
Eduardo Pérez “Quería recordar a las mejores generaciones que han pasado por España”
El periodista Eduardo Pérez, colaborador habitual de El Salto, firma ‘Contigo empezó todo’ un libro que rescata 30 momentos estelares de la otra historia de España, olvidada, silenciada y vilipendiada por el relato oficial.
Albania
Turistificación La otra cara de la Riviera Albanesa
La apuesta del Gobierno albanés de poner el futuro económico en manos del sector turístico está llevando a una masificación del sector que se traduce en la degradación del medio ambiente y un fuerte encarecimiento de la vivienda.