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Especulación
Artistas se movilizan ante el desalojo de los estudios DIY más grandes de Europa: “No queremos otro hotel”
Los músicos de la ciudad portuguesa de Porto están en lucha. La cámara municipal —el ayuntamiento— quiere cerrar las salas de STOP por considerar este centro peligroso. El lugar, que es un centro comercial abandonado y rehabilitado desde hace más de 20 años, es privado y de varios particulares, que alquilan hasta a 500 músicos para poder tener un lugar donde ensayar y trabajar en el corazón de la ciudad.
El edificio se sitúa a kilómetro y medio del conocido puente de Luis I de Porto. Puede parecer lúgubre o decadente, pero, según los músicos, es un espacio artístico crucial en una ciudad dominada por el turismo. El gobierno del alcalde Rui Moreira, presentado como candidato independiente pero apoyado por el Centro Democrático Social-Partido Popular, de derechas, alega que para poder tener un local de ensayo, se necesitan licencias de autorización. No obstante, “son ellos quienes se las dan a los propietarios y como llevan años queriendo que nos vayamos, no las conceden hasta dos o tres años. Es una pescadilla que se muerde la cola para desalojar el centro”, asegura Mafalda Brògueira a El Salto, artista que participa activamente en el centro.
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Por ahora, han desalojado ya 105 de las 126 salas de STOP durante diez días. El Ayuntamiento alega también que el espacio, construido como centro comercial en 1982, nunca fue pensado para las actividades musicales y que su estructura es insegura. El desalojo total está fechado para principios de octubre de este año. Mientras, según Brògueira, “los propietarios pierden dinero para hacer más difícil que consigan las licencias”.
Los músicos no lo ven así, sobre todo, dicen, cuando la gentrificación de la ciudad les ha quitado sus techos y “ha llenado el centro de Airbnbs”. STOP ha levantado toda una escena musical underground en Porto. “Ha servido para conocer compañeros, crear grupos musicales y crear una comunidad de ayuda y apoyo”, reivindica Brògueira. Tan importante es, que muchos lo llaman ‘La segunda casa de la música de Porto’, en referencia a la sala de conciertos de la ciudad.
De cumplirse con las pretensiones del gobierno local “se asestará un duro golpe a la cultura”
Aunque paguen por ensayar, la filosofía colaborativa sigue los principios punks del Do It Yoursel [hazlo tú mismo]. En él, cada grupo o artista tiene su espacio donde “toca libremente”, pero es habitual mezclarse entre músicos para crear en común. “Queremos seguir teniendo donde tocar y no que se convierta en otro hotel más”, espeta Brògueira. Para ella, “hay una voluntad de echar a la gente”, y cree que de cumplirse con las pretensiones del gobierno local “se asestará un duro golpe a la cultura”.
Movilizaciones por toda la ciudad
Ante esta situación, los artistas de todo Portugal se han movilizado. Han organizado una manifestación por la ciudad el pasado 18 de julio reclamando su “derecho a trabajar en la cultura”. Además, destacan que la temporada alta de conciertos es durante el verano y la mayor parte de los profesionales necesitan su espacio de trabajo para prepararse.
En voz de los artistas, consideran que su alcalde, también concejal de cultura de la ciudad, “no comprende el trastorno que está causando en la vida de cientos de trabajadores y sus familias, así como en la actividad cultural de la comunidad en su conjunto”. Valoran que bajo la gestión política del gestor, Rui Moreira, “Porto ha perdido su identidad y miles de habitantes debido a la crisis inmobiliaria” y enfatizan que su administración está siendo investigada por actividades de especulación inmobiliaria.
“Porto podría ser una ciudad increíble. Tiene masa crítica, carisma, artistas incansables y una belleza impar. El problema es que se escoge siempre a los tecnócratas como líderes. Era una ciudad. Hoy es la sede de Remax”, ha ironizado al respecto de la inmobiliaria la rapera de Porto Capicua en sus redes sociales. “No dejaremos que nos echen”, insiste, sin embargo, Mafalda Brògueira reivindicando mantener el espacio.